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Emmanuelle Thurman era la chica más hermosa, perfecta y genial que podría existir en el mundo
O al menos eso fue lo que pensó el Spencer Reid en el instante que la vio luciendo una hermosa sonrisa junto con un vestido rosado, aunque en un instante sería azul y así iba hacer, pero en último instante ella creyó que el rosado el favorecía más que el azul. Aunque igual, si incluso se fuese puesto un pedazo de tela mal cortada o un bolsa negra, Spencer seguiría pensando que se veia hermosa de todas formas
──¿Quieres más pastel?── pregunto la rubia. Spencer estaba algo distraído, a lo cual Emma se acerco a él y le empezó a tocar la mejilla, haciendo que el castaño reaccióne
──Pensé que te habías convertido en un zombie y estabas analizando como matarme── bromeó mientras le daba un mordisco el trazo de pastel que llevo a si boca
Spencer, por otro lado, se quedó analizando cada detalle de la sonrisa de la chica que últimamente ha estado apareciendo en cada uno de sus sueños, era lo primero y último que pensaba al despertar y al dormir. Simplemente sentía que todo parecía demasiado irreal y que un día despertaría y Emma no estaría más, lo cual sería demasiado deprimente y en su vida ahora solo brillaria los colores grises y azules, porque ella le daba colores vivos en su vida
──Tienes algo acá── le dijo el castaño señalando la crema del pastel que tenia a lado del labio. La rubia fruncio el seño cuando sintió como él le quitaba la crema con delicadeza
──Gracias, Spence── le respondió con una dulce sonrisa mientras se limpiaba las manos con un pedazo de servilleta
Emmanuelle saludo a algunas personas que se acercaban a la mesa de comida, llevaba toda la noche saludando y hablando con cada persona que habia venido a la premiere de la película, ya estaba aburrida y queria irse del aquel lugar, el cual todos ya se estaban poniendo de pie para socializar al ver que toda la ceremonia habia acabado y ahora solo quedaba la fiesta. La rubia realmente odiaba este tipo de eventos y siempre les parecia aburridos, pero por primera vez le pareció divertido y sintió que valía la pena estar ahi, y todo fue gracias a la compañía del castaño
