2. Fiesta

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Termine de hacerme mi maquillaje y me vi en el espejo. Llevaba un vestido negro y corto, sencillo pero lindo.

Mi celular sonó. Habíamos quedado Gabriel y yo que el iría por mi para ir a la fiesta y llegar juntos. Ya había llegado.

Me despedí de mi mamá pues mi papá no estaba y salí de la casa, viendo a Gabriel apoyado en el carro esperándome.

Apenas me vio se acomodo mejor y abrió la boca de sorpresa.

—Siempre te ves hermosa pero esta vez te pasaste.

—Gracias, Gab. — sonreí apenada.

Me abrió la puerta y me subí al asiento de copiloto, dio la vuelta para subirse y comenzar a manejar. Me dedico una mirada fugaz y frunció el ceño.

—¿Que paso?

—No es por mala onda, pero... o sea, te ves preciosa y créeme que ya peque de pensamiento, pero... — reí al escucharlo, siempre decía una ocurrencia.

—¿Pero...?

—Está muy corto ese vestido amor — hizo un puchero —. No me importa que te pongas vestidos cortos pero ya sabes como son los de la prepa, son bien mañosos y sucios.

—¡Ah! ¿Y tu no?

—Yo puedo serlo porque soy tu marido.

Me carcajeé al escucharlo decirlo con tanta firmeza.

—¿Marido?

—Ajá. Y futuro padre de nuestros hijos.

—Órale, y que más había en tu sueño.

—Eh culera — me volteó a ver y me empecé a reír. — Para que tener enemigos si te tengo a ti.

—Tu sabes que te amo, amor — sonreí como tonta hacia el.

—Oye, ¿y si mejor vamos a mi casa? es que quiero ser bien transparente contigo... me hiciste sentir cositas.

—Aw, ¿mariposas en el estómago? — mis ojos brillaron de emoción.

—Sí, pero también se me paró. — deje de sonreír y el se quejó — Amooor, tengo que ser realista.

—Destruyes los momentos románticos. Te odio.

—Yo se que me amas — me guiño el ojo.

—La neta no bro.

—¿Bro? — me miró encarando una ceja —. Andas muy llevadita, wey.

Te pasaste — fingí que estaba llorando —. Yo no me llevo asi contigo Gabriel.

—Simon. — dijo irónicamente.

—¿Te estás burlando de mi? Te puedo denunciar como violencia psicológica en el Dif.

— Cuál Dif, eso es para los hijos no mames.

—¿Entonces dónde?

—Pues no se, nunca me han demandado.

—Pues yo seré la primera — le guiñe el ojo.

—¿Por? — preguntó divertido.

—Porque quiero ser la primera en demandarte.

—¿Y quien dice que habrá otras? No se por que me demandarían.

—Por robo.

—¿Eh?

—Te voy a demandar porque te robaste mi corazón, chiquito my love — le guiñe un ojo forzadamente y el río —¿Acaso te burlas de mi romanticismo?

 𝐀 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐌𝐢𝐬𝐭𝐚𝐤𝐞 - Gabito BallesterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora