Escapada II

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Después de habernos dicho aquellas dos palabras nos dispusimos a entrar en la cabaña, era muy bonita y con unos colores que la hacían verse muy acogedora, las diversas tonalidades de marrón se miraban con algunos toques verdes para que se notara el lindo ambiente cómodo.

-  ¿Qué te parece? - me preguntó un tanto nervioso, pero lo intentaba ocultar, pero 3 años de relación no son para nada.

- Tranquilo, Sweets, me encanta, es un lugar muy bonito.

- Ven, vamos a la habitación a dejar las cosas y terminamos de explorar el lugar - me sugirió.

- Está bien - ambos empezamos a subir unas escaleras de mármol.

Cuando llegamos a la habitación me quede muy sorprendida, era una habitación tan hermosa y solo con entrar te daban unas ganas de dormir impresionantes, puesto que, la cama se miraba supercómoda, además que el olor que hacía era tan exquisito, tan cálido.

- Sweets, estoy impresionada, ¿de dónde has encontrado este lugar?

- No te lo diré - dijo mientras dejaba nuestras cosas en el suelo y pasaba su brazo al rededor de mi cintura.

- ¿Te ayudo Ronnie verdad? - le pregunté y él me miró con asombro, que si lo hubiera atrapado

- ¿Te dijo algo ella?

- ¿Entonces fue ella?

- Ya que - dio un suspiro de resignación -. Sí, fue ella.

Di una pequeña risa, porque me pareció tierno el gesto de que le preguntara a Verónica que me gustaría para así poder dármelo, él era así, tan lindo, tan detallista, siempre intentaba otorgarme todo, hacerme feliz, sabía que él siempre lo haría.

Nos acostamos un rato juntos en la gran y cómoda cama, los dos juntos en un silencio tan cómodo, tan reconfortante, amaba estar con él así, estar entre sus brazos, me sentía tan segura, tan a salvo, como si nada ni nadie podría hacerme nada, por qué sabía que él me protegería, me cuidaría siempre.

- ¿Qué pasa por esa linda cabecita tuya? - me pregunto mientras pasaba su mano de arriba hacia abajo por mi espalda.

- En nosotros - le contesté.

- ¿Y se puede saber qué era? - se notaba la curiosidad en su voz.

- En lo feliz que soy contigo Sweets.

- Yo también lo soy contigo.

Nos quedamos un rato así hablando de trivialidades, disfrutando el momento entre ambos, hasta que en un momento Sweet Pea me dijo que saldríamos ahora en la noche, estaba muy emocionada. 

- Linda, haremos algo en un rato, ponte más hermosa de lo que eres - me comento mientras dejaba un beso en mi coronilla -. Yo regreso en un momento.

Me comencé a vestir, un lindo vestido que Verónica y Betty me habían dicho que trajera, supongo que ellas ya sabían lo que tramaba Sweet Pea, puesto que insistieron mucho, me peine ligeramente, me hice unas ondas en el pelo, me maquille algo sencillo, pero sin faltar mi labial rojo.

Al cabo de unos minutos, justo cuando ya había terminado de arreglarme, apareció él, con un bonito traje, se miraba muy hermoso, siempre me ha encantado lo guapo que es, lo atractivo que se puede llegar a ver, y claro, llevaba su chaqueta de las serpientes.

- Te ves preciosa, __ - me apreció con un brillo en los ojos que hizo que me enamorará más.

- Y tú te ves muy guapo Sweets - le halagué con cierta timidez.

- Vamos - me dijo mientras extendía su mano para qué la tomará, cosa que hice con mucho gusto.

Después de eso miré todo el salón decorado de una manera cuidadosa y muy hermosa, para empezar las escaleras tenían pétalos de rosas que justamente hacían un camino hasta el comedor, justo en el cual había una botella de vino y unas velas, la comida estaba tapada, todo se miraba tan hermoso que me dieron ganas de llorar de la emoción, él siempre era así, se lucía y se superaba cada vez más.

- Sweets esto es... - me quede sin palabras, no sabía como expresar todo lo que sentía en ese instante, todo era tan magnífico, tan irreal.

- Tranquila, es lo menos que te mereces - dijo mientras me terminaba de ayudar a bajar las escaleras y me guiaba a la mesa, tiro la silla hacia atrás para que me sentara y cuando ya lo hice la tiro para adelante para que estuviera cómoda y justo después él tomó asiento.

- ___, esto era algo que quería que hiciéramos desde hace mucho, pero no encontraba el momento adecuado.

- Sweets, no tenías por qué, esto es hermoso, estoy muy feliz.

Comenzamos a comer mientras hablábamos de diversas cosas, y planes a futuro, estábamos tomando algo de vino, todo el ambiente era tan romántico, tan lindo, era indescriptible.

- Hagamos un brindis - dijo él mientras levantaba su copa de vino.

- ¿Por qué? - pregunté curiosa.

- Por nosotros - me respondió -. Por llegar a estar muchos años más juntos.

- Por los que faltan - dije.

- Por los que faltan - repitió él, y ambos tomamos un sorbo de vino.

Y así continuo la noche, entre anécdotas más vino y amor en el aire, lo amaba y nadie iba a cambiar eso.

Y así continuo la noche, entre anécdotas más vino y amor en el aire, lo amaba y nadie iba a cambiar eso

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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