Con manos temblorosas agarré mi celular e intenté marcar nuevamente a Caleb, la criatura venía hacia mí y yo no tenía idea de que hacer.
—Mierda —murmuré. Caleb no atendía el teléfono.
La sombra se abalanzó sobre mí, no pude evitar gritar con todas mis fuerzas cuando la estela negra recorría todo mi cuerpo. Me apretaba cada vez más, y yo sentía como mis pulmones se quedaban sin aire. Con la vista nublada pude ver cómo Caleb el teléfono descolgaba y aquel chico contestaba un sutil “¿hola?”, pero yo no tenía forma de hablar. ¿En serio aquí terminaba todo? ¿Qué había hecho yo para merecer este terrible destino? Miré mis manos, moradas por la falta de oxígeno, mi cuerpo se tambaleaba.
—A-a-ayuda —apenas podía decir, escuchaba al castaño del otro lado de la línea, pero no me era posible entender lo que él decía.
“Tú estás causando esto” Decía una imponente voz, que ya no estaba segura de dónde venía. Creí que esto terminaría aquí, lágrimas de desesperación caían por mis mejillas. Me resigné, siendo que estos últimos días me habían impactado, mi vida no duraría mucho más, este era el final de mi triste existencia.
Cuando mi cuerpo flaqueó, cayendo al suelo, la estela se apartó de mí, y se convirtió en una amorfa especie de gelatina. Tosí, pudiendo al fin agarrar un poco de aire.
Intenté dar algunos pasos nuevamente hacia la puerta, veía como esa figura se transformaba en muchos diferentes amalgamas, hasta que pronto volvió a ser la figura de Mr. Johnson, ahora tirado en el suelo. El temor no se iba de mí, incluso cuando este mismo hombre que se había convertido esa horrible criatura se veía tan débil.
—Señorita Hazel… —hizo un ademán de alcanzarme. Yo seguía retrocediendo.
El hombre se levantó, aunque parecía fuera de sí. Las arrugas en su rostro acentuaban su expresión preocupada, pero eso no se comparaba con mi pecho agitado, mi sudor que caía a mares, y el pánico que me hacía aferrarme a la puerta. Él se acercó, aun pareciendo confundido. ¿Cómo podía estar confundido después de atacarme?
Cuando estaba a pocos centímetros de mí, agarré una silla para defenderme. Quizá mi expresión me delataba un poco, no estaba tranquila. Él se sobresaltó al escuchar un ruido proveniente del otro lado del aula. Suspiré de alivio al ver un Caleb angustiado trepar por la ventana. Este no era el final, había una esperanza. Sonreí, aun con lágrimas en las mejillas.
—¡Usted, deje a Hazel en este momento! —demandó.
—¡Yo no quiero hacerle daño! —parecía incluso ofendido.— Quiero ayudarla.
No me importó nada de lo que dijo él, y aproveché el momento de distracción para pegarle con la silla, dejándolo así noqueado en el suelo. El pecoso se apresuró a tomar las llaves del profesor, me agarró de la mano y salimos del aula de Mr. Johnson corriendo.
Corrimos por los pasillos de la universidad, las sombras plasmadas en la pared, (que no estaba segura de que todos lo vieran como yo) el reloj de la torre con su mítico tic-tac y los murmullos de los estudiantes arroparon el sombrío ambiente.
Agitados, nos paramos en uno de los pasillos. Me apoyé en la pared para tomar un poco de aire. A pesar de mi rostro preocupado, el muchacho me regaló una sonrisa sincera. Fruncí el ceño, ¿cómo se le ocurría sonreír ahora? Apenas estábamos a salvo.
—Vaya, eso fue peligroso.
Caleb empezó a reír, y aunque me resistí no pude evitar hacerlo yo también ante su contagiosa risa. ¡Estuve al borde de la muerte! ¿Cómo podía sonreír en este momento? Me sentía tan extrañamente aliviada, como si hubieran quitado un gran peso de mis hombros. Me fijé en nuestras manos, aún agarradas, este me soltó inmediato al darse cuenta, y el rojo de mi cara fue difícilmente disimulado.
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Sueños Sombríos
ParanormalHazel, una estudiante de fotografía, se adentra en un bosque místico y, sin darse cuenta, cruza a una dimensión paralela. En este mundo distorsionado, su universidad está plagada de fenómenos inquietantes y figuras que no deberían existir. A medida...