[19] Bakugou

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= Promesa de esposos.

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En la aldea de los dragones, donde el cielo siempre estaba cubierto de nubes grises y los rugidos de criaturas majestuosas resonaban entre las montañas, vivía un niño llamado Katsuki Bakugou. Él no era un niño común, sino el hijo de Mitsuki, la reina de la aldea. Desde muy joven, Katsuki había sido criado para ser fuerte, valiente y temido. Sin embargo, a sus 13 años, el destino le reservaba un camino que no esperaba y que lo llenaba de incertidumbre.

La paz entre los clanes de la aldea de los dragones siempre había sido frágil, y como un acto de diplomacia, se decidió que Katsuki se casaría con la hija de un clan rival. Su nombre era T/N. Aunque apenas sabía algo de ella, lo que más le molestaba era la idea de tener que casarse con una desconocida. Su madre, Mitsuki, solía decirle que T/N era bonita, pero esas palabras no lograban consolar al joven Bakugou, que se sentía atrapado en una situación que no entendía ni deseaba.

La noche de la boda llegó rápidamente, y con ella, la creciente ansiedad de Katsuki. Estaba decidido a no ceder, a resistirse hasta el final, haciendo berrinche como solo un niño testarudo podría hacerlo. Su mente era un torbellino de emociones mientras se enfrentaba a lo que consideraba una injusticia. ¿Por qué él? ¿Por qué ahora? Pero su madre, con la firmeza que la caracterizaba, no le dejó otra opción.

Las campanas resonaron en el aire, anunciando la llegada de la novia. Katsuki, con los puños apretados y el ceño fruncido, esperaba verla entrar. Cuando finalmente lo hizo, todo lo que había imaginado se desvaneció en un instante. Allí, avanzando con gracia y serenidad, estaba T/N. Una joven hermosa, con una sonrisa cálida en sus labios rojos, envuelta en un vestido blanco que brillaba con la luz de las antorchas. Katsuki quedó paralizado, sin poder apartar la mirada de ella.

T/N era mayor que él por unos años, y su presencia irradiaba una calma que contrastaba con la tormenta que se agitaba en el corazón del joven príncipe. Al llegar al altar, hizo una reverencia ante Katsuki, y él, por primera vez en toda la noche, no supo qué decir. El berrinche se desvaneció, reemplazado por una mezcla de asombro y timidez. Su madre, Mitsuki, observaba a su hijo desde la distancia, sonriendo al ver cómo él, que siempre tenía una respuesta para todo, se quedaba sin palabras frente a su futura esposa.

Después de la ceremonia, dejaron solos a la joven pareja en lo que sería su nuevo reino. Katsuki, que aún no sabía cómo actuar o qué decir, se quedó de pie, con un sonrojo evidente en sus mejillas. Sus ojos rojos reflejaban la luz de las velas, y aunque era un niño lleno de coraje, en ese momento, la vulnerabilidad lo dominaba. T/N, por su parte, mantenía una sonrisa serena y dulce. Sin titubear, se acercó a él, y con una voz suave que parecía envolverlo en un cálido abrazo, dijo:

—Voy a amarte y cuidar de ti, Rey Bakugou, hasta que mi corazón deje de latir.

Esas palabras, tan simples y a la vez tan llenas de significado, resonaron en lo más profundo del joven Katsuki. Por primera vez en su vida, sintió algo diferente a la furia o la determinación; sintió una cálida esperanza, un anhelo que no había conocido hasta ese momento. Sus ojos brillaron con una emoción nueva, y aunque aún era pequeño, en ese instante prometió en su corazón que se volvería grande y fuerte, no solo por él mismo, sino para proteger a esa mujer que, con solo unas palabras, había tocado su alma.

Los años pasaron en la aldea de los dragones. Katsuki Bakugou creció, convirtiéndose en un hombre poderoso y temido por sus enemigos, tal como había prometido. Sin embargo, a pesar de toda su fuerza y habilidades, su mayor tesoro siempre fue T/N, la mujer que había estado a su lado desde aquella noche en que sus destinos se unieron.

Una tarde, mientras el sol se ponía detrás de las montañas, T/N estaba en el balcón de su habitación, bordando una tela con delicadeza. El sonido de la puerta al abrirse hizo que levantara la vista. Su esposo, ahora un hombre grande y fuerte, entró en la habitación. Sin decir una palabra, se acercó a ella por detrás y la envolvió en sus brazos, abrazándola con ternura y atrayéndola hacia su pecho.

T/N sonrió, sintiendo el calor y la seguridad que él siempre le brindaba. Aunque habían pasado muchos años desde aquella noche en que se casaron, el amor entre ellos solo había crecido, fortaleciéndose con cada día que compartían juntos. Katsuki, el niño que alguna vez había hecho berrinche por no querer casarse, ahora la abrazaba con devoción, agradecido por tenerla a su lado.

—Te amo, T/N —murmuró Katsuki, escondiendo su rostro en su cabello.

—Y yo a ti, mi rey —respondió ella, cerrando los ojos y disfrutando de la calidez de sus brazos.

El pequeño niño de la aldea de los dragones había crecido, cumpliendo su promesa de proteger a su esposa. Y así, mientras el sol desaparecía en el horizonte, la reina y el rey de los dragones permanecieron juntos, en calma, paz y amor, tal como lo habían prometido en su juventud.

 Y así, mientras el sol desaparecía en el horizonte, la reina y el rey de los dragones permanecieron juntos, en calma, paz y amor, tal como lo habían prometido en su juventud

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One shot [My Hero Academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora