VII

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– ¡Que haya pasta, que haya pasta! – exclamaba Klaus intentando abrir el maletín.

Al abrirlo el de ojos verdes y yo aparecimos en lo que parecía un campamento militar. Ambos estábamos en toalla únicamente.

– ¿Dónde estamos? – cuestioné algo asustada.

(...)

El maletín nos trajo de vuelta después de estar casi un año fuera.

Estábamos en otro autobús.

– Klaus... – sollocé.

El chico entrelazo nuestras manos aún manchadas de sangre. Su mirada estaba perdida.

Al bajar del autobús el de ojos verdes reventó el maletín contra el suelo.

– Nene, no. – susurré al verlo llorar.

– Vámonos a casa. – sollozó.

Caminamos en completo silencio por la calle hasta llegar a la Academia.

– Voy a darme un baño. – dije al entrar.

– Te acompaño. – susurró Klaus.

– Prefiero estar sola. – hablé mirándolo con lágrimas aún en los ojos.

– No me dejes ahora, Cero, por favor. – susurró. – No me abandones otra vez.

Tragué saliva fuerte y lo abracé. – Prometo no hacerlo de nuevo. Lo digo de verdad.

El rizado se aferró más a mi y volvió a llorar. – ¿Puedo creerte?

Acaricié su pelo y apoyé mis labios en su frente. – Sí. Prometo quedarme contigo.

Ben asomaba por el vestíbulo. Me miró con una sonrisa triste y asintió.

– Vamos arriba, por favor. – dijo el rizado.

Lo cogí de la mano y subimos a mi habitación.

Al entrar al baño, Klaus se quitó la ropa muy despacio y la tiró al suelo. Se metió en la bañera y se sentó con la mirada aun perdida. Imité sus movimientos y también me metí en la bañera.

– ¿Quieres hablarlo? – cuestioné acariciando su brazo.

El rizado negó.

Asentí y me recosté. Todavía resonaba el ruido de los disparos en mi cabeza. Aún teníamos manchas de sangre en la cara y cuerpo.

– ¿Adónde vas? – preguntó Klaus al verme salir de la bañera.

– Necesito dormir. – dije y salí del baño.

Me puse un pantalon negro de chandal y una sudadera del mismo color. Me metí en la cama y empecé a llorar.

(...)

No sabía cuánto tiempo había pasado durmiendo. Klaus estaba a mi lado, aun dormido.

Me levanté con cuidado de no despertarlo y salí de mi habitación, cerrando la puerta.

Me picaba todo el cuerpo y tenía un fuerte dolor de cabeza.

– ¿Todo bien? – preguntó Cinco al verme salir de la habitación.

– Sí... una larga noche.

– ¿Y esa placa?

Toqué la cadena que colgaba de mi cuello. – De un... un amigo.

– ¿Y ese tatuaje?

Miré la fecha que tenía tatuada en el brazo. Era la fecha en la que le conocimos. Resoplé. – Ya te dije que fue una larga noche, Cinco.

– ¿Lo hiciste?

– ¿Hacer qué?

– Conozco los síntomas. – dijo. – Desafase horario, picazón en el cuerpo, dolor de cabeza como si te metiesen un algodón desde la naríz al cerebro. ¿Vas a decirme?

Suspiré con pesadez. – Tus amiguitos de las máscaras, cuando entraron aquí y no te encontraron nos llevaron a Klaus y a mí. – dije molesta.

– Y a cambio os llevasteis el maletín.

– Pensábamos que habría dinero... ¡solo queríamos colocarnos!

– ¿Y dónde fuisteis? ¿O a cuándo? ¿Cuánto ha pasado?

– Casi un año.

Cinco caminaba de un lado a otro. – ¿Sabes lo que significa eso?

– Que soy diez meses mayor.

– ¡Hazel y Cha Cha estarán buscando el maletín! – exclamó. – ¿Dónde está?

Suspiré. – Klaus lo destruyó.

– ¿Qué? Lo necesitaba para volver.

– Pues olvídalo, ya no existe. – respondí abriendo de nuevo la puerta de mi habitación.

– ¿Adónde vas? – cuestionó el chico.

– Fin del interrogatorio. – dije ya dentro de la habitación. Cerré la puerta y vi que Klaus ya estaba despierto. – Hola. – saludé.

El de ojos verdes sonrió ligeramente. – Hola.

Me senté junto a él.

– Tienes que hacerlo. – dijo mirando al suelo.

– ¿Hacer qué?

– Tienes que invocarlo.

– No, no, no. – repetí. – Sabes que yo ya no hago eso.

– Cero. – Me cogió las manos. – Nunca he querido tanto a nadie como te quiero a ti, ya lo sabes. – suspiró. – Pero a él también le he querido mucho. Solo quiero... solo despedirme, despedirnos.

– No, Klaus. No voy a traerlo. – dije.

– Cero...

– Lo siento, nene. – lo miré. – Sabes qué pasa cuando invoco espíritus. Sabes lo que eso me hace pasar...

El rizado asintió. – Por favor, Ce.

Negué. – Lo siento.

☂️
HOLA.
Es la primera vez que hablo por aquí jeje.
¿Qué os está pareciendo la historia?
¿Os está gustando?
¿Queréis que dedique un capitulo entero a Dave, Cero y Klaus, o prefieres que poco a poco vaya apareciendo en flashbacks?
Muchas gracias por leerme :)

For your love // Klaus HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora