13 ⦙ 𝘏𝘪𝘫𝘰

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Cuando Sunghoon se fue a la universidad todos en Suwon pensaron que la vida volvería a ser igual de monótona que antes; Sunoo se transformó de nuevo en Don Perfecto y ya nadie conseguía alterarlo

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Cuando Sunghoon se fue a la universidad todos en Suwon pensaron que la vida volvería a ser igual de monótona que antes; Sunoo se transformó de nuevo en Don Perfecto y ya nadie conseguía alterarlo. Todo el año transcurría pacíficamente hasta que llegaban las vacaciones, porque, cuando Sunghoon retornaba a casa, la guerra entre los dos continuaba como si el tiempo no hubiera pasado.

La larga tregua que dictaba la distancia se acababa en cuanto volvían a verse de nuevo, y mientras Sunghoon saludaba a su vecina con un «hola larguirucho, ¿te ha crecido ya el durazno?», él respondía «idiota descerebrado» mientras le arrojaba un zapato a la cabeza.

En ese preciso momento era cuando los habitantes del pueblo volvían a apostar sobre si Sunoo osaría tener pareja cuando Sunghoon regresara, pareja que desaparecería extrañamente, o sobre si a Alan se le ocurriría traer a una chica con él cuando regresaba al pueblo, chica que lo abandonaba en pocos días.

Así, las apuestas de vacaciones pasaron a tratar sobre cuánto tiempo tardarían enespantar a la pareja del otro y cuál sería el primero en conseguirlo.

El primer año ganó Sunghoon tras aterrorizar al admirador de Sunoo haciéndole creer que él era realmente un loco homicida que ya se había deshecho de varios de sus anteriores novios. El hacha y la sangre de pega fueron motivos muy convincentes para que el joven Jiwoong saliera corriendo de la vida de Sunoo sin volver la vista atrás.

El segundo año fue sin duda el mejor, pues todos celebraron que Sunoo venciera.

Cuando Sunghoon tenía veinte años y Sunoo apenas había cumplido los dieciocho, en las vacaciones de verano una rubia exuberante acompañó al Salvaje a Suwon. El odio fue mutuo: en cuanto Jiwoo pisó el pueblo, lo odió con toda su alma, y en cuanto los lugareños la conocieron a ella, la detestaron profundamente.

Se trataba de una joven mimada y egoísta que se quejaba por todo, que no pedía, sino que exigía, y que pretendía que todos estuvieran pendientes de ella. Sólo duró en el pueblo seis horas, y eso porque Don Perfecto estaba fuera haciendo unos recados para la obra de teatro del festival de verano.

Cuando Sunoo aparcó su destartalado coche de tercera mano junto al bar de Karina, apenas prestó atención a la rubia pechugona vestida con pésimo gusto y escasa indumentaria, a la que todos miraban con odio que se hallaba en esos instantes hablando por su móvil de última generación con una amiga.

Pero cuando pasó por su lado y la oyó nombrar a Sunghoon, puso sus cinco sentidos en espiar la conversación que mantenía mientras andaba muy lentamente hacia la entrada del bar.

—Sí, Anna, sólo tengo que decirle que estoy embarazada y, como educado caballero que es, seguro que lo pesco. Park Sunghoon tiene una carrera prometedora como jugador. Si lo engancho ahora, no tendré que competir con las demás busconas... —Tras una pausa continuó—: Por supuesto que no estoy embarazada, meses después de la boda le diré que he perdido el bebé y asunto zanjado...

Mi Perfecto Sapo Azul  ▒  SungSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora