Día 4: AU escolar

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Anteojos.

¿Qué haces si te das cuenta que sientes atracción por la persona de la que se habla por todos los rincones de la escuela por buscar peleas?

Takemichi no sabía, tampoco buscaba respuestas a excepción del libro que hojeaba, realmente era interesante y necesario. Tenía exámenes la próxima semana y por pensar cosas nuevas se había distraído. Acomodo sus anteojos y luego miro al frente. No había nadie, la biblioteca solía estar vacía en los recesos.

—¡Déjame! —escucho a sus espaldas. Luego un golpe seco y varios libros cayeron al suelo. Takemichi tembló al ver la reconocida cabellera rubia.

Intentó mantenerse recto, sin volver la mirada por temor a ser visto. No quería ser molestado por él.

—¡Hanagaki! —una mano azoto la mesa donde estaba—¿De nuevo metido en los libros? Por eso te estas quedando ciego.

—Déjenme solo—sus ojos azules chocaron con los oscuros atrás del tipo que le estaba hablando.

—¿Por qué? —el arete de cascabel hizo ruido cuando se agacho más a este—No vayas a llorar tan pronto.

—Kazutora—Mikey lo detuvo. Ahora fue al frente mirando a Takemichi sin disimulo.

Alzo una ceja, dio una rápida mirada a su cabello despeinado, sus labios entrecerrados, su uniforme tan perfecto, el libro en sus manos y el cuaderno abierto al lado. Suspiro llegando a una conclusión.

Lo tomo del cabello para que alzara la vista. Los demás compañeros de Mikey retrocedieron y Takemichi quería llorar sabiendo que venía, pero solo cerro sus ojos esperando el puño en su cara.

—¿Qué lees? —fue su simple pregunta—Si es para el examen vas a ayudarme a mí después, Takemitchy.

—¿Takemitchy? —su sonrojo apareció solo—Yo... no...

—¿No? —halo más sus cabellos teñidos.

—¡No! Claro... te ayudare con gusto—alzo sus manos en seña de rendición.

Mikey lo soltó dándole una especie de palmada en su mejilla y luego dio media vuelta encontrando caras extrañadas de sus amigos. Kazutora y Draken se cruzaron de brazos, Baji y Pah solo veían a Takemichi con curiosidad. Algo tenía ese chico para que Mikey no quisiera hacerle nada.

Takemichi se quedó pensando en ese encuentro tan raro por el resto del día. Guardaba sus cosas en el casillero mientras no dejaba de ver los negros ojos de Mikey en sus recuerdos. Cerró la puerta de metal.

—¿Takemitchy?

—¡Que! —dio un brinco del susto creyendo que solo estaba alucinando—¿Mikey?

—¿Cuándo me ayudaras? Voy realmente mal en matemáticas.

—Cuando quieras—intentó relajarse un poco—, no tengo mucho que hacer aparte de estudiar, venir a la escuela... Dime que día quieres que te explique.

No respondió. Solo dio media vuelta dejándolo solo. Takemichi sonrío sintiendo algo revolotear en su estómago. También dio media vuelta yendo a la salida con la mochila en su espalda y por primera vez en días sintiéndose plenamente feliz.

Caminaba solo por las calles de una tarde de Tokio. Realmente nunca se había sentido tan motivado a llegar a casa y estudiar números.

—¡Tú! —el golpe vino de la nada de un callejón vacío—¡¿Qué tienes que ver con la Toman?!

—¿Qué...? —sostuvo su rostro mientras analizaba como había llegado al piso—¿Osanai?

—Te vi con el jefe, ¡confiesa! Nadie logra acercársele y no recibir una patada en la cara.

Maitake Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora