Primavera

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Caminaba por las tranquilas y silenciosas calles de Ciudad Carmín, acompañada únicamente del suave susurro del viento atravesando mis oídos.

Era primavera, temporada en la que las flores de cerezo dislumbraban los ojos de las audiencias que paraban aquí para admirar tan tanjante belleza.

La lluvia de pétalos rosados que bailaban lentamente hasta tocar el suelo, forrandolo de tan hermoso color. Um ambiente tan pacífico y posiblemente imposible de arruinar, o eso creía.

Escuché sonar el timbre de mi celular, era un mensaje de mi amigo Gou, aparecía como un archivo adjunto en el anticipo del mensaje en mis notificaciones.

"Mira, Koharu, encontré esta fotografía mientras revisaba los archivos de mi móvil"

Abrí el archivo, pues creí que sería un retrato de alguno de sus pokémon. Y ahí lo vi a él, su contagiosa sonrisa y aquellos ojos radiantes color avellana. Esas marcas en forma de zeta en sus mejillas y aquel cabello negro y desordenado.

A su lado estaba Gou y yo, pues era una memoria que guardamos en alguna de nuestras efímeras aventuras.

"¡Que linda foto!", respondí manteniendo la compostura.

Apagué mi celular y continúe mi condenado camino, con luces vagas que perecían y volvían a la vida una y otra vez iluminando mi rumbo.
¿Negar el pasado? No, no lo negaba, sólo lo estaba aceptando, sólo admitía que fue mi error guardarme aquellos sentimientos. Y qué podía hacer ahora, frustrarme, lamentarme, qué sentido tenía.

El aire continuaba jugando con mi cabello, amenazando con deshacer mi perfecta coleta y esponjarlo. El frío también comenzó a atacar, por eso envolví un suéter, que cargaba en mi mochila, alrededor de mi cuerpo.

Antes de llegar al frente del hotel vi un destello pasar a mi lado, una gama de colores rojoz y azules, con una mancha amarilla a su lado. Me tallé los ojos atascados por el cansancio de un día de trabajo, no había nada.

¿Acaso me estaba volviendo loca? Desde que vi la aquella foto no lo pude sacar de mi mente, maldita sea, ¿por qué me haces esto?

Por qué me obligo a recordar un amor del pasado, una sensación amena y que me llenaba de calidez cada que se presentaba ante mí, en forma de aquel joven entrenador. ¿Por qué, Satoshi?

Qusiera tener el valor de terminar todo esto, eliminarte de mi vida de una vez por todas pero... Tú no hiciste nada malo, continuaste cumpliendo tus sueños, tal y como siempre dijiste que lo harías; pero no te diste cuenta de que ahora los míos estaban a tu lado.

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