MATRIMONIO POR ACCIDENTE
CAPÍTULO 2El amanecer los encuentra a los dos durmiendo en la misma cama. Armando se despierta primero.
Armando: —Betty, Betty, ¿Qué sucedió?
Betty: —Mamá déjeme dormir un rato más.
Armando: —Que no soy su mamá. ¿Qué sucedió anoche?
Betty: —No me acuerdo doctor, ay, me duele muchísimo la cabeza. —En su pensamiento :«me duele todo ¿Qué pasó?»
Armando: —Claro, el tremendo guayabo.
Betty: —¿Dónde estamos? ¿Qué hace usted en mi cama? —Dándose cuenta de que su cuerpo no tenía ningún tipo de prenda de vestir —¡¡ah!! ¿Por qué estoy desnuda? —Agarra la sábana superior, se tapa como puede y corriendo se mete al baño.
Armando, que también recién se da cuenta de su desnudez, busca su bóxer, y se queda mirando atentamente la sábana inferior, dándose cuenta de que hay una pequeña mancha de sangre, prueba inequívoca de la pureza de Betty.
Armando: —¿Qué hice? ¿Cómo fui capaz de quitarle su inocencia? Betty, mi Betty, me regaló su virginidad.
Fue cuando comenzó a recordar. Sí, efectivamente, recordó cuando rompió esa barrera y ella derramó una lágrima. Intentó ser suave y dulce, luego repitieron la faena, ahí no tuvieron piedad, fueron salvajes. Ni siquiera con Marcela recordaba haberla pasado tan rico.
Por su parte, Betty estaba en la ducha, a ella también le empezaron a llegar los recuerdos, los besos que ella respondió y las caricias que la hicieron estremecer. Eran momentos, con muchas lagunas, pero no se esforzó en recordar demasiado, porque le daba mucha vergüenza.
«Por Dios, que vergüenza. Yo lo provoqué para la segunda vez, ¡Ah! Qué horror las cosas que hice. Fui muy atrevida ¿cómo voy a volver a mirar a don Armando a la cara?» pensaba Betty.
Con mucha vergüenza, Betty salió envuelta en un albornoz. Él todavía estaba ahí, realizando una llamada telefónica a su amigo Juan Manuel Santamaría, quién era su abogado y trabajaba también en Estados Unidos.
Armando: —Hola hermano, lo llamo para contarle que hice una locura.
Santamaría: —¿Y cuándo no Armandito?
Armando: —Vea, estoy en Las Vegas. Se lo resumo: me emborraché y me casé, no estoy seguro de que el matrimonio sea legal.
Santamaría: —Envíeme los datos de ustedes y la copia del acta por fax, que yo, desde acá, hago las averiguaciones pertinentes.
Betty se sorprende al ver el documento en inglés en las manos de su ahora esposo. Se lo arranca de las manos, se queda mirando el papel azorada. Intuye que un documento tan prolijo y con tantos sellos y firmas, no puede ser de juguete.
Betty: —¿Qué hice? ¿Qué hicimos? —comienza a recordar la ceremonia—
Armando: —No se preocupe Betty, seguramente estuvimos en una capilla de ceremonias en broma.
Betty: —Ojalá así sea.
Armando: —Me quedé un momento, para asegurarme de que estuviera bien. Ahora voy a mandarle un fax del acta a Santamaría. —Betty le devuelve el acta—. Y luego voy a bañarme y a preparar las valijas para volver a Bogotá.
Betty está tan abrumada que ni siquiera le responde. Él se va y ella como autómata comienza a arreglarse y a armar las valijas, hasta que se topa con el vestido de “ Marilyn ” y el traje de “ Elvis”. Decidió empacarlos, después de todo, era un bonito “vestido de novia”.
Dos horas después, Armando la recoge en su habitación. Estaban a punto de salir hacia el aeropuerto cuando sonó el teléfono en la habitación de Betty, era una llamada del doctor Santamaría.
Santamaría: —Hola hermano, lo llamé a su habitación y como no lo encontré, llamé a la habitación de su “esposa” jajaja.
Armando: —¿El documento es válido?
Santamaría: —Súper válido y legal.
Armando: —Espere que ponga el alta voz, Betty está conmigo.
Santamaría: —Buenos días Betty. Voy al grano: tengo entendido que lo de ustedes fue un MATRIMONIO POR ACCIDENTE, pero les cuento que no se puede anular, ni tampoco se puede pedir el divorcio en EE.UU. porque ustedes no son residentes. Si bien se casaron ahí, su matrimonio se rige por las leyes del lugar de residencia, es decir de Colombia. Y según las leyes colombianas recién pueden pedir el divorcio después de los seis meses.
Armando: —Gracias Santamaría por la asesoría. Nos vemos el sábado en el casamiento de su hermana.
Armando corta el teléfono. Se da cuenta que desde la mañana Betty no lo ha mirado a la cara, es evidente que todavía está avergonzada. De pronto una pregunta sale de sus labios.
Betty: —¿Y ahora, qué?
Armando: —Pues, ahora nada, por ahora volvamos a Bogotá. —Pensativo—. Lo que no entiendo es cómo nos casamos sin nuestras identificaciones.
Betty: —Los pasaportes —recordando— usted tomó los pasaportes, tanto en el aeropuerto de nueva York, como en el de Las Vegas, los tenía en su saco.
Armando: —Tiene razón, estaban en el saco que tenía ayer. Cuando llegamos a la capilla se los di al juez, luego nos pusimos los disfraces y ya no recuerdo nada más. Supongo que el servicio del hotel trajo las ropas que teníamos antes de casarnos a esta habitación.
Betty sigue sin mirarlo a la cara, actitud que a su jefe- marido lo empieza a fastidiar.
Armando: —Por Dios Betty, ya míreme, no puede seguir así.
Betty: —Entiéndame que me muero de vergüenza. —Por primera vez lo mira.
Armando intenta comprenderla, y a la vez se siente culpable, Betty es una mujer con una educación muy conservadora y lo que había pasado la noche anterior fue demasiado para ella.
Armando: —La comprendo Betty, sé que es incómodo hablar de lo que pasó anoche, pero quiero que sepa que usted para mí no fue una más.
Betty: —Claro que no fui una más. Ninguna de las mujeres con las que estuvo antes es tan fea.
Armando: —Ninguna, óigame bien, ninguna, tan especial como usted.
Betty : —Ninguna tan fea como yo.
Armando :—Ninguna tan especial, ninguna tan dulce, ninguna tan buena, ninguna que me despierte lo que usted me despierta.
Betty: —¿Lástima? No se preocupe, lo que pasó anoche queda olvidado.
Armando: —No sea tan dura con usted misma, y no se crea que nos lo vamos a olvidar así como así. Usted me genera ternura, respeto, admiración, confianza, además ninguna fue capaz de lograr lo que usted logró: llevarme al altar.
Betty: —Don Armando, no estamos para bromas —se le escapa una sonrisa. —Aunque si se entera doña Marcela nos mata. Jojojó.
Armando: —Hablando de ello, lo mejor sería que nadie se entere de este MATRIMONIO POR ACCIDENTE.
Betty: —Por supuesto que no, mi papá no se puede enterar de esto, es capaz de matarnos.
Armando: —¿Entonces, cómo seguimos?
Betty: —Seguimos nuestras vidas normales, como si esto nunca hubiera sucedido. Seguiré siendo su asistente y usted mi jefe, dentro de seis meses iniciaremos el trámite de divorcio, supongo que será rápido, ya que será de común acuerdo, no hay bienes que dividir y no tenemos hijos. Intentaremos olvidar lo sucedido y seguir con nuestras vidas.
Armando: —Como siempre Betty mi confidente, mi mano derecha, nuestro secreto lo llevaremos a la tumba.
Betty: —Como siempre doctor. —Y dijo en su mente: «gracias doctor por darme la mejor noche de mi vida» —.
¿Será todo tan fácil como nuestros tortolitos piensan?CONTINUARÁ…
HISTORIA Debettyyarmando1999 y.(CARO_LINA)
EDICIÓN DE MarcelaQuinteros8
PORTADA DE ALEJANDRA GOMEZ.
ESTÁS LEYENDO
MATRIMONIO POR ACCIDENTE
FanficBetty y Armando viajan a Estados Unidos a cerrar un negocio con el Fashion group. Los invitan a las Vegas, se emborrachan ¿ Que puede salir mal? Los invitamos a leer esta divertida historia HISTORIA DE ALEJANDRA GOMEZ Y CHESITA SU MERCED.(CARO_LINA)...