Lo que la muerte no puede evitar

━━━𝗜𝗡𝗧𝗥𝗢𝗗𝗨𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡

Las pequeñas ramas crujen bajo sus pies conforme más se adentra en el bosque para poder ocultarse de aquel extraño niño que lo perseguía desde hacía un tiempo.

—Que niño tan molesto, parece un mono — sus ojos rojos vagaron alrededor del
bosque, dándose cuenta de que se encontraba en una zona que no conocía.

—. . .Mierda — maldijo entre dientes soltando un suspiro cansado y caminó hasta sentarse bajo la sombra de un árbol.

Su espalda se apoya contra el tronco debido al cansancio que sentía por correr durante horas, tomándose un pequeño tiempo para descansar y recuperar fuerzas, ya que en el fondo sabía que si ese niño lo volvía a encontrar bien tendría que correr o en un caso más drástico, golpearlo para poder desmayarlo. Así que era mejor descansar ya que no podría conseguirlo sin energías.

Es cuando de un momento a otro un ruido entre los arbustos que se encontraba a su lado captó su atención asustando en el proceso, al girar su mirada sus ojos visualizaron a una chica un tanto mayor que se encontraba escondida entre los matorrales, cruzándose casi al instante con los iris marrones de la joven que lo miraban con curiosidad.

(— Esos ojos me recuerdan a alguien, al amargando de Mihawk) — la muchacha piensa saliendo de entre los arbustos hasta quedar a unos pasos lejos del niño que intentaba recuperar energías bajo el árbol.

(—y ¿está qué?) — el niño adquiere una pose desconfiada al ver a la chica que tan callada lo miraba fijamente —(qué rarita)—-

— ¿Qué haces aquí?, un niño como tú no puede estar en esta zona del bosque— la castaña se cruza de brazos, mirando de manera seria al mocoso que la miraba con molestia.

— No te incumbe — el menor se levanta usando el tronco del árbol como apoyo sin quitarle la mirada a la chica, ciertamente era un pequeño muy desconfiado, siendo esto algo que había adquirido como parte de la enseñanza de su padre.

—. . . Que cara tan amargada tienes, me recuerdas a alguien — sus ojos se entrecierran con nostalgia al recordar a ciertos adultos que conoció en el pasado.

— . . . ¿ A quién llamas amargado?, ¡Fea!—La muchacha ladea un poco la cabeza con cierta curiosidad, le causaba gracia como el rostro serio del niño se contrae en molestia con tanta expresividad y con un solo comentario.

Los cabellos castaños de la joven se movían acorde con el suave soplido del viento, mirando el paisaje del atardecer sobre ellos. El día estaba terminando, sintiendo a un joven a su lado. Un joven con muchas preguntas, pero con tan pocas respuestas.

—. . .Dime, Rose. ¿Somos hermanos? — sus ojos rojos brillaron en duda mirando la figura mayor de la mujer, teniendo una postura relajada como si aquella situación no le generará ningún sentimiento confuso, vil mentira.

—Sí, somos hermanos, Samuel. ¿Sorprendido? — Sonríe con un poco de diversión, viendo cómo el rostro serio de su hermano menor se contrae en confusión. Era tan expresivo sin darse cuenta, que era divertido.

— Pero, ¿Cómo? — su cabeza buscaba alguna respuesta para descubrir cómo es que son hermanos.

—Adoptivos, somos hermanos adoptivos, Samuel. — la mayor se incorpora apoyando su espalda sobre el respaldo de la silla en la que se encontraba sentada, cruzando sus piernas una sobre otra.

—Ah...ok, em...conocí a una chica. Se llama Lilith, ¿también es mí hermana? — pregunta el menor mientras se sienta al lado de la mujer, apoyando sus brazos en sus rodillas, algo cansado y con cierto dolor de cabeza que comenzaba a tener por todas las preguntas que su mente hacía al enterarse de aquellas cosas que desconocía acerca de su familia.

— ¿Lilith?, ¿Una chica con pecas y ojos verdes? — sus ojos se abrieron levemente al enterarse de esa noticia de que el rubio se había encontrado con dicha persona.

—Sí, supongo que por tu reacción, es mí otra hermana. Dime, ¿Cuántos hermanos tengo? Y ¿Cómo es que, bueno, somos hermanos? — exclama jugando con su dedo índice y pulgar, de cierta forma siendo una pequeña maña que tenía desde que era tan solo un niño al
momento de estar ansioso.

La castaña al notar lo ansioso que se encontraba el menor, solo le da un suave toque con su dedo en la sien para evitar que se hundiera en sus pensamientos.

—Es una larga historia, sinceramente es algo que pasó desde antes de que nacieras. Fue gracias a . . .Marta — en ese momento el rostro de la castaña adquiere un semblante de leve nostalgia al recordar a la mujer que le mostró un cariño que no había experimentado antes.

— ¿Marta? — pregunta el menor con cierta confusión por un momento hasta que cae en cuenta de que "Marta" era el nombre de su madre.

— ¿Hablas de Mamá? — su postura se puso recta de un momento a otro al saber que podrían hablar de su difunta madre, aquella mujer que lo trajo a la vida y que jamás llegó a conocer.

—Sí, ella misma — sonríe levemente al ver cómo el joven intentaba ocultar la emoción que le producía el saber más acerca de su madre.

La joven mira al cielo, empezando a recordar cada momento que pasó al lado de esa mujer, las risas, las confusiones, los momentos donde se enojaron, los llantos... Pero sobre todo, recordó los momentos donde estaba con su familia.

—Bueno, creo que todo empezó con Rina, nuestra hermana mayor —El joven decidió no preguntar por la mencionada "Rina" suponiendo que era una de sus misteriosas y posiblemente no biológicas, hermanas.