En la oscuridad, hay algo que te espera. Algo que te observa, que te acecha, que te desearía. No te atrevas a mirar atrás, no te atrevas a parar. Porque cuando lo hagas, será demasiado tarde. El miedo te paralizará, la curiosidad te consumirá y la a...
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Me levanté a las 5 de la mañana, la oscuridad aún reinaba en el exterior. Mi "Dios" me había marcado a esa hora, y no podía fallarle. Me refiero a él de esa manera porque, en cierto sentido, tiene control sobre mi vida. Me da órdenes y yo las sigo sin cuestionar.
Me senté y conteste la llamada.
-catnap-, dijo, -necesito a un colegial, el experimento fallo con los adultos-
Asentí, aunque sabía que no podía verme. -Sí, se lo te tendré pronto-
-no te permitas fallar, ni levantar sospechas catt, hablo muy enserio y que sea un colegial de Psicología o filosofía a menudo son más inteligentes-
Finalicé la llamada, sintiendo un peso en mi estómago. Sin duda, secuestrar a un colegial es complicado, y más si es de la licenciatura de Psicología. Dogday era listo, pero también era ingenuo. No sabía en qué se había metido.
Me levanté de la silla y comencé a caminar por la habitación. Tenía que asegurarme de que Dogday seguía dormido.
Pero mientras caminaba, no podía sacudirme la sensación de que algo saldría mal. Algo que podría costarme caro.
7am
Dogday abrió sus ojos despacio, enderezándose y estirándose en la cama. Se sentó un momento, mirando alrededor de la habitación desconocida. Luego recordó que estaba en la casa de Catnap, el hombre misterioso que lo había invitado a su hogar.
Se levantó de la cama y se estiró de nuevo, sintiendo el suéter gris que aún llevaba puesto. Se acercó al espejo y se miró, recordando la forma en que Catnap lo había mirado la noche anterior.
Se sintió un poco extraño al recordar la conversación que habían tenido. Catnap parecía ser un hombre muy reservado, pero había algo en él que hacía que Dogday se sintiera atraído hacia él.
Se apartó del espejo y comenzó a buscar su ropa, pero no la encontró. En su lugar, vio un conjunto de ropa limpia y doblada sobre una silla. Se preguntó si Catnap la había dejado allí para él.
Se vistió rápidamente y salió de la habitación, buscando a Catnap. Lo encontró en la cocina, preparando el desayuno.
-Buenos días-, dijo Catnap, sin volverse. -Espero que hayas descansado bien-.
-Si-,respondió Dogday, sintiendo un poco de nerviosismo. -Gracias por la ropa-.
Catnap se volvió y sonrió. -De nada. Me alegra que te guste-
Dogday se sentó a la mesa y comenzó a desayunar, sintiendo que algo estaba a punto de suceder. Algo que cambiaría su vida para siempre.
