CAPÍTULO 5

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MATRIMONIO POR ACCIDENTE

CAPÍTULO 5

Esa mañana ambos llegaron de muy buen humor, todos suponían que el motivo de tan buena actitud era el ascenso de Betty, ya que para Armando significaba un triunfo sobre los Valencia, quienes siempre se opusieron a ese nombramiento, pero por fortuna, e inexplicablemente para quienes no pertenecían a la familia de Armando, el matrimonio Mendoza votó por la candidatura de Betty como vicepresidente financiero en esa junta de emergencia, siendo que las anteriores veces simplemente se abstenían, para evitar conflictos con Daniel y Marcela. Lo cierto era que la economista se lo merecía, claro que el hecho que más influyó en el matrimonio Mendoza era que, aunque secretamente, Betty era su nuera.

En la empresa, la relación de estos loquillos era la misma de siempre, jefe y mano derecha, un equipo sin grietas, pero la convivencia en la mansión no era nada fácil, más bien era peor de la que tienen muchos matrimonios donde cada integrante tiene características distintas. Por ejemplo: Armando era obsesivamente ordenado y Betty, era todo lo contrario, o mejor dicho era muy despistada.

Así interactuaron Betty y Armando en su primera pelea.

Armando: ¡Betty! ¿Por qué dejó la toalla en la cama?

Betty: Primero, aquí no me grite doctor, no estamos en la oficina y ahora le voy a ser sincera, de verdad se me olvidó.

Armando: Bueno doña Beatriz, no le gritaré más, pero por favor, no deje sus cosas por cualquier lado.

Betty: -Ya le dije que soy un poco despistada con las cosas de la casa.

Armando: -No, lo que sucede acá, es que usted era una niña de mamá, seguramente, doña Julia andaba pendiente de usted, pero vaya haciéndose a la idea de que usted es una mujer ca -sa -da.

Betty: -No le voy a negar que mi mamá me consentía mucho, si estuviera en mi casa, seguramente ella habría recogido la toalla, pero no hace falta que sea tan grosero. Ah, y usted vaya haciéndose a la idea de que soy una futura mujer di -vor -cia -da.

Peleas así había todo el tiempo, si no era por el shampoo destapado, era el dentífrico apretado por la mitad, pero el apocalipsis fue cuando se tapó el desagüe de la ducha por la caída del cabello de Betty.

Armando: -¡¡¡BETTY!!! Por Dios que tiene en esa cabeza, esto es un desastre, voy a tener que llamar a un plomero.

Betty: -No exagere, deme las herramientas que yo lo soluciono.

Armando: -¿Acaso puede hacer esto?

Betty: -Tuve que aprender para que mi papá no se desmaye por unos pelitos de cuarta que tapan un poquito el desagüe. Y gracias a dios que lo aprendí, porque ahora, mi marido, es aún más insoportable.

Afortunadamente, Betty estaba adiestrada para esos quehaceres y lo solucionó enseguida.

Pero no todas eran peleas, ellos también estaban dispuestos a ayudarse uno al otro, como cuando Betty decidió que no era justo recibir, así como así, el dinero de la venta de los bienes de su marido y le propuso la creación de lo que sería Terranova.

Betty: -Le voy a hacer una propuesta, mi amigo Nicolás Mora es un muy buen inversionista, y creo que lo mejor sería colocar los fondos de la venta de sus bienes en un proyecto que él tiene, nosotros podríamos duplicar o triplicar el dinero en poco tiempo.

Armando: -¿Qué garantía tengo de que vaya a funcionar?

Betty: -Mi palabra, o mejor dicho la garantía de que yo invierto si usted invierte.

Armando: -El famoso " yo salto, si tú saltas"

Betty: -Si usted pierde su inversión, yo pierdo la mía, mi interés es que este divorcio sea lo más justo posible, si logramos duplicar o triplicar la inversión, usted puede recuperar lo que está vendiendo e incluso adquirir algo mejor.

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