Parte 2: Regresa por favor

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Replico una y otra vez las madrugadas desde el día que supe su nombre, siento extraño el ambiente de mi sala cuando regreso del trabajo y solo quiero beber chocolate, aun creo que el aroma dulce y el vapor de la taza se asemejan a él. Estoy embobada por la noche imaginando que vivo junto con Levis esas novelas de drama romántico que grabo en el estudio. Esta última semana ha sido realmente mágica, he olvidado completamente mi pasado, aun solo queriendo soñar tranquila otra vez, es inevitable pensar en él...

Aquel día parecía un sueño de un día distante, pero para dicha mía había sido muy real, ahora todas las mañanas miraba a mi ventana cuando se iba al trabajo, y ahí estaba yo, con las cortinas abiertas devolviéndole la sonrisa y observándola hasta perderla de vista y de nuevo en la noche, trayendo el atardecer con su presencia. La inquietud de verla y saber que quería hablarme me extinguía la respiración, pero sé que ella también estaba nerviosa, no habíamos vuelto a intercambiar más que palabras desde aquel día...

Quizás estuve muy distante todo el recorrido, pero cuando la luz ilumina su silueta, el entorno se vuelve vibrante y todas las estrellas lo admiran. Mis pasos enérgicos y pesados se dirigían intuitivos hacia donde estaba, para que cuando llegase, me diera cuenta que de nada me sirven las clases de improvisación fuera del escenario. Me miró, con esa sonrisa pícara que hace que me caliente, y yo le devolví la misma sonrisa, a lo que sacó las manos de los bolcillos de la chamarra y me dijo -la señorita regresa muy tarde, debería tener cuidado- Yo saqué una tarjeta de mi bolso y se la entregué...

Se le nota lo cansado, la respiración exaltada y los nervios punzantes, pero tras todo lo antepuesto y dado que trae un peinado diferente con el que salió y maquillaje que no suele usar deduzco que está en el papel de su personaje. Quería decírmelo ella misma, sin embargo se le han cortado las palabras y me ha entregado la tarjeta de la finalización de la grabación. -Al parecer te veré en la tele-...
-Si bueno, tampoco es que sea la protagonista o algo así. Al menos me ves en la tele, creo que ya no me quieres ver en persona- Realmente me estaba muriendo de vergüenza por dentro, es mi primera vez grabando y solo quería que alguien lo supiera; ya que no le puedo mostrar mis triunfos a mis padres, supuse que sería buena idea invitarlo a un chocolate, pero al parecer no me quedó bien la indirecta...

La verdad no voy a negar que eso de sus padres me llama la atención, pero antes que nada debo decir que no sé cómo reaccionar a ese comentario así que dejé que el instinto se apoderara de mí y me paré frente de ella apoyando mi brazo contra la pared para que ni se le ocurriera escapar, estábamos justo como la última vez. - ¿Y de dónde has sacado que no te quiero ver?- Parecía que mi tamaño la intimidaba, y a pesar de ya el sol se había ocultado por completo ella brillaba infinitamente. Quiero descubrir cuanto se puede amar a alguien. - ¿Ya te han dicho que brillas como un sol nocturno?- Podría haberle dicho tantas cosas, pero el silencio era más que suficiente para pasar un buen momento, sus pupilas se encontraron con las mías y...
-No, digo no me lo habían dicho, pero gracias- Definitivamente estaba roja, y no podía negar que si me gustaba ese acorralamiento repentino. Aspiraba volver a invitarlo a pasar, pero no quería ser tan directa, ¿o sí quiero y no me atrevo? Me toma por sorpresa su movimiento fluido acomodándome el pelo detrás de mi oreja suavemente mientras se inclina para susurrarme -Será un placer volver a presenciar tu compañía- Un leve escalofrió me envolvió la espalda y desde ese momento empecé a creer que lidiaba con un telépata o algo así, que locura más fantasiosa...

Esta noche sería notablemente inolvidable para mí, y seguramente para ella igual. Me apresuré a abrir la puerta de mi casa y convertirme en un buen anfitrión. Mis paredes podrían transformar el momento en un aprisionado recuerdo musicalizado por las teclas de mi piano arrinconado. Quería ser partícipe de sus pensamientos y tocar sus melodías favoritas, sin embargo causaría sospecha sino consultaba sus gustos antes de acertar a ellos. - ¿Me concedes el placer de dedicarte tu pieza favorita?-...

Sus palabras eran tan delicadas como el silencio mismo, pero aunque quería responderle eso me conformé con decirle solo -Silencio, de Beethoven- Cuando sus manos comenzaron a contar la melodía de una historia, la afonía del salón se transformó en una caricia inmaculada. Bastaba el sentimiento que por unos minutos parecía eternamente duradero. Cuando terminó la pieza y el eco de la última nota se disipó, la felicidad me resguardaba...

Esa noche se marchó de la casa anhelando que la canción nunca hubiese acabado, había una tranquilidad que sinceramente estuve ansiando desde hacía mucho tiempo. Me quede tocando algunas melodías más hasta que fue tarde. Desde la ventana donde estaba dispuesto el piano se avistaba la suya, cuyas luces hacían resaltar su silueta. No fue solo hasta luego de concluir la melodía que apagó las luces y dejé de ver el contorno iluminado de su cuerpo...

Respiré hondo cuando mis ojos se abrieron, la primera mañana de invierno merecía empezarla temprano. Mi cuerpo estaba cansado pero satisfecho por el trabajo, aun recordaba partes del libreto, pero más que otra cosa mi mente se empeñaba en dedicarle mis suspiros a Levis. Mis pasos se asoman a la sala y un olor peculiar se hacía intenso con el frío, claramente era jazmín, abrí la puerta principal y yacía en la manija un ramo de gladiolos adornados con jazmines. No podía ser más hermoso; inhalé el precioso aroma de las flores y resguardé el ramillete en un búcaro con agua, haciendo reposar cerca de la ventana y lo vi como siempre mirando hacia mi ventana saludándome con cual sensualidad que supiera que fue obra suya lo del jazmín y las gladiolas. No deje de observarlo, me hacía sentir esos escalofríos que me encantaban hasta estando lejos mí; fui por su puesto a su puerta y quedándome solo a centímetros de él le dije -Aquí estoy, es increíble que alguien como tú conozca el leguaje de las flores. ¿Tienes algo que decirme?- Sus ojos se achinaron delicadamente mientras dibujaba una sonrisa tentadora en sus labios...

-Si desaparecieran las estrellas y la Luna nunca volviera, si las flores marchitas se apoderan del jardín y los capullos heridos de pena no vieran jamás un arcoíris nacer, la vida seguiría siendo bella si tuviera tu sonrisa iluminando mis días. No será nunca suficiente anhelarte bajo el velo esplendoroso de la soledad siniestra, ¿aceptaría usted ser mi acompañante conyugal o tenemos que lanzarnos mil indirectas más?- Habían cientos de frases hermosas, de todas yo sentía que ninguna era suficiente para expresar lo que sentía por Natalia, yo me enamoré ya decenas de veces, todas de ella, sus diferentes versiones, sus diferentes gustos, sus caras y sus complejos, y estaba dispuesto a volver a sentir el mismo amor hasta con más intensidad...

Quizás mis mejillas ya estaban muy rojas, no había nadie alrededor, ese fue sin duda el mejor amanecer de mi vida. Yo quedé atónita y completamente satisfecha y aun sin preguntar por sus sentimientos me lancé a sus brazos, en ese momento solo supe que tendría que empinarme demasiado para besarlo, sin embargo como conociendo mis movimientos él se inclinó hacia mí y me devolvió el beso con un abrazo tan fuerte que casi me deja sin respiraciones metafóricamente. Se podía sentir su corazón latiendo a cien por minuto, quería decir tantas cosas pero era como si hubiera olvidado como hablar...

La mayor felicidad que he podido experimentar en años llegó a mi pecho en el instante en que recibí ese beso. Al momento de separar delicadamente nuestros labios apoyé mi frente contra la suya y le acaricie la espalda -Yo también te amo cariño, más de lo que soy capaz de expresar con palabras- Dije susurrando respondiendo a ese pensamiento suyo con el que tanto me identifiqué...

Repíteme Tu NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora