Era un día como cualquier otro para Carlitos, hasta que, mientras caminaba distraídamente, tropezó y cayó en un pozo negro profundo. Pasaron tres largos días en los que estuvo atrapado en la oscuridad, hasta que apareció el valiente Cucaracho, quien, viendo la desesperación de Carlitos, le lanzó una soga con la que logró subir y finalmente ser libre de nuevo.
Al reencontrarse en la superficie, el Cucaracho le dijo a Carlitos, en tono burlón: "¡Qué olor a caca que tienes!" Ofendido, Carlitos se dio vuelta y salió corriendo, pero su mala suerte no terminó ahí. Al apresurarse, tropezó nuevamente y esta vez se golpeó la cabeza con fuerza, quedando en coma durante nueve meses.
Durante ese tiempo, el Cucaracho no se apartó de su lado. Día tras día, lo cuidó con dedicación y, sin darse cuenta, empezó a sentir algo más profundo por Carlitos. Un día, llevado por sus sentimientos, el Cucaracho decidió darle un beso, convencido de que era un beso de amor verdadero.
El milagro ocurrió: Carlitos despertó del coma. Pero el Cucaracho, en su alegría, había olvidado un pequeño detalle... Durante esos nueve meses, Carlitos no había podido lavarse los dientes, y el mal aliento resultante fue tan fuerte que el pobre Cucaracho se desmayó en el acto.
FIN