Lo supe desde niña - fanfic MAFIN

Lo supe desde niña

Llevo años sin publicar una historia nueva y tenían que llegar las MAFIN para cambiar eso. He preferido escribir un fanfic One-shot para asegurarme de darle final, porque las historias largas siempre son un peligro.

Mi fanfic transcurre en uno de esos días en que van juntas a Madrid a pasar la noche en un bonito y discreto hotel, antes de que Isabel las descubra y de que Jaime le cuente a Marta sobre su enfermedad. Como nos falta bastante información del pasado de las MAFIN, me he permitido algunas licencias:

—Marta y Fina se llevan 8 años.

—En la actualidad (1958), Marta tiene 36 años y Fina tiene 28.

—No haré ninguna referencia a la guerra civil española ni a la segunda guerra mundial, aunque las fechas coincidan. Así que no os fijéis en eso, por favor.

¡Y ahora, a leer! Espero que os guste mi historia ;)

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LO SUPE DESDE NIÑA

1958 - ACTUALIDAD

Fina se había despertado muy contenta, cuando terminase el turno de tarde en la tienda, se reuniría con Marta para pasar la noche juntas en Madrid. No se lo podía creer, tantas horas juntas y a solas últimamente. Trabajar era más llevadero si tenía semejante recompensa al acabar la jornada. Incluso Claudia le había preguntado por qué no dejaba de sonreír esa mañana. Pobre Claudia, en algún momento tendría que contarle que la razón de su felicidad tenía nombre y apellidos, pero ese momento podía esperar.

La joven se observaba en el espejo mientras terminaba de arreglarse su cabello oscuro y se colocaba los característicos ganchitos de color rosa, a juego con el lazo y la blusa de su uniforme. Y entonces, un recuerdo muy lejano regresó a su mente.

1938 - Marta (16 años) Fina (8 años)

La pequeña Fina visitaba a menudo la cocina de la casa grande cuando doña Catalina, la esposa de Damián de la Reina, cocinaba. La mujer solía darle a probar sus platos y postres, y Fina le daba su opinión encantada, especialmente cuando se trataba de los bollitos suizos que tanto le gustaban también a su hija Marta. Aquella mañana, doña Catalina se ofreció a hacerle trenzas mientras la comida estaba en el fuego.

—Desde que Marta creció, ya no me deja peinarla así, dice que es muy infantil.

Fina escuchaba atentamente mientras se dejaba hacer por la amorosa mujer. Ella y su hermana Digna se habían convertido en su referente materno desde que Adela, su madre, había fallecido un año antes.

—¿Qué habla de mí, madre? —La voz de Marta sonó desde la puerta—, ¡hola, Fina!

—Hola, señorita Marta.

—Le contaba a Fina que ya no me dejas peinarte.

—Porque sólo quiere hacerme trenzas o coletas como si fuera una niña pequeña... no te ofendas, Fina —añadió por lo bajo con diversión.

—No me ofendo, señorita Marta —contestó educadamente como hacía siempre.

—Eres un encanto, Fina —aseguró Marta mientras le pellizcaba sin fuerza el moflete.

—Y tanto que lo es, ella me da el gusto de peinarla, no como otras... —lamentó doña Catalina sin dejar de sonreír.

—A mí ahora me gusta más llevar el pelo suelto, madre —explicó Marta mientras se echaba hacia atrás la melena rubia—, ¿a que me sienta bien? —exclamó al tiempo que daba media vuelta sobre sus talones, haciendo que sus cabellos flotasen en el aire y que se elevase un poco el borde de su falda.