Despreciable delincuente

213 82 48
                                    

¡Amo la canción para este capítulo! Pero no encontré un video en español con aspecto decente, así que la pondré en italiano; da lo mismo.

Muchas gracias a esas personitas que dedican un poquito de su valioso tiempo a leer este pequeño capítulo. Gracias.

Kuroba Kaito no estaba seguro de si transferirse a la secundaria Teitan en Beika era del todo una buena idea, especialmente porque sabía que quizá allí podría encontrarse con Kudou Shinichi, ese obstinado detective tan empeñado en capturarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kuroba Kaito no estaba seguro de si transferirse a la secundaria Teitan en Beika era del todo una buena idea, especialmente porque sabía que quizá allí podría encontrarse con Kudou Shinichi, ese obstinado detective tan empeñado en capturarlo. Sin embargo, también sabía que era algo que debía hacer debido a la creciente amenaza que se cernía sobre él. La organización secreta que había asesinado a su padre había comenzado a investigar más de cerca su identidad, sospechando que el enigmático Kaitou Kid podría estar vinculado al distrito de Ekoda.

Por lo tanto, Kaito tomó la decisión de mudarse temporalmente a Beika. Esto le permitiría mantenerse bajo el radar y evitar comprometer su seguridad y la de sus seres queridos más cercanos.
Mentalmente, Kaito creía que se había preparado para lo inesperado. En su cabeza, el plan era claro: pasar desapercibido, mantener distancia de los peligros y, sobre todo, evitar que su verdadera identidad fuese descubierta. Sin embargo, todo su meticuloso cálculo se desmoronó ante una realidad que no había previsto: la confesión del dueño de aquellas gemas azules.

«Me gustas, Kaito».

Desde el primer momento en que Kuroba Kaito se encontró cara a cara con Kudou Shinichi, algo dentro de él había cambiado para siempre. Fue como si aquella irresistible pasión con la que Shinichi se movía a su alrededor encendiera una chispa en su interior, una que vibraba cada vez que se perdía en los atractivos ojos del detective. La agudeza de su mirada y la firmeza de su voz resultaban simplemente magnéticas. Sin darse cuenta, Kaito, tan acostumbrado a las intrigas como a la completa suplantación de identidades, comenzó a sentirse atrapado en una atracción que no sabía cómo explicar. Poco a poco, las conversaciones con Shinichi y cada encuentro casual se transformaron en una intensa batalla interna, donde la admiración se iba convirtiendo en algo mucho más profundo. Pronto se descubrió a sí mismo observándole fijamente, siguiendo sus pasos y deseando estar cada vez más cerca, cayendo a sus pies como un imbécil.

Y aquel día, la confesión del detective, quien lo miraba con cierta timidez, lo dejó completamente pasmado. Kudou siempre se había mostrado tan serio y reservado que a Kaito le había resultado difícil darse cuenta de que no solo sus sentimientos eran correspondidos, sino que, además, Shinichi, teniendo novia, también había estado luchando contra sus propias emociones.

«¿Quieres salir conmigo, detective?».

Fue hacer esa pregunta y Kaito estuvo seguro de que jamás en su vida podría olvidar cómo aquellos ojos, esos zafiros cristalinos, se habían mostrado bellamente sorprendidos, brillando más que la propia luna que iluminaba los cielos durante cada uno de sus atracos. La sonrisa del detective fue tan maravillosa que Kaito restó importancia al hecho de que había comenzado a amar a alguien destinado a atraparlo. La paradoja en sí se le antojaba tan inoportuna: el mismo hombre que podría arruinar su vida también había encendido una potente chispa en su corazón. E ingenuamente creyó que podía ser feliz con alguien como Shinichi, alguien tan audaz, honesto y terriblemente perfecto. Y en gran parte, de verdad lo era… Estaba tan estúpidamente enamorado de él que habría dado cualquier cosa por Shinichi, incluso su propia vida. Pero entonces, aquello sucedió, y la realidad se estrelló contra su fantasía perfecta, destruyéndola por completo.

𝕂𝕒𝕣𝕞𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora