Después de este mes de enero tan agotador pude tirarme en mi cama con un cansancio de haber trabajado con los de primero tres horas seguidas.
Seguramente os preguntareis porque estoy tan cansado. Es muy simple. Entre los análisis diarios que tengo que hacer en el laboratorio y que Adri no paró de darme la lata con hacer algo emocionante y con riesgo, según él, no he tenido tiempo para reponer fuerzas.
Lo bueno es que ahora con los distintos sueldos de cada uno podemos permitirnos hacer alguna actividad más extrema o algo por el estilo. Tenía que tener alguna desventaja ser el mayor de la relación.
En cuanto acabaron las vacaciones de Navidad renuncie a mi trabajo como profesor.
Claramente lo hice por dos razones. La primera era que quería cambiar de aires y probar con el trabajo de científico. La segunda era algo que obviamente iba a pasar, debido a mi renuncia el director no perdió el tiempo y le ofreció a Adri mi puesto.
Él no se lo pensó dos veces y aceptó, no sin antes decirme que opinaba de eso, pero lo animé a aceptar.
Y después de una semana de intentar enseñarle todo lo que implica pasar de ser un becario a un profesor pudo acostumbrarse. Pero la regla más importante que le deje clara es que los alumnos no huelan su miedo.
Aunque he de decir que los primeros días solo le dedicábamos a eso una hora ya que llegaba un punto en el que la cosa subía y subía y solo había una forma de solucionarlo.
Y por fin estábamos a mediados de febrero. Ya que me daban una semana de vacaciones y a Adri 3 días de febrero, decidimos irnos a algún lugar chulo desde el viernes hasta el miércoles.
Estuve trabajando lo máximo posible para comprar los billetes de avión. Le iba a dar una sorpresa del destino ya que íbamos a su lugar favorito del mundo mundial. Hawaii.
Siempre ha querido ver volcanes en erupción y todo ese rollo geológico. A decir verdad a mi me gustaba más la biología que la geología, pero bueno, así es la vida.
🌋
Por fin estábamos en Hawaii. Después de sorprender a Adri 4 días antes del vuelo, regalándole un peluche abrazando el billete en sus bracitos y un vuelo, que más que un vuelo parecía una tortura por culpa de un bebé al lado mío que no paraba de llorar, llegamos a Hawaii .
Agotado, dejé caer todo mi peso en la cama de la habitación del hotel para morir allí mismo, por lo menos hasta la noche. Me la pelaba el jet lag.
— Mi rey voy a darme una ducha —
— Ok, mientras yo voy a pasear por el hotel — Dije con una voz burlona porque sabía que era algo que él haría.
— Vale, pero ten cuidado — Dijo para acto seguido cerrar la puerta.
Me puse los zapatos, pero antes de salir me llegaron dos notificaciones: una de Instagram y otra de WhatsApp.
La primera era de Aitor. Era una foto en la que estaban él, Aroa y... ¿Un momento, ese no era Rodrigo?
Rodrigo también era un chaval de mi anterior clase. Era muy callado y tímido, incluso más que Aroa y Aitor, cosa que no es muy difícil, ya que, siendo los más chismoso y metiches del universo, no era muy difícil.
En la imagen había dos corazones: uno azul entre Aroa y Aitor, y otro... ¿Rojo entre Rodrigo y Aitor?
Sinceramente no voy a opinar. Solo hay dos opciones: o estos dos son novios o es que Aroa esta pirada por hacer un trío.
Si es la primera opción, son muy lindos, y si es la segunda, son muy innovadores.
Pero cuando veo el segundo mensaje me doy cuenta que se trataba de justo la última persona de la que quería saber algo.
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Mi querido becario
RomanceSebastián parece el típico profesor de Biología de Bachiller amargado, cuya asignatura es un infierno para sus alumnos, a excepción de 2 mentes maestras. Es por culpa del resto de los alumnos que Sebastián se verá obligado a compartir una parte de s...