Vida juntos

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Shirou

—Entonces... ¿Qué ocurrió? —pregunté, Sakura se encontraba sentada en la pequeña sala de mi casa, había preparado té para ambos y ahora estábamos conversando sobre la situación actual.

Sakura sorbió un poco de té antes de contestarme—. No es muy complicado, sinceramente, no puedo vivir más tiempo en ese templo —me respondió—, siempre he pensado que Rin tiene mayores cualidades que yo para ser una sacerdotisa. Yo encuentro satisfacción en cumplir con mis obligaciones, claro, pero ella sueña con ser una buena sacerdotisa, tanto así que no opuso mucha resistencia cuando nuestro padre decidió sacrificarla a los dioses para intentar solucionar los problemas del pueblo.

—Pero tú no estabas de acuerdo con dicho sacrificio —comenté—, ¿por eso es que no puedes vivir más en el templo?

Ella negó con la cabeza—. Mi vida está unida al templo desde que heredé la bendición de los dioses, independientemente de que lo quiera o no, estoy destinada a convertirme en la próxima sacerdotisa principal —me explicó—, incluso si mi padre ya no me considerase acta para el puesto, no puede cambiar esto, porque el cuerpo de Rin no es lo suficientemente fuerte como para soportar el poder que se me ha sido concedido. Tampoco puede utilizar a una nueva descendencia, pues la bendición la heredé por parte de mi madre, y ninguna persona que no comparta nuestros lazos de sangre podrá soportar el poder de esta bendición.

—Entonces... ¿Es por tu padre? —pregunté, en voz baja, no era el tipo de persona que diese rodeos, pero también comprendía la delicadeza de su situación.

Ella asintió—. Comprendo la posición de mi padre: se convirtió en el monje principal después del deceso de mi madre, y con ello heredó la responsabilidad de proteger la villa a cualquier costo, eso lo entiendo. Sin embargo, como dije, yo no soy tan buena sacerdotisa como lo fue mi madre, como lo es mi padre, o como podría llegar a ser Rin, yo no pude aceptar que Rin tuviese que ser sacrificada en un intento por salvar a la villa, y por eso hice lo que hice —me comentó—, más allá de que mi padre esté decepcionado de mí, lo cual es casi una certeza, el hecho de que haya decidido sacrificar a Rin y tuviese la sangre tan fría como para ser él quien atravesase su corazón con su espada, es algo que yo... no puedo ignorar, ni perdonar, por eso no puedo permanecer en ese lugar, ¿entiendes?

Asentí, era totalmente comprensible, considerando lo mucho que Sakura parecía querer a su hermana pequeña—. ¿Y Rin?

La vi fruncir el ceño—. Intenté convencerla de que viniese conmigo, de hecho, intenté que ambas volviésemos a escapar juntas, pero... —luego, la vi suspirar—, su sueño es ser una buena sacerdotisa, sería muy cruel de mi parte arrancárselo del pecho, ella decidió mantenerse en el santuario, sin duda, será mejor sacerdotisa de lo que yo podría llegar a ser.

—En consecuencia, ¿tus planes son vivir fuera del santuario, pero seguir trabajando allí? —le pregunté, y su respuesta fue un asentimiento.

—Creo que es la única manera de sobrellevar todo esto —me contestó.

—¿Pero estás segura de que quieres vivir aquí? —le pregunté—. Es muy diferente al santuario, no hay mucho espacio, así que estaremos bastante más apretados, ¿te parece bien?

—Entiendo que seré una molestia, pero prometo que haré todo lo que esté en mi mano para no importunar —me contestó, sin entender realmente lo que quería decir—. No puedo pagar un hospedaje como tal, pero me encargaré de hacer todas las tareas del hogar, de esa forma podrás concentrarte enteramente en tu forja.

Bueno, eso no estaba para nada mal, aunque no es como que me molestase hacer las tareas del hogar—. No me refería a eso, pero si no estás en desacuerdo, entonces no me importa.

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