Estudié la nítida imagen que proyectaba el espejo del baño en busca de un solo indicio que me identificara como la chica que Midnightemptation había mencionado en su relato y dudé de que fuéramos realmente la misma persona.
Volví a delinear el dibujo de mi espalda, con gesto ausente.
A mi alrededor, la gente cuchicheaba sin apartar la mirada del teléfono y, en el foro de estudiantes, la existencia de la chica de las alas de valkiria empezaba a causar revuelo y la gente ya había comenzado a crear hilos de comentarios interminables.
—¿Se puede saber qué demonios te pasa? —Ginger salió del WC, recolocándose la falda del vestido. Los tirabuzones que le caían por la espalda, de un intenso color cobrizo que contrastaba con la palidez invernal de su piel, seguían igual que cuando salimos de nuestro departamento. No obstante, sus labios confeccionaban una mueca que conocía a la perfección y denotaba que sabía que escucharla no era precisamente lo que había estado haciendo los últimos cinco minutos—. He estado a esto. —Había una distancia minúscula entre su dedo índice y el pulgar—. De salir con el culo al aire por tu culpa. ¡Suerte que llevaba pañuelos encima!
—Perdona, no te estaba escuchando —musité. El desasosiego del órgano vital enterrado en mi pecho me causaba estragos—. ¿Qué decías?
—Ya da igual —resopló mientras abría el grifo y presionaba el dispensador de jabón—, pero que sepas que la próxima vez me dejaré de finuras. Saldré del lavabo y me limpiaré el culo con tu vestido.
Ni siquiera me sorprendí. Primero, porque todavía estaba en shock. Y, segundo, porque ya era inmune a los comentarios escatológicos e innecesariamente detallados de Ginger a base de haber convivido con ellos durante los últimos tres años de carrera.
—¿En qué pensabas? Debía ser algo importante, porque me has dejado con el culo al aire y sin papel higiénico —añadió a la vez se acercaba al espejo para comprobar el estado del maquillaje.
Le acerqué el móvil, mostrándole la pantalla.
—Mira esto —le dije.
—¿Nuevo relato? ¿Tan tarde? —Se extrañó. Me quitó el teléfono de las manos y empezó a leer. Sus ojos corrieron tras las letras a una velocidad vertiginosa hasta llegar, a juzgar por cómo alzó las cejas y me miró estupefacta, al final—. Coño, Blake, ¡eres tú!
—¡Sh! ¡No grites! —La mandé callar y le propiné un manotazo de advertencia—. No quiero ser el centro de atención.
—Me da a mí que va a ser difícil que no lo seas, dado que MT —abrevió su usuario— te ha expuesto ante todo el mundo. Digo, no es como si no fuera el estudiante más codiciado de la UCLA. ¡Joder, tía, me voy un momento y la que lías!
—A ver, tampoco sabemos si se refiere a mí. Quizá...
—Como hay tantas chicas con unas alas de valkiria tatuadas en la espalda, ¿verdad? —ironizó con una sonrisa que me dejaba de estúpida—. Eres tú, Blake, es una evidencia. ¿Le has dicho algo ya?
Enmudecí.
—Todavía no le has hablado, ¿a que no? —bufó como si pudiera predecir mi respuesta antes de que yo la verbalizara— Por supuesto que no le has hablado. Joder, Blake, ¿a qué esperas? ¿A que se alineen los astros?
No sabía a qué esperaba. Quizá a que la verdad saliera a la luz para demostrarme que, en efecto, estaba equivocada; que no había una chica con alas de valquiria y que, de haberla, yo no era ella. Que el que ambas tuviéramos el mismo tatuaje en la espalda era fruto de la casualidad y que mi imaginación se había ocupado de ver sombras donde ni siquiera incidía la luz.
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El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)
RomanceCuando la joven Blake decidió entrar en la pista durante la celebración del Miércoles Borracho no imaginó que captaría la atención del enigmático Midnightemptation, el usuario anónimo que hace arder en visitas el foro de la universidad con sus provo...