Ben

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Esto es lo que todo el mundo sabe de la muerte de Ben: se metió donde no le llamaban y alguien decidió quitárselo de encima. En mi barrio, nadie se extraña de una cosa así. No fue la primera vez, ni será la última. La droga mueve mucho dinero. La gente mata por dinero.

Esto es lo que yo sé de la muerte de Ben: hubo una timba de póquer esa misma noche, en el bar de Carmen. Los Medina le esperaron a la salida y lo arrastraron al descampado de los aviones, donde lo mataron. Kevin, a quien llamábamos la bola de grasa, estaba con él, pero se cagó de miedo y se piró.

Esto es lo que yo sé de Ben: era pendenciero, pero respetaba a los Medina. Al principio de su carrera, había trabajado para ellos. Incluso era amigo de un tal Horacio, el hijo pequeño del capo, don Nicolás. Horacio Medina era un pirado de los coches y de las chicas guapas, y un habitual de las timbas de póquer que Ben organizaba en el bar de mi tía. No tengo ni idea si jugó la noche que mataron a Ben, aunque lo más probable es que no, porque ya hacía tiempo que estaban peleados. Se pelearon porque Ben era demasiado ambicioso para trabajar para ellos; quería su propio negocio. La ambición lo mató. Aunque no era idiota. Sabía muy bien con quién estaba tratando. Era meticuloso, siempre tenía previsto un plan B, no cometía errores. Si murió como un perro en el descampado de los aviones, fue porque alguien lo traicionó.

𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 [Fᴇᴅʀɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora