"La vulnerabilidad es de valientes".
Había encontrado un refugio en lo que era el anonimato del internet. Después de todo, haber nacido cómo un quirkless en una sociedad que alababa a los héroes lo habían aislado socialmente.
En línea se sentía segu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La semana nunca le había resultado tan larga.
Semana en que Deku no había ido a la secundaria.
Desde aquel día dónde se confrontaron, no había visto de nuevo al peliverde. Su chat, que antes siempre tenía mensajes de ambos hablando de cualquier cosa, ahora se encontraba abandonado, mientras la sensación fantasmal de todas esas preciadas conversaciones lo atormentaba. Nunca antes se había sentido tan melancólico y acongojado cómo ahora. No sabía qué hacer, tenía un vacío en el estómago todo el tiempo y su mente parecía ausente, sin embargo, su orgullo no le permitía acercarse de nuevo al pecoso, a buscarlo.
¿Acaso sólo era eso? No, ciertamente no, también tenía miedo y una extenuante sensación de culpa, había sido cruel con el peliverde, lo aceptaba. En realidad, estaba consciente que había sido cruel con él toda su vida ¿Y cómo mierda podía arreglar algo así? Ni siquiera estaba seguro de querer arreglarlo, de poder enfrentar todo esto, ya la había cagado después de todo. Quizás no había nada que pudiese hacer.
Maldita sea, no, no podía rendirse tan fácilmente, después de todo, no se podía sacar esos ojos verdes de la cabeza, ese sentimiento tan intenso que ardía en su pecho desde hace tiempo y que sólo hasta hace poco había explotado dentro de él.
Se detiene, tomando una respiración y levantando su rostro mientras la brisa acariciaba sus pómulos y su cabello ceniza se movía ligeramente, la primavera estaba por llegar. Sus puños se aprietan aún ocultos en los bolsillos de su uniforme, ya era pasada media tarde y el sol comenzaba a descender por la bóveda celeste dando al lienzo del cielo tonos anaranjados y rosados en un degradado casi artístico. Llena sus pulmones de aire mientras mira la ruta que estaba siguiendo de regreso a su casa, sin poder evitarlo su mirada se desvía hacia otro camino, a la calle que Deku solía tomar para llegar al complejo de departamentos. Su corazón parece brincar por un segundo, sus pies comienzan a moverse sin pensarlo demasiado, su rumbo se desvía casi por impulso mientras en su cabeza sólo tenía la idea de ver de nuevo esos gentiles ojos que siempre lo habían observado con tanta admiración.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Antes de darse cuenta ya se encontraba frente a la puerta del hogar de ese peliverde, recordaba que departamento era gracias a la veces que lo había visitado siendo niño. Rememora todas las veces que Deku y él solían jugar juntos, en el parque cerca de sus casas, en el bosque a 5 calles y en los cuartos de cada uno, siente un sabor amargo en su boca ante todos esos recuerdos. ¿Qué mierda estaba haciendo? ¿Por qué estaba ahí en primer lugar? Parecía un maldito acosador, ni siquiera sabía qué le diría al verlo, la duda vuelve a abrumarlo y retrocede un paso dispuesto a irse, era estúpido estar allí. De repente, la puerta del departamento se abre y su corazón se detiene, una cabellera peliverde aparece, pero no la que él esperaba. La expresión de sorpresa de Inko era evidente, se siente realmente avergonzado por haber sido descubierto, no sabía qué decir ahora ni cómo explicarse, por suerte la mujer parece notar la confusión del adolescente y le dedicó una sonrisa comprensiva sin quitar el brillo de asombro en sus ojos.
