Naruto
La luz empezó a molestarme, el sol se intentaba filtrar a través de mis parpados. Giré mi cuerpo ocultando mi cara contra la almohada. Una caricia a mi mejilla me desconcertó, sacudí mi cabeza intentando alejar el cosquilleo.
-Despierta, zorrito. Ya has dormido demasiado- la repentina voz de Kurama me obligó a abrir los ojos. Bostecé acurrucándome a su lado.
-Cinco minutos más.
-Creí que querrías recorrer la isla.
-¡Kurama!- me quejé, me era imposible no darme cuenta de la gracia que esto le causaba.
-Te dejaré descansar más con una condición- movió su cabeza enterrándola en mi cuello, su aliento me estremecía en cada una de sus respiraciones.
-¿Qué condición?- pregunte. No era indiferente a el rumbo peligroso que esto podría tomar, sin embargo, como siempre pasaba mi curiosidad era mayor.
-Un beso, sólo un beso- la voz de Kurama bajo su tono varias octavas, volviéndose más grave. Mi columna se estremeció y mi cerebro se desconcertó unos segundos, los suficientes para no darme cuenta del sí que salió de mis labios en forma automática. Para cuando regrese a mis sentidos ya tenía a Kurama sobre mí abriéndose camino al interior de mi boca.
Moví mis manos a su pecho, intentando alejarlo. Contrario a mis intenciones de alejarme, Kurama me giro encerrándome entre la cama y su cuerpo. La falta de aliento y su lengua explorando mi boca por completo empezó a seducirme a dejarme llevar por el beso. Demasiado pronto dejé la intención de querer alejarlo para querer más.
Mis manos se movieron hacia su espalda, incentivándolo a acercarse más a mi cuerpo. El placer ya empezaba a nublar mi mente. Kurama abandono mi boca momentos antes de que se me acabara el oxígeno. Jadeé, buscando recuperar el aliento. Bajé de mi nube de placer al sentir las manos de Kurama pasearse sobre mi abdomen y pecho descubiertos, me removí tratando de alejarme. No me había dado cuenta de en qué momento Kurama me había quitado mi playera, eso me asusto. Que tan perdido había estado entre el placer para no percatarme de mis alrededores, eso no había pasado antes. No debería descuidar mis alrededores sin importar qué, me lo había enseñado la vida una y otra vez a golpes. Mi respiración empezó a acelerarse.
-Shhh, zorrito. Tranquilo- arrulló Kurama. Sus manos seguían acariciando mi cuerpo. Sus ojos se enfocaron en los míos- Conozco tus preocupaciones, pero estás conmigo, conmigo no te pasara nada. E incluso si algún día algo te llega a molestar o sospechas de alguien. Me encargare de todo para que ese algo o alguien llegue a tus manos y seas tú el que lo elimine si eso deseas. Te daré un encendedor si quemar el mundo es lo que quieres- beso mi boca, con cariño- Entiéndelo, pequeño zorrito, tú estás conmigo por lo tanto tú estás por encima de todo y tus deseos para mí se vuelven órdenes.
Su boca viajó a mi cuello, pero sus palabras me habían robado cualquier resistencia que pudiera tener. Arqueé mi cuerpo acercando aún más mi cuello a su boca. Su lengua hizo contacto contra mi piel. Gemí en placer.
-Lo único que tienes que hacer- repentinamente Kurama mordió mi cuello con fuerza, grite, el dolor se mezcló con el placer- Es ser mío. Ríndete ante mí- su voz se volvió sedosa, atrayente.
Su lengua lamio la zona, calmando ligeramente el dolor. Su cuerpo se restregó contra el mío y pude sentir su excitación descansando contra mi abdomen.
-¡Kurama!- la puerta tembló ante la fuerza de los golpes.
Kurama gruño, aún sobre mi cuerpo. Sin embargo, se mantuvo en mi cuello, succionando la piel y dejando chupetones.
-¡Kurama!- la voz volvió a llamar.
-Con un carajo- murmuro Kurama.
Se elevo hacia mi rostro, su cuerpo seguía en contacto con el mío- Atenderé lo que sea que pasé. Y volveré a terminar esto, zorrito- Su cintura se movió hacia mi abdomen simulando una embestida, como para acentuar sus palabras. Llevé mi mano a mi boca con velocidad intentando ahogar mi gemido. Kurama soltó una pequeña risa, levantándose. Cubrió mi cuerpo con la cobija y beso mi frente- Tratare de no tardar.
Lo vi encaminarse hacia la puerta tomando su camisa de la silla contigua a la cama. Mientras alcanzaba la puerta se la iba acomodando, dándome unos ligeros momentos para apreciar su espalda, había que admitir que se ejercitaba y mantenía en forma.
Abrió la puerta y salió rápidamente evitando que la persona que lo esperaba pudiera ver hacia el interior de la habitación. Y debe haber hecho algo en mí porque no hay forma en que me hubiera gustado su posesividad y celos en el pasado y en cambio ahora eso sólo me hacía estremecer de placer.
Con un suspiro finalmente me levante de la cama, realmente quería salir de estas paredes y recorrer la isla y la ausencia de Kurama no me detendría. Abrí las puertas del armario, las únicas prendas eran kimonos en colores roja, naranja oscuro, negro, dorado y blanco. Bufé ante eso sintiendo un poco de calidez y molestia, eran los colores de Kurama. Con prisa me lo coloque y con pasos apresurados me dirigí a la puerta. Ta n pronto la abrí y vi los árboles frente a mí rodeándome por todas direcciones me percaté de algo y me dieron ganas de golpearme contra algo por eso. No sabía dónde estaba, suspiré con cansancio. ¿Supongo que era momento de usar los conocimientos shinobi? Trepe un árbol un poco entusiasmado con la idea, cuando llegue a la copa me desanime con la vista. Árboles. Más árboles. Tenía que ser una broma. ¿Hasta dónde rayos me había traído Kurama?
Finalmente decidí bajar para caminar por ahí. No es que realmente me quejara del lugar, es fresco un poco más cálido que Konoha lo que podría deberse a la cercanía del mar. Ya no tendría presiones sobre mí. Sí, definitivamente sonaba bien.
Entre los árboles empecé a ver una estructura de madera, similar a un muelle. Aumente mi velocidad, emocionado con la idea de un chapuzón. Entre más me acercaba más pude empezar a apreciar el agua. Y luego árboles. Y es un lago. ¡Un lago! Esto se estaba poniendo mejor con velocidad. Tan pronto estuve cerca extrañamente tuve la suficiente paciencia para medir la temperatura del agua con una mano, tan pronto uno de mis dedos hizo contacto con el agua, salté por instinto hacia atrás cayendo con mi trasero, estaba helada. Abandonando la idea de nadar me decidí a sentarme en la orilla del lago apreciando la vista y tranquilidad que nunca pude llegar a tener en Konoha.
Tal vez lo mejor era simplemente quedarme aquí, con mi tranquilidad, con Kurama. Nunca me había sentido con la oportunidad de deambular por algún lugar sin la necesidad de tener que revisar a mis espaldas, pero aquí simplemente lo estaba haciendo y se sentía increíble. Además Kurama ha estado pendiente de mí y quizás no iniciamos en las mejores condiciones pero ahora el me cuida, me saco de Konoha en un momento de peligro. Él ha estado y estuvo para mí cada que lo necesito. Ese momento en Konoha fue determinante y él estuvo ahí, haciendo que la traición de Kashi y mi madre no me afectara demasiado. Su traición... no había pensado demasiado en eso. Me había sentido abandonado y enojado en el momento, incluso vacío, pero ahora que ya no estaba en ese peligro inmediato. Dolía más. Se sentía profundo el corte. ¿Será que no se elegir en quién depositar mi confianza? Puedo que el problema sea yo. Anque sea jinchuriki Kurama no es realmente malo y acaso las personas cercanas a mí no pueden simplemente verme a mí.
Suspire, que caso tenía pensar en eso de cualquier manera. No se borraría la traición. Ya era pasado, ahora tenía a Kurama y él sería una constante en mi vida de ahora en adelante. No permitiría que me alejaran de él. Yo mismo eliminaría a quién lo intentara, ahora que finalmente no estaba solo no volvería a los días de antaño.
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Unión forzada / Kyunaru_ Kuranaru
Fanfiction-Te matare, Naruto. Es necesaria tu muerte para la muerte de Itachi- tras esas palabras sentí el chidori de Sasuke impactar de lleno contra mi pecho, perforándolo, después de eso todo se volvió oscuridad. -Naruto y sus personajes pertenecen a Masash...