Capítulo 5

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Un Admirador Silencioso

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Los días de Pablo se convirtieron en una rutina de silencio y observación. Mientras evitaba cualquier tipo de implicación en los asuntos políticos, dedicaba la mayor parte de su tiempo a observar a Pedro, fascinado por la manera en que manejaba cada situación con una naturalidad y un control que parecían innatos. Pedro era todo lo que Pablo no era: seguro, decidido y carismático. Cada vez que lo veía en la residencia o en los eventos a los que se veía obligado a asistir, su admiración por él crecía.

Pablo se sentía como un espectador en su propia vida, invisible en la presencia de Pedro. Era como si la magnitud de Pedro eclipsara todo lo demás a su alrededor, dejándolo en un segundo plano. Sin embargo, esa invisibilidad le ofrecía una ventaja inesperada: la oportunidad de observar a Pedro sin ser notado. Cada gesto, cada palabra, cada decisión que Pedro tomaba quedaba grabada en la mente de Pablo, quien pasaba horas reflexionando sobre ellos, analizando sus movimientos, intentando descifrar los secretos que Pedro parecía guardar bajo una capa de profesionalismo impecable.

Pedro se había convertido en un modelo a seguir para Pablo, la única persona que parecía encarnar todo lo que él admiraba y aspiraba a ser. La forma en que Pedro se relacionaba con los demás, su habilidad para mantener la calma en medio de la tormenta política y su capacidad para resolver problemas con una elegancia innata eran aspectos que Pablo observaba con creciente fascinación. Pero, a medida que su admiración por Pedro crecía, también lo hacía el conflicto interno que sentía.

Lo que había comenzado como un respeto profundo por las habilidades de Pedro comenzó a transformarse en algo más complejo y perturbador. Pablo no entendía exactamente lo que sentía, pero había algo en Pedro que lo atraía de una manera que nunca había experimentado antes. Era una atracción que desafiaba la lógica y que lo confundía. La idea de que esos sentimientos pudieran ser románticos lo inquietaba, llevándolo a una mayor introspección y a un aislamiento aún más profundo.

A medida que la atracción por Pedro se hacía más intensa, Pablo comenzó a evitar no solo los eventos y las reuniones, sino también cualquier situación en la que pudiera cruzarse con él. La confusión y el miedo a lo que esos nuevos sentimientos podrían significar lo hicieron construir muros más altos a su alrededor. Se refugiaba en su habitación o en la biblioteca, donde podía sumergirse en sus pensamientos y en los libros, buscando respuestas que nunca parecían llegar.

El refugio que encontró en la biblioteca se volvió su lugar de escape y de reflexión. Allí, rodeado de libros, podía perderse en mundos ajenos, alejándose de la confusión que sentía en su vida real. Sin embargo, incluso en esos momentos de calma, Pedro seguía siendo una presencia constante en su mente. Cada vez que leía una novela o exploraba un nuevo tema, no podía evitar comparar esos mundos ficticios con el que Pedro representaba en su realidad. La admiración que sentía por él se entrelazaba con un deseo que no sabía cómo enfrentar, creando una mezcla de emociones que lo dejaba agotado y confundido.

A pesar de sus esfuerzos por evitarlo, Pedro seguía ocupando sus pensamientos, convirtiéndose en el centro de un torbellino emocional que Pablo no sabía cómo manejar. Los sentimientos de atracción que sentía por Pedro eran difíciles de reconciliar con su visión de sí mismo y con el papel que se esperaba que desempeñara en la vida. La confusión interna lo llevaba a una mayor introspección, y la soledad que había cultivado se volvía cada vez más pesada.

La vida continuaba su curso, con Pablo tratando de mantener una fachada de normalidad mientras luchaba con sus propios demonios internos. Sus encuentros con Pedro, siempre breves y superficiales, solo intensificaban su deseo de comprender lo que realmente sentía. Pero la barrera que había construido entre él y el mundo exterior seguía creciendo, y con ella, la dificultad de enfrentar la realidad de sus emociones.

En las noches en las que se encontraba solo, mirando el techo de su habitación, Pablo se preguntaba si alguna vez podría encontrar una manera de reconciliar su admiración por Pedro con su propia identidad. El miedo a lo desconocido y el temor de ser juzgado lo mantenían atrapado en un ciclo de evasión y aislamiento. Mientras tanto, Pedro seguía avanzando en su carrera política, un faro lejano que iluminaba el camino que Pablo anhelaba pero que sentía inalcanzable.

Dest 🤫

Bajo mi protección [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora