𝙍𝙞𝙡𝙚𝙮 𝘽𝙞𝙚𝙧𝙨⊰

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Acomodo las almohadas y peluches al rededor de la cama, podría tener dieciocho años pero aún así me daba miedo que me jalara algo debajo de la cama.

Al acostarme dejo la luz tenue de una lámpara en forma de vela acostándome para dormir, despues de un rato dormida empiezo a escuchar una respiración cerca de mi, frunzo el ceño pensando que es parte de mi sueño,  pero la respiración cada vez de hacia más intensa, al darme cuenta que no lo estaba soñando abro los ojos viendo una persona al frente de mi cara, abro los ojos espantada y aviento uno de mis peluches hacia la dirección de esa sombra extraña y me tapo de pies a cabeza con mi sabana gruesa.

Agradecía internamente que hiciera tanto frio que no sentía calor debajo de las sábanas, suspiro alto y tomo valor para quitar la sábana de mi cara, con el corazón acelerado quitó la sábana esperando a encontrarme con eso, pero para mi sorpresa esa cosa no estaba en donde se suponía que debía estar.

Me engaño a mi misma de que probablemente lo había alucinado, sabiendo muy bien lo que había visto.

Suspiro con alivio y me acomodo nuevamente para dormir, estando toda la noche casi más despierta que dormída ya que me había aterrado la idea de que algún ente maligno quiera apoderarse de mi mente y tengan que exorcizarme para sacarmelo o que ese ente me quiera llevar a el lugar de los entes malignos y me torturen obligándome a ver sus horribles caras y me partan a pedacitos para comerme viva.

Sacudo la cabeza quitando todos esos malos pensamientos de mi mente y me preparo una vez más para dormir, o bueno, tratar de dormir.

Acomodo mi cama como todo las noches y me meto entre las sábanas nuevamente, cierro los ojos rogándome dormirme rápido...cuarenta minutos tratando de dormir y nada, decido salir de mi cama a tomar algo de agua, volteo a ver a reloj viendo que casi eran las doce de la noche, suelto un suspiro viendo lo tarde que era, abro la puerta de mi habitación con mucho cuidado tratando de no despertar a mi madre, que eso era imposible, pues ella tenía un sueño pesado, pero mejor ser precavida, ¿No?

Abro el refrigerador lo más que pueda para alumbrarme la cocina en lo que me servía el agua, al voltearme para cerrar el refrigerador veo una sombra pasar atrás mío, regreso a ver rápido hacia esa dirección, agarro un cuchillo de uno de los cajones y lo agarro fuertemente, yo de este mundo no me voy sin haber hecho algo para sobrevivir, sea vivo o muerto yo me defenderé.

Ya que iba a salir de la cocina siento que algo me sigue y sin dudarlo muevo el cuchillo hacia esa dirección, pero algo me agarra de el brazo y me acorrala contra la pared, intento soltar un grito pero son callados con una grande mano.

Volteo a verlo viendo a un hombre de piel blanca y como  de porcelana, con una belleza inalcanzable. Por un momento se me olvidaba que estaba acorrala entre la pared y el quien me sostenía fuertemente de la mano.

—admito que tienes las bolas que muchos no tienen para enfrentarme.—dice ese hombre con una voz rasposa, yo muerdo su mano esperando a que el me soltara pero solamente suelta una risa burlesca.

—eso no me va a hacer soltarte, no tengo planeado hacerlo—el sonríe mientras se lame los labios, yo intento mover la mano en donde tenía el cuchillo pero el solo me quita el cuchillo tan fácil que me hacía sentir tan inofensiva ante su presencia y acciones.

—hueles tan bien—el dice mientras acercaba su nariz a mi cuello, deja un beso húmedo sobre mi cuello y sube lentamente hacia mi rostro rozando sus labios con mi cuello y mandíbula, se aleja unos centímetros para Después rozar la punta de el cuchillo que me quitó, en el cuello.

—no voy a desperdiciar ni un segundo de esto, después de estarte vigilando para que ningún otro vampiro te quisiera para el.—frunzo el ceño, ¿Vampiros?, si que era algo extrañó, pero eso no le quitaba lo guapo, intento soltar un grito pero el fue más rápido y estampa sus labios con los míos, pues una de sus manos sostenía mis dos manos y con la otra el cuchillo así que la única forma que el veia de callarme era esa.

Suelta el cuchillo poniendolo sobre una mesa y agarra mi rostro con su mano libre manteniendolo ahí. Sigo el beso dejando de forcejear con mis manos. Y si seguir el beso era mi salvación a qué no me matara, a demás si me quisiera matar ya lo hubiera hecho, ¿No?, para que poner excusas, me gustó desde que vi su rostro, o sea, hace unos minutos.

Y sin darme cuenta ya estaba la luz prendida y con mi madre confundida viéndome con su cara de sueño.

—¿Que estás haciendo despierta?, se escucho mucho ruido—dice ella mientras se tallaba los ojos. Yo regreso a ver enfrente mío viendo que el ya no estaba, suspiro y me quedo en silencio buscando una excusa buena para decirle.

—Ah pues...vine...a tomar agua...y sin querer le pegue a la mesa, lo siento mamá...—digo nerviosa rogando por qué me creyera.

—Esta juventud de ahora.—dice mi madre mientras negaba con la cabeza y  subía las escaleras perezosamente.

—ya duérmete y apaga la luz—dice soñolienta para después desaparecer de mi vista. Suelto un suspiro aliviada subiendo a mi habitación ya que había apagado las luces que mi misma madre prendió.

Bueno, por lo menos ya se que lo que me miraba por las noches era un vivo extraño y no un ente devorador de almas como me lo imaginaba noches atrás, y aun así había quedado con la duda de ese hombre, de dónde había salido y por qué siempre me quería ver dormir...

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𝐭𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭; ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora