Prologo

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Sun Wukong, afamado héroe del oriente, conocido por haber peleado contra innumerables demonios y dioses con tal de proteger a su pueblo. Era uno de los seres divinos más poderosos que podrías encontrar en todo el cielo y la tierra, su mera presencia era suficiente para hacer temblar a todo un ejército demoníaco.

Sin embargo, Wukong se encontraba meditando acerca de los sucesos de las últimas semanas. Había sido citado por la corte celestial para responder a sus múltiples crímenes, entre ellas borrar su nombre del libro de la vida y haber retado al emperador de jade a un duelo a muerte para tomar su trono y coronarse como el nuevo rey.

Los dioses estaban ofendidos por la actitud rebelde del mono, le permitían realizar sus actos heroicos siempre y cuando no los use para desafiar la gran autoridad de los dioses, algo que le parecía a Wukong bastante tentador.

El rey mono viajo a los cielos para asistir al juicio, la mayoría de los dioses querían destruir su forma física y colocar su esencia en la superficie de un millón de estrellas como castigo por su imprudencia, otros estaban a favor de dejarlo libre por los actos heroicos que ayudaron al mundo de los mortales. Aunque a Wukong no le interesaba mucho lo que los dioses decían de él, entre el cielo y la tierra, el era el único honrado, el único digno de hacer lo que se le de la gana.

La corte celestial encontró a Wukong culpable de varios crímenes, como provocar el desequilibrio en el mundo sobrenatural al haber ayudado a la humanidad a ganar guerras, y lo sentenció a muerte. Wukong se hecho a reír, un montón de payasos vistiendo ropas elegantes no le dirían que hacer.

Un día de verano, los dioses bajaron de los cielos y fueron al valle de los monos donde Wukong creció. Los dioses llevaron a cabo una masacre, hombres, mujeres, niños, todos fueron víctimas del juicio divino. Cuando Wukong volvió a su hogar lo encontró ardiendo en llamas, las flores se ahogaron por la sangre, y el olor a muerte carcomia su nariz. Wukong hizo un juramento, destruir a todos los dioses y liberar al mundo de su cruel tiranía, y con el poder que poseía actualmente...era un sueño que se haría realidad.

Nos encontramos arriba de una montaña, un hombre con rasgos de mono estaba sentado en el pasto, tenía pelaje color marrón, ojos dorados brillantes, cejas pronunciadas de tono marrón y una ligera barbilla con pelo. El mismo estaba usando una armadura ligera que consistía en dos hombreras con la forma de una cabeza de dragón bañadas en oro, la zona del pecho tenía un diseño similar a estas, tenía pantalones marrones holgados, un cinturón metálico con una pieza que colgaba, brazaletes dorados, sin calzado. En la parte de su cabeza llevaba unos adornos parecidos a antenas que caían por detrás.

Wukong abrió los ojos, respiro para saborear el aire fresco de la mañana, su mirada se clavo en el horizonte donde se podían apreciar cuatro estatuas gigantes que se acercaban a su ubicación actual

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Wukong abrió los ojos, respiro para saborear el aire fresco de la mañana, su mirada se clavo en el horizonte donde se podían apreciar cuatro estatuas gigantes que se acercaban a su ubicación actual. Wukong se levantó del pasto y dio un paso para caer al otro lado de la montaña, el rey mono se llevó la mano a la parte posterior de su oreja para sacar un pequeño palillo de metal que se convirtió en un báculo. Wukong se trono el cuello y empezó a correr hasta el peñasco, solo para que una nube mágica se colocará debajo de el y lo guíe cerca del ejército divino.

El Renacer Del Rey MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora