Capítulo 2

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Lo miré atónita. Intenté hablar, pero sentía que las espinas apretaban mi garganta. A lo largo de mi vida me había convertido en una gran fanática de las películas de ciencia ficción, viajes en el tiempo y dimensiones paralelas, pero ni de chiste consideré que eso existiera en la vida real.

—Aún faltan muchas estaciones para el día de los inocentes —hablé con el rostro serio, pero en mis adentros estaba más que titubeante.— ¿Acaso todos me están jugando una broma colectiva o algo así? A ti ni siquiera te conozco —lo miré acusatoriamente.

—Oh, lo lamento, no me presenté —me sonrió y me tendió la mano. Sus ojos verdes brillaban con la profundidad de la noche— Caleb Murphy, veinte años —le estreché la mano— Estudiante de posgrado en Astrofísica. Sip, me gradué antes —seguía estrechando mi mano con entusiasmo— Y no, no te estoy jugando una broma.

—Un gusto conocerte, Caleb, pero de verdad que no he tenido un buen día —el dolor de cabeza me hacía sentir pequeña. Empezaba a sentir en todo mi cuerpo el peso de lo que me decía aquel muchacho— Me perdí en mi clase de fotografía y ahora estoy teniendo… esta clase de sueño extraño.

—No es un sueño, de alguna forma has viajado entre dimensiones. Bueno, no puedo asegurarlo, pero al menos eso creo —ajustó sus gafas. Parecía ser todo un cerebro— Perdón, ¿tu nombre?

—Hazel Thompson —contesté, con el ceño fruncido— ¿Cómo puedes creer eso? Son cosas de películas. Estamos en la vida real.

—No, no es así, Hazel —se acercó hacia mí, pareciendo realmente interesado.— De hecho, pienso que tú puedes ayudarme. —Estaba extrañada, y eso se notaba en mi expresión. Este tipo parecía ser un friki. Bueno, no es que yo tampoco me saliera mucho del estereotipo. — Actualmente, tengo que realizar mi tesis para el máster… Ya sabes, los profesores de hoy en día son muy difíciles de impresionar, y tengo una idea que podría ser un gran descubrimiento. Aunque claro, tampoco es que pueda hacerlo yo solo… —y así siguió divagando por un rato, hasta que yo volví a hablar.

—Claro —me crucé de brazos— ¿Cuál es tu punto, señor genio?

El castaño con anteojos pensó por un momento. Luego, habló bastante severo—: Según antiguos libros de cosmología… Cada cien años se abre un portal entre dimensiones. No obstante, no conocía la fecha exacta ni donde sucedería, hasta hoy.

Por supuesto, lo que me decía era algo completamente inverosímil. Siendo una persona que nunca había estudiado ciencias ni temas relacionados, me era imposible creerle a este chico.

Entonces, ¿cómo podría explicar la anomalía del día de hoy? Quizá esto era un sueño demasiado vívido, no, más bien una pesadilla. Tal vez aún estaba durmiendo en ese místico bosque.

—En el caso de que eso fuera cierto —comencé, con actitud exasperada— ¿Cómo podrías saber que yo vengo de otra dimensión? ¿Qué me diferencia a mí de toda la gente que hay aquí?

Él estaba seguro al hablar—: Soy pasante en el Centro Meteorológico de Vermont —arrugaba su entrecejo, como rebuscando en sus pensamientos. — La cosa es que hoy me di cuenta de que hubo fluctuaciones en los sensores del campo electromagnético. Y bueno… —rascó su nuca, pareciendo nervioso por primera vez.— Siempre he sido fan de estos temas, así que me percaté de que el día que tanto había esperado por fin llegó. Hubo una superposición entre dimensiones —me señaló con su dedo índice, y su mirada era firme sobre mí. — Tú tienes la huella. No eres de esta dimensión.

—No te entiendo —suspiré pesadamente— Ni siquiera respondiste bien mi pregunta. ¿De qué huella hablas? Ah, olvídalo —agarré mi cámara entre mis brazos, pues era lo único que me daba seguridad en estos momentos — No sé qué hago perdiendo mi tiempo. Adiós.

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