Sergio

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Sergio se sentía inquieto mientras miraba a Max. Era una tarde tranquila, pero en su mente, los pensamientos se arremolinaban, nunca en sus sueños mas ocultos pensó que vería  al verdadero Max Verstappen. Ese nombre era un extraño recordatorio de todo lo que perdió. 

Max estaba sentado frente a él, con una expresión que mezclaba curiosidad y preocupación. Habían estado hablando de cosas triviales hasta ese momento, el viaje, como había estado, su tiempo en la milicia, pero Sergio sabía que la conversación estaba a punto de tomar un giro serio. Respiró hondo, sintiendo el peso de las palabras que estaba a punto de decir.

— Max, — comenzó Sergio, su voz temblando ligeramente. — Sobre esas cartas que recibías...

Max frunció el ceño, claramente sorprendido por la mención de las cartas. Era su recuerdo mas preciado, algo en lo que había pensado todo el tiempo — ¿Las cartas? — repitió, tratando de recordar los detalles. — ¿Qué pasa con ellas?

Sergio bajó la mirada, sintiendo la vergüenza que lo había acompañado durante tanto tiempo.   — Yo inventé todo eso. — confesó, su voz apenas un susurro.

El silencio que siguió a su confesión fue ensordecedor. Max se quedó mirándolo, procesando lo que acababa de escuchar. — ¿Por qué lo hiciste?

Sergio tragó saliva, sintiendo la presión en su pecho aumentar.  — Era un adolescente tonto,— admitió. — Estaba huyendo de los futuros compromisos que mis padres me darían. Creo que estaba jugando con la idea de lo que podría ser, de cómo sería si alguien realmente me amara y se entregara a mi como siempre lo soñé. Nunca pensé que las cartas llegarían tan lejos, siempre pensé que todo era falso.

Max no supo qué decir. Recordaba cómo esas cartas lo habían hecho sentir en su momento, la mezcla de confusión, intriga y una extraña sensación de ser visto por alguien. —¿Por qué?— preguntó, su voz llena de una calma tensa.

— Porque era un cobarde, — respondió Sergio, sin rodeos. — No quería enfrentar mi realidad, no quería que supieras que había sido yo, que había jugado con tus emociones de esa manera. Y cuando me di cuenta del daño que podría haber hecho, ya era demasiado tarde. No sabía cómo decir la verdad sin que me odiaran por ello.

Max respiró hondo, tratando de asimilar todo. Las cartas eran solo una parte de la historia, y podía sentir que Sergio tenía más que decir. — Está bien, — dijo finalmente, aunque su tono indicaba que todavía estaba procesando todo. — ¿Hay algo más que necesites decirme?

Sergio asintió, sabiendo que no podía detenerse ahora. — Hay otra cosa,— dijo, su voz temblando nuevamente. — Algo que también he estado guardando durante mucho tiempo. Es sobre Kamui.

Max lo miró, esperando a que continuara. Había oído hablar de Kamui antes, en sus ultimas cartas pero nada más.

Sergio tomó aire, como si necesitara reunir todas sus fuerzas para seguir adelante. — Kamui y yo... tuvimos una relación, una relación que empezó como un romance secreto. Nos amábamos, o al menos eso creía yo. Era un amor joven, apasionado y, en retrospectiva, algo ingenuo. Pero todo cambió cuando descubrí que estaba embarazado.

Max abrió los ojos con sorpresa, pero permaneció en silencio, dejando que Sergio continuara.

— Cuando le dije a Kamui sobre el embarazo, pensé que estaría allí para apoyarme, que lo enfrentaríamos juntos. Pero... se fue. Huyó del país sin decir nada, dejándome solo, lidiando con todo esto. Fue un golpe devastador. No solo me dejó con el corazón roto, sino que también me convirtió en el hazmerreír del pueblo.

Sergio hizo una pausa, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas. — La gente empezó a hablar, a burlarse de mí. Se suponía que Kamui me apoyaría, que estaríamos juntos en esto, pero en lugar de eso, me dejó con todo el peso de la vergüenza y el dolor.

Max sintió un nudo en el estómago al escuchar la historia. Se quedó en silencio, dándose cuenta de lo poco que sabía sobre el sufrimiento del doncel frente a el, siempre pensó que Sergio había desaparecido por gusto, no por todo esto. 

Sergio continuó, su voz más débil ahora. — Lidiar con el embarazo solo, sin el apoyo de Kamui, fue lo más difícil que he tenido que hacer. Todos en el pueblo me miraban con lástima o con burla. Me sentí tan solo, tan desesperado. Y, al final, Kamui simplemente desapareció de mi vida, como si nunca hubiera existido. Fue un romance trágico, una historia que no debería haber terminado así, pero lo hizo.

Max no sabía qué decir. Quería consolar a Sergio, decirle que todo estaría bien, pero sabía que las palabras no serían suficientes para borrar el dolor del pasado. Se acercó a Sergio y le puso una mano en el hombro, apretándolo con suavidad.

— Sergio, — dijo finalmente, su voz suave y llena de compasión, — Lo siento mucho. No puedo imaginar por lo que has pasado, y me duele saber que has llevado este peso solo durante tanto tiempo.

Sergio asintió, aceptando el gesto de consuelo. — Gracias, Max, — dijo en voz baja. — Necesitaba decirte todo esto, necesitaba que supieras la verdad. No podía seguir guardándome todo esto. Quiero ser honesto contigo, incluso si eso significa admitir mis errores y mis miedos. Siempre pensé que me moriría y me llevaría todo esto a la tumba. Pero por alguna razón, llegaste acá y creo que puedo respirar ahora, esto no lo saben ni mis padres. 

Max asintió. — Aprecio que me lo digas. Y aunque todo esto es difícil de escuchar, estoy aquí para ti. No estás solo en esto, Sergio. Yo vine a buscarte y a llevarte conmigo, como mi esposo y si crees que no lo quieres me quedare aquí contigo, pero si en el fondo de tu mente y corazón deseas un cambio, puedes venir conmigo, tu y tu niño.

Sergio sonrió débilmente, sintiendo una pequeña chispa de alivio en su corazón. Había temido este momento durante mucho tiempo, pero ahora que todo estaba sobre la mesa, sentía que finalmente podía empezar a sanar. Max estaba allí, dispuesto a apoyarlo, y eso era más de lo que Sergio había esperado, más de lo que había soñado.

Ambos permanecieron en silencio por un momento, dejando que la verdad y el dolor se asentaran. Pero en ese silencio, también había una promesa de entendimiento, una promesa de que, aunque el pasado fuera oscuro y doloroso, podrían enfrentarlo juntos.




Actualizaciooooooooooon, se actualizo tambien la portada espero les guste, comenten y voten, siempre los leo. Besitos. xoxox

Cartas a Max Verstappen [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora