Alma Perdida [Errorink]

Capítulo 16: El encuentro

Todo parecía tranquilo. El guardián, Ink, había ampliado su hogar en el Antivoid junto a Error. Aunque la idea de invadir su espacio personal con una casa grande incomodaba a Error, permitió que Ink la creara por la emoción que le causaba. Lo que ambos no esperaban era la rapidez con la que sus hijos crecían conforme pasaban con ellos y tenían contacto con su magia. Apenas llevaban unos meses con ellos, y los pequeños ya habían comenzado a caminar sin necesidad de enseñanza.

La primera vez que Gradient lloró de hambre, PJ, en un intento de alcanzar una fruta de la mesa, dio sus primeros pasos. Caminó decidido sobre la mesa para entregarle una manzana a su hermano, sin siquiera dudarlo. Ink, que observaba todo desde la puerta, dejó caer el plato de comida que traía en las manos y salió corriendo. En su emoción, casi ahogó a Error al arrastrarlo por su bufanda, llevándolo al lugar donde sus hijos mostraban sus nuevas habilidades.

Para Ink, sus pequeños eran increíbles. Verlos aprender y desarrollarse tan rápido lo llenaba de un orgullo que le iluminaba el rostro. Por otro lado, Error se sentía más tranquilo al ver a su pareja tan feliz. A pesar del caos y el desorden que dejaban tanto Ink como los niños, Error se encargaba de la limpieza, aunque siempre terminaba lidiando con el desorden que Ink provocaba nuevamente. Cada vez que esto sucedía, Error lo obligaba a ayudar a limpiar, lo que poco a poco enseñó a Ink a ser más considerado y organizado.

El guardián, intentando ser más atento con Error, optó por llevar consigo una pequeña libreta de bolsillo donde anotaba las cosas importantes para su pareja. Cada mañana la leía varias veces, asegurándose de que no olvidaría nada esencial. Después de todo, el bienestar de Error era primordial para él.

A pesar de sus diferencias, ambos habían encontrado un equilibrio. Disfrutaban de la compañía del otro y se preocupaban genuinamente por su bienestar. Juntos, habían formado una familia y estaban dispuestos a protegerla a cualquier costo. Ser padres les había traído una nueva rutina, una más agotadora pero llena de momentos valiosos. Cada día era una oportunidad para enseñarles algo nuevo a los niños, y con el tiempo, empezaron a descubrir algunas de las habilidades que sus pequeños poseían. Era evidente que eran una combinación perfecta de creación y destrucción.

Error, en secreto, trataba de enseñarles el arte del caos y la destrucción, pero los niños, siendo reflejo tanto de Ink como de él, creaban algo solo para destruirlo y luego comenzar de nuevo, perfeccionando lo que antes habían hecho. Ink observaba con fascinación este comportamiento, notando que cada vez que destruían algo, lo reconstruían con mayor habilidad, como si el ciclo de creación y destrucción fuera parte de su naturaleza.

En solo unos meses, aquellos pequeños seres, que al principio parecían frágiles y delicados, habían crecido y se habían vuelto más fuertes. Ink sentía alivio de saber que sus hijos, nacidos de los desacuerdos entre él y Error, serían capaces de defenderse en el futuro. De lo contrario, ambos habrían tomado medidas extremas: Error, sin piedad, habría acabado con ellos, viéndolos como estorbos inútiles; mientras que Ink, aunque más compasivo, probablemente los habría enviado a un lugar donde nadie pudiera dañarlos, aunque nunca más los volvería a ver.

Era una realidad cruda, pero en su mundo, lleno de peligros y enemigos, los débiles no sobrevivían. Si sus hijos no podían defenderse, solo se convertirían en una carga o, peor aún, caerían en manos de quienes les harían sufrir las peores torturas.

Sin embargo, esa mañana parecía ser otro día lleno de caos cotidiano. Ink tenía una urgencia en uno de los multiversos y necesitaban su ayuda de inmediato. Antes de irse, le pidió a Error que se encargara de los niños. Error, aunque inicialmente gruñó, aceptó la responsabilidad.

Esa mañana parecía otro día lleno de caos cotidiano. Ink se preparaba para atender una emergencia en uno de los multiversos, dejándole la responsabilidad de cuidar a los niños a Error.