Ling llegó al gimnasio temprano, aprovechando las instalaciones antes de que se llenaran. Necesitaba despejar su mente y, además, prepararse para la carrera en Abu Dhabi. El entrenamiento se extendió por dos horas, un tiempo que Ling aprovechó al máximo, enfocándose en su resistencia y fuerza. La energía liberada le ayudó a ordenar sus pensamientos, sobre todo después del intenso encuentro con Orm en el ascensor.
Cuando finalmente decidió que era hora de irse, se dirigió al vestuario para ducharse y cambiarse. Se puso ropa cómoda y deportiva, lista para regresar a su habitación, pero cuando salió y se dirigió hacia el ascensor, se encontró con Mia, quien acababa de terminar su propio entrenamiento.
—¡Vaya, Ling! —exclamó Mia, sonriendo mientras la veía acercarse—. No sabía que también venías al gimnasio tan temprano. No puedo dejar de notar lo bien que te ves, realmente tienes un cuerpo increíble.
Ling sonrió, un poco sorprendida por el cumplido, pero agradecida.
—Gracias, Mia. Tú también te ves en excelente forma. Supongo que ambas nos tomamos esto en serio.
Mia se rió suavemente, y las dos continuaron conversando mientras esperaban el ascensor. Hablar con Mia era fácil; su energía y entusiasmo eran contagiosos, y Ling se encontró relajándose más de lo que esperaba.
Cuando el ascensor llegó, ambas entraron, pero justo antes de que las puertas se cerraran, Carlos y Orm también entraron, saludando cortésmente. Ling sintió un ligero escalofrío al ver a Orm, los recuerdos del ascensor volviendo brevemente, pero mantuvo una expresión neutral.
Mia rompió el silencio que había comenzado a formarse en el pequeño espacio.
—Ling, estaba pensando... ¿qué te parece si cenamos juntas esta noche? Algo tranquilo, ya que es lunes y no hay mucho que hacer.
Ling le sonrió a Mia, apreciando su oferta.
—Claro, suena bien. Me vendría bien un poco de compañía.
—Perfecto —respondió Mia, entusiasmada.
El ascensor se detuvo en el piso de Mia y Ling, y ambas salieron. Mia hizo un pequeño gesto de despedida hacia Carlos y Orm antes de que las puertas se cerraran. Mientras caminaban hacia sus habitaciones, Mia comentó casualmente:
—Deberíamos pedir algo sencillo, tal vez sushi o algo así. Algo ligero para no sentirnos pesadas mañana.
Ling asintió, agradecida por la compañía y la conversación. A pesar de lo que había sucedido con Orm, disfrutar de una cena con Mia sería una buena forma de relajarse.
Mientras tanto, en el ascensor, Carlos miró a Orm con una sonrisa, como si hubiera notado algo interesante.
—Mia y Ling parecen llevarse bien —comentó, su tono casual pero con un trasfondo que Orm captó de inmediato—. Podrían hacer una gran pareja en el futuro, aunque es una lástima que a Ling no le gusten las mujeres.
Orm fingió no prestar demasiada atención a la observación, aunque en su interior sentía una mezcla de emociones que apenas lograba ocultar. No dijo nada, pero Carlos continuó hablando, sin percatarse del pequeño cambio en la expresión de su esposa.
—En fin, es bueno que todos estén llevándose bien. Eso hace que todo sea más fácil para los negocios.
Las puertas del ascensor se abrieron en su piso, y ambos salieron, continuando con la conversación, pero Orm apenas escuchaba, su mente todavía pensando en las palabras de Carlos y en lo que significaban para ella.
Después del encuentro en el ascensor, Ling y Orm no volvieron a cruzarse durante varios días. Ling se concentró en sus entrenamientos y reuniones, manteniendo su mente ocupada en la preparación para la carrera que se avecinaba en Abu Dhabi. Sin embargo, cada vez que se encontraba a solas, sus pensamientos volvían al intenso encuentro que había tenido con Orm en el ascensor. Se preguntaba si Orm sentía lo mismo, pero decidió no dejar que eso la distrajera. Sabía que debía enfocarse en la carrera.
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Pistas Crizadas | LingOrm
FanfictionEn el veloz y competitivo mundo de la Fórmula 1 Academy, Lingling Kwong es una corredora joven y talentosa que lucha por su lugar en la cima de la Academy, la liga donde se forjan las futuras estrellas del automovilismo. Conocida por su determinació...