¿Quién eres? (⚠️)

176 21 5
                                    

Logan se encontraba exhausto, su respiración era pesada y luchaba por no gruñir de más o soltar algún gemido que diera a notar lo que estaba haciendo en la ducha, cerró los ojos y se dejó llevar por el vaivén de sus propias caderas, bajando y subiendo su mano por su enorme erección, primero fue lento, después más rápido torturandose a si mismo con esos movimientos, decir que estaba excitado era poco y más aun si la persona que rondaba su mente era Wade.

No iba a admitir que estaba enamorado del mercenario hacía ya algunos meses, su mente seguía nublandose más y más mientras imaginaba a Wade sonriendo por él, riéndose con él en alguna cita casual,  finalmente siendo tomado por él, se lo imaginaba debajo suyo pidiéndole más, rogando por ser atendido (aunque el que rogaba ser atendido era alguien más...) su corazón y su cuerpo ardían en deseo, finalmente llegó su tan esperado clímax, fue algo agresivo y casi que no supo el porque su cuerpo se había tornado en un cúmulo de sensaciones que lo hacían delirar tanto por el menor.

— Wade, maldito bastardo — dijo entre dientes y aun jadeando mientras reposaba su cabeza en la fría pared de la bañera.

Terminó de ducharse y se dispuso a bajar a desayunar con Gambito y la ciega Al aunque esta estaba ocupada en otras cosas, específicamente un polvito blanco.

— Bonjour Logan, ¿Qué tal el baño? — Gambito lo miraba de arriba para abajo con una sonrisa burlona mientras bebía su taza de café.

Logan por su parte lo miró con el ceño fruncido y una fingida confusión en su rostro.

— Vamos Logan, solo quiero confirmar lo que por suerte solo yo y esa adorable pulga — señaló a Dogpool que yacía sentada mirando la escena — escuchamos cuando subimos a ver si ya estaba libre el baño.

— No te atrevas a mencionar una puta palabra, papi.

— Cher calme, sabes que tu secretito está a salvo conmigo — dijo riéndose por lo bajo para que Al no escuchara nada.

Logan solo lo miraba fulminante y enojado, recordaba el bochornoso día en el que Gambito descubrió a Logan atendiendo sus más bajos e impuros deseos físicos mientras pensaba en Wade.

— Y dime Logan — lo miró curioso — ¿Ya tienes una respuesta a mi pregunta?

— ¿A qué te refieres?

— ¿Quién es Wade Wilson para ti?

El mayor solo gruñó al tiempo que se levantaba de la mesa y salía del comedor en dirección a la cocina.

Buscaba alguna cerveza fría en la nevera para tratar de pasar por alto el incómodo momento que había tenido minutos atrás con su compañero de piso hasta que encontró algo raro.

— ¿Leche sabor unicornio?

— ¡Oh cielos! De seguro se le olvidó a Wade, la última vez que estuviste en misión vino de visita con...Vanessa y se quedaron un par de días.

Logan miró a Gambito y este apartó la mirada lentamente de la de Logan ya que era una expresión por demás sombría y ahora si parecía realmente molesto.

— ¿Quién eres Wade? — dijo con tristeza mientras miraba el envase con etiquetas de colores.

El mutante se encontraba caminando a la deriva por las calles, miraba a la gente pasar por su lado riéndose, charlando y disfrutando su vida, quizá él también debía hacer lo mismo pues gracias a Deadpool tanto él como Laura y compañía habían encontrado una nueva oportunidad de vivir, sin embargo no contaba en absoluto con enamorarse del menor aun a sabiendas de que Wade amaba a esa chica, Vanessa, la cual si se lo preguntaban y de manera muy personal se había vuelto un dolor de huevos para él.

No soportaba el hecho de que tuviese la oportunidad de estar 24/7 con el mercenario, disfrutando sus nefastas bromas, su estúpida sonrisa, su andar, absolutamente no la soportaba, después de todo ¿Quién era ella?, claro, una simple humana que moriría a determinada edad dejando un vacío enorme en el corazón de ese mocoso engreído y adorable de traje rojo y negro.

Se engañaba a si mismo con el alcohol que consumía, el fuego de sus propios deseos crecía por debajo de su piel, no podía pensar en algo más duro que el amor que sentía por Wade, sin fantasías y sin miedo a nada más que a lastimar al menor cada día que pasaba era más consciente de lo mucho que lo anhelaba.

A veces imaginando escenarios donde el mismo clavaba sus garras en el pecho de Vanessa para acelerar el proceso de su inevitable muerte, se imaginaba con Wade viviendo en alguna de esas pintorescas historias románticas baratas de Hollywood pero trataba de mantener a raya esos pensamientos tan enfermos ya que era evidente que una acción así haría que no solo perdiera a Wade, si no todo lo que había recuperado gracias a él.

Se sentó en algún punto del parque, disfrutando del contacto del viento con su rostro y su cuerpo, sacó la botella de leche que antes estaba en la nevera del departamento y como si fuese algo sagrado la abrió con sumo cuidado, llevándola lentamente a su boca y bebiendo un sorbo de esta, se asqueó con el sabor exageradamente dulce del líquido y a su vez pensando en que seguro Wade debía amar ese sabor tan empalagoso, se puso aun más cómodo en el verde césped dejando caer su cuerpo por completo mirando al cielo, tratando desesperadamente de relajar sus pensamientos homicidas y sus obscenas fantasías con el mercenario.

No era alguien muy paciente pero solo por esta vez esperaría, esperaría a que la vida de Vanessa se apagara poco a poco, casi disfrutaría ver como la mujer iría envejeciendo, deteriorándose con el tiempo y cuando finalmente llegara el momento, podría hacer las cosas como eran debidas, para entonces tendría que estar listo, no tener miedo de expresar lo que sentía, poder ser un mejor Logan para si mismo, para todos y más importante aún, para Wade.

— ¡Logan! — una voz femenina lo llamó en la distancia.

— Vanessa.

Su cuerpo se tensó y sin darse cuenta las puntas de sus garras salieron de sus nudillos.

— ¡Guayabón!

Fue una caracia al alma y la clara salvación de un posible mal escenario para la mujer escuchar a Wade llamarlo otra vez con uno de esos ridiculos apodos después de tantos meses sin verlo desde que se mudó con Vanessa.

Logan guardó la botella de leche casi vacía, se levantó con pesadez y una sonrisa discreta, miró a ambos ir corriendo hacia él como si se tratase de 2 niños traviesos, después de todo, en comparación a sus mas de 2 siglos de vida eran un par de niños para él.

"Me prometí jamás volver a lastimar a nadie y eso haré, jamás volveré a morder"

— ¡Wade, Vanessa!

La mujer llegó solo un poco antes que Deadpool, dándole un abrazo corto a Logan y un beso rápido en la mejilla.

Wade miró a un lugar completamente aleatorio mientras bajaba la velocidad con la que corría y se dirigió a algunos de sus tantos amigos imaginarios quizá.

— ¿Qué chingados? No miren raro a mi chiquita y al mono vicioso — señaló hacia donde miraba — más vale no me oculten nada, lectores.

Finalmente llegó donde se encontraban su novia y su amigo los cuales lo miraban algo extrañados y confundidos, quizá nunca se acostumbrarían a que hablara con "sus amigos imaginarios."

Chocó una mano con el mayor y acto seguido se dejó envolver en sus brazos, era un abrazo cálido, Logan aspiró discretamente su aroma el cual no había detectado gracias a esa dulce leche con puntitos de colores.
Lo disfrutó por unos segundos y posteriormente se separó un poco para mirarlo a los ojos.

"¿Quién eres?" Fácil, el mercenario ahora mismo era su mundo entero, un mundo que por ahora sería inalcanzable.

— Cuanto tiempo Logie.

— Si, ha pasado un buen tiempo, papi.

Poolverine Angst (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora