Sueño y obsesión

192 13 3
                                    

Advertencia: Este capítulo puede ser sensible para el lector, donde se puede encontrar violencia física y verbal.


Le gustaba mucho pasar tiempo con sus amigos, más cuando se les pasaba el tiempo mientras reían y hacían tonterías, justo como ahora.

–Amigos me voy primero– se despidió Sanji de sus amigos.

– ¡Adiós! – dijeron todos al unísono.

Sanji con una sonrisa salió de aquel bar donde siempre frecuentaba con los demás. Y no es porque fuera vago, sino que algunos fines de semana salían a distraerse. Y qué mejor que hacerlo con sus amigos quienes siempre han estado a su lado.

El rubio sonriendo por los momentos que hace un momento vivió con sus amigos, se detuvo cuando sintió como alguien lo observaba. Pero creyendo que solo era su imaginación, siguió caminando hasta cierta parte donde la sensación se intensificó.

Éste tratando de no pensar mucho intentó caminar, no hasta que sintió como algo o más bien alguien, le colocó un pañuelo en su nariz, que al olerlo no olía exactamente bien.

Claramente forcejó pero el contrario era más fuerte y para no llamar la atención lo llevó a un callejón oscuro donde no se podía ver nada.

Así y Sanji tratando de no caer ante ese olor, realmente no pudo más. Mientras más pasaba el tiempo se sentía mareado y poco a poco su visión fue volviéndose negra. Hasta el punto que al caer volteó la cabeza y aquel hombre lo miraba con una sonrisa y raramente tenía el cabello verde.


*****

Un agua fría golpeando todo su cuerpo hizo que despertara abruptamente, que al hacerlo al frente suyo estaba aquel hombre. Que al verlo recordó lo que había pasado en la noche.

– ¿Qui...?

No pudo terminar cuando recibió una cachetada en su mejilla.

Sanji se recompuso y aquel hombre lo miraba con una estúpida sonrisa. Parecía que le gustaba el dolor que provocaba en el rubio.

–Hola, soy Zoro... y te golpeé porque no puedes hablar hasta que yo te diga que lo hagas– explicó el contrario.

Sanji sin entender muy bien aquello, abrió la boca para hablar, no sin antes cerrarla por completo cuando vio que aquel hombre se dirigía a una mesa.

Que para su sorpresa había todo tipo de cosas. Bates, alambres, cuchillos, serrucho, hacha, afilador. No sabía por qué pero al ver eso un escalofrío llegó a su espalda haciendo que se estremeciera.

–Sanji... te traje aquí por una cosa– habló el contario volteando a ver al rubio.

¿Cómo sabia su nombre si nunca se lo ha dicho? Además, ¿qué con esa expresión de psicópata?

–Te traje aquí para que al pasar el tiempo tú, te enamores de mí... justo como yo lo estoy de ti– anunció Zoro con una pequeña sonrisa.

¿Qué mierda? ¿Enamorarse? Eso no tenía ni el más mínimo sentido, además de lo escalofriante que dijo Zoro que estaba enamorado de él, y para acabar con la sonrisa que aún no se ha ido.

Parecía una sonrisa de aquellos programas donde muestran a los asesinos seriales. Que para su desgracia no había una diferencia a Zoro.

–¿Te enamoraras de mí? – preguntó Zoro.

–Estás loco, jamás haré tal idiotez– contestó Sanji matando al contrario con la mirada.

Pero lo que no se esperó fue que de un momento a otro, Zoro rápidamente alzando un brazo movió un látigo llegando al rostro de Sanji golpeándolo en el acto.

ONE SHOTS (ZOSAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora