Parte 3: Hazme recordarte

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-Si realmente crees que te resulta útil esa información, pues te la proporcionaré- aunque con mucho dolor he de admitir. -Ese dibujo es el único recuerdo que tengo de mi madre, no la conocí. No sé cómo era o como se veía cuando no estaba posando para que mi padre la dibujara. Ella falleció dándome a luz, aunque ya tenía una enfermedad muy avanzada de la cual mi padre nunca me quiso dar detalles. Mi padre me quería o eso quería pensar yo, pero siempre me culpó por la muerte de mi madre, a mis nueve años aumentó su amor por el alcohol, muchas veces regresaba a casa y yo ya estaba encerrada en el cuarto para evitar la tanda del cinturón. Ahora es divertido reírme de eso, pero realmente fue difícil vivirlo. Para mis dieciséis tenía algo ahorrado y hui de casa. Desde ahí ya lo demás te lo sabes, me gustaba pensar que me vigilabas cuando regresaba de la escuela o el trabajo-...

-Eres admirable, ¿sabías?, estoy orgulloso de quien eras y de quien eres ahora. No imagino el sufrimiento que pasaste, pero te puedo dar el consuelo de que te mantendré a salvo de la maldad de las personas- ¿Si supiera que realmente sí la vigilé siempre cómo reaccionaría? A pesar de lo crudo que lo ha tratado la vida ella sigue siendo alguien muy especial...

-La verdad, muchos me describirían como una persona impaciente desesperada y hasta frenética, pero es solo una excusa para creer que a diferencia de mí es mejor quedarse en la tranquilidad de su mundo, la serenidad que les puede provocar pensar que estando en su zona de confort es mejor que vivir los delirios de la vida; verás, yo soy una persona que me encanta vivir al máximo, como se dice por ahí, como si fuera el último día de mi vida, y a pesar de que puede que sea la persona más desenfrenada del planeta disfruto siéndolo y creo que eso es lo importante de vivir- Aunque quedaría traumado si le confesara realmente por todo lo que tuve que pasar para llegar a tener esa ideología; si no le hago daño a nadie no me hago mal ninguno, pero he de admitir que no estuve esperando ni creí necesitar el cuidado de nadie, hasta que esas palabras me hicieron llorar de felicidad el corazón...

-Bueno, perdona que me ría, pero no me quites mi título, quizás no sea tan aventurero como tú, pero de que soy la persona más desordenada y libertina que te vas a encontrar en el mundo lo soy- Aunque no le podría decir el trabajo que me costó admitir que sin ella el mundo se siente vacío, mi mundo estaría en ruina; ella me proporciona un enardecimiento que me tranquiliza, porque sé que el día que no sea capaz de sentir esta sensación tan enriquecedora todo habrá terminado. Aunque no puedo detener su muerte encontraré la manera de que mi fuerza sea capaz de protegerla...

Si desatara el viento su furia y los males del mar se salieran, juro solemne a mi dicha que no dejaré que el amor se desintegre en la perpetuidad del tiempo. Quiero decirle que lo amo, y que a su lado voy a estar, que lo oscuro seré la luz y de día su sombra, que tomaré su mano para que no se pierda, había tanto que decir, tanto que preguntar y sentía que el tiempo jugaba con mi perspectiva de la realidad, pero a pesar de no saber y no tener tiempo yo quería demostrarle lo que mi fuerza de voluntad era capaz de lograr...

Ella jugaba con sus dedos y se ruborizaba, cada segundo se convertía eventualmente en perecedero en comparación con el tiempo que nos restaba por pasar juntos, había una palabra que describía perfectamente el momento, felicidad. Ese sentimiento tan nostálgico que me era devuelto desde siglos atrás. ¿Acaso ya no recuerdo mi pasado? Ya sería suficiente sufrimiento como para vivir con ese recuerdo trescientos años...

Sus ojos se veían apagados, como si algún recuerdo protervo lo invadiera. -Te noto decaído cariño, ¿estás bien?- Sus suspiros se sentían en mis muslos; no me contestó que le causaba aflicción, así que intuitivamente le acaricié el cabello mientras me abrazaba el vientre. No hubo mejor silencio que esos minutos en donde casi se queda dormido en mi regazo. Sin embargo, se dispuso a ponerse de pie y mirarme alegremente como si todas sus preocupaciones desaparecieran. Se impulsó a mi dorso para cargarme, a lo que mi primera reacción fue aferrarme a él rodeándolo con mis piernas y abrazándolo, se sentó en el sofá haciéndome quedar reposada sobre sus muslos. Estaba totalmente excitada, me hubiera gustado saber en qué estaba pensado, pero por más simple que pareciera cada detalle que hacía me parecía enamorarme dándome aquella sensación que me hace pensar que la etapa de enamorarse no tiene final...
Por si fuera poco, ya me había colmado de un capricho insaciable de la necesidad de sentir su aroma impregnado en mí, no era un perfume, no era el olor de su ropa, era un fragancia exquisita que solo provenía de ella, era su esencia, una muy especial y adictiva. Me mantuve unos minutos embelesado, inhalando su aroma y guardándolo en mi cuerpo emocionado. Mis labios no paraban de besarla poco a poco, parecía rendirse ante la pasión del momento. Mi mano sobre su mejilla cubría el rosado de su cara mientras mis dedos acomodan su cabello detrás de su oreja y con mi pulgar acaricio suavemente sus labios. Ella pone esa cara que yo tanto amo...

De pronto lo siento entre mis piernas, y yo también comienzo a besarlo. Adoro la sensación de sentir como se pone grande por mí mientras lo beso y le muerdo suavemente el cuello. Era consciente de lo que se avecinaba, pero no quería confesarle que sería mi primera vez. Sus manos volvían a recubrirme acariciando mi espalda avivándome una profunda excitación. En cuanto recobré el aliento supe que no había marcha atrás, mi bufanda y su suéter colgaban del barandal del sofá, mi sujetador desatado y sus manos tibias comenzaban a manosear completamente mis senos...

Su cintura está tan caliente, es como si su cuerpo pidiera más apenas bajo mis manos y aprieto sus pezones. Otra vez pone esa cara de satisfacción que me encanta y sus labios van directo a mi cuello queriendo regañarme con mordidas, pero yo sé que le gusta. Sus gemidos son murmullos con miedo de que alguien la oiga, y la miro con expresión sátira apretando aún más sus pezones haciendo que su gemir sea más enérgico. Si la observo estalla en vergüenza, pero yo podría convertirme en fanático de sus gemidos y en sonido de sus latidos, la obstinación sucumbe el temor que siento, quiero dejarme llevar y hacerla saber que dentro de mi hay un alma repleta de fogosidad que moriría por ella. La tomé de las caderas para cargarla y ella se aferró a mí nuevamente, adoraba lo liviana que se sentía en mis brazos. Sus glúteos eran suaves, los estuve presionando mientras la besaba intensamente de camino a su cuarto...

Me soltó en la cama acercando su cuerpo al mío obligándome a acostarme, sus brazos parecían forzarse a una contracción, sin embargo solo estaba casualmente evitando que escapara de él; su expresión decía querer protegerme, sus besos me envolvían en un bucle de inconformidad al deseo desenfrenado de tenerlo cerca. Su mirada era profunda pero discontinua, como simplemente dejar que me apuntaran con una pistola y sentir como la oscuridad me absorbía, un sentimiento raro sin duda, me sentía completamente hipnotizada dejando que los recuerdos de una vida que no conozco fluyeran por mi sangre provocándome efectos sin nombre que hasta la luna de hoy no había sentido. Sus dedos eras tan delicados cuando rozaban mi piel; succionaba mis pechos con sus besos y seguía recorriendo mi abdomen, su respiración me da inquietud. Mi columna se estremecía ante el tacto de sus manos y concibiendo como sus besos sellaban el momento para que mi piel lo guardara y reconociera su esencia. Algo guardaban esos ojos violetas traviesos más allá del Síndrome de Alejandría, un secreto que hace que me excite aún más, no quiero que esto acabe. Acercó su cuerpo al mío casi que atrapándome mientras pasaba sus manos por mi cintura para presionar mi abdomen contra su pecho y en la desnudes plena y el calor de nuestros cuerpos me penetraba arduamente. Su cabeza se regocijó en mis senos antes de tomar mi mentón con su mano delicadamente para obligarme a mirarlo sin embargo seguidamente desvió su mirada de mi rostro y se acercó para susurrarme. -Sabes... eres una maldita provocadora, y eso me encanta- Quiero ser parte de ese corazón frío que avienta sosiego en la primavera...

Repíteme Tu NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora