Capítulo 14

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Gema Lancaster

Despúes de mucho logramos salir del restaurante, veo como Christopher aprieta la mano en el volante tensó, ha estado así desde que salimos.

Me armo de valor y tomo su mano, siento como se relaja y entrelazo su mano con la mía.

— Ya te dije que estoy bien — Hablo llamando su atención — Se que perdimos en control adentro pero enserio no quiero que te metas en mi decisión.

— La que no entiende eres tú Gema — Detiene el auto y me toma de las mejillas — No volvere a cometer el maldito error de dejarte.

— No lo harás, tú luchaste tres años en esa fosa yo puedo soportar a Bratt.

Acaricio las manos que tiene en mis mejillas y me inclino para darle un beso.

— Ahora más que nunca debo volver — Suspiro mentalizada para la información que le dare — Bratt planea aliarse con Antoni, cuando lo dejo escapar no tuvo contacto con él pero ahora quiere una alianza.

Se separa y comeinza a respirar freneticamente, golpea el volante y no siento miedo, no de él.

— Maldito hijo de puta.

— Eso mismo pensé yo por eso debo volver cuando lo requiera, pregunto por los niños y espero no tener que llevarlos a ellos.

— A ellos no los llevaras con ese bastardo

— No lo haré no te preocupes por eso quiero que los cuides — Tomo su cara y lo abligo a verme — Se que es difícil para ti pero confio en que volvere rápido pero necesito que me prometas que los vas a cuidar.

— No hables como si fueras a morir mierda no no.

— No morire pero prometelo por favor

— Lo prometo pero tu vas a jurar que volverás

— Lo hare

Asiente y para luego besarme de manera posesiva, besarlo se dejo de sentir mal, no siento que traicione o lastime a alguien, y despúes de ver su rostro dolido cuando creí que le me golpearía me hizo entender que estoy lejos de ese infierno.

Me separo cuanod siento la falta de aire y limpio con mi mano el rastro de labial que le deje en los labios.

— Vamos a la mansión quiero ver a los niños

No dice nada solo comienza a conducir, mietras traza circulos en mi mano, en menos de nada llegamos y o entro a la casa, todo esta oscuro.

Subo las escaleras con Chris siguiendome, reviso todas las habitaciones los niños duermen, recuesto mi cabeza en el pecho del vor cuando me abraza por detras.

Me volteo y enredo mis manos en la parte trasera de su cuello, me pongo de puntas y le doy un casto beso.

— Creo que soy sere inmoral — Veo sus ojos grises que se inundan de duda al escucharme.

— Inmoral?

— Si, quiero dormir con un hombre casado y no siento ningún remordimiento — Susurro en su aoído y dejo un casto beso en su mejilla.

— Que casualidad que yo soy uno y me da la gana de dormir con la esposa de mi enemigo.

Sonrío mientras le pido que me siga con la mirada, llegamos a mi habitación y escucho como cierra con seguro.

— Joder nena por más que mi polla pida follarte a gritos no lo hare.

— ¿por qué? — Volteo a verlo confundida.

— No disfrutare de ti hasta que sea un hombre libre y pueda hacerte mi mujer.

Mi corazón da un vuelco y sin evitarlo sonrío.

— Como ordene el ministro — Hago un saludo militar como en los viejos tiempos donde eramos coronel y teniente.

Sin importar su presencia me quito el vestido, despúes de lo del restaurante creo que sabe lo que escondo, se acerca y siento su respiración en mi cuello.

Igual como lo hizo hace rato acaricia los hematomas con delicadeza.

— Lo haré pagar lo juro

— Para mí es más que suficiente con que cuides a mis hijos

— Para mi nunca será suficiente cuando sean ustedes.

Asiento con una sonrisa y voy al closet donde me pongo mi pijama.

Al salir Christopher ya esta acostado, me coloco a su lado y recuesto mi cabeza en su pecho, me acaricia el cabello y yo trazo circulos en su torso.

— ¿Comó era Ivy?

— Como era en que sentido?

— Quiero saber todo, de ella, de ti de tus hijos.

— Bueno — Me acomod y levanto la cabeza para verlo — Ivy ella desde que nació fue una mezcla hermosa, era una bebé tranquila no lloraba por las noches, se empezo a parecer a ti cuando creció, cuando comenzo a gatear debía seguirla por todos lados para que no se lástimara, era igual que tú odiaba ponerse pañal si hubiera sido descision de ella nunca lo hubiera usado, aunque no lo creas su primera palabra fue papá, siempre que le mostraba fotos de ti repetía, papá, papá, papá, yo logre rescatar algunos videos de conerencias de prensa donde hablabas, se los ponía y ella siempre reía.

— Siempre estuve para ella

— Si, siempre — Una lágrima resbala por mi mejilla — Cuando llegaron los mellizos ella fue la más feliz, corria por la casa diciendo que tendría más hermanos.

— Más?

— Así como siempre me preocupe porque Ivy supiera quien eras hice lo mismo con Milenka y Owen, cuando Rachel los buscaba supuestamente para matarlos subió una foto y yo la use para enseñarsela a ella, siempre supo que ellos eran sus hermanos.

Me aprieta más contra el y yo simplemente lo abrazo.

— Cuando me pregunto porque tu no estabas con nosotros fue dificil explicarle pero lo hice, apesar de todo lo que pasaba con Bratt la mejor recompensa era llegar y ver que mis hijos estaban bien, supongo que por eso ahora ella es más que feliz y aunque me duele se que tú serás mejor padre con ella que yo.

— Mierda no digas eso Gema, soy una bestia

— Una bestia que la protegera y no será como yo que la tenía viviendo con un moustro.

— ¿Como empezo todo?

Entiendo perfectamente a lo que se refiere y supongo que hablarlo en voz alta es algo que yo necesito también.

— Un día yo jugaba con Ivy, ya estabamos casados obviamente, ella era como tú inquieta y derramo té sobre unos papeles, apesar de que intente arreglarlos cuando llego Bratt se molesto intente explicarle pero me grito que me callará y me dio una bofetada, por la fuerza termine en el suelo y te juro que nunca, pero nunca me había sentido tan humillada como ese día, me hizo repetir los papeles y no me dejo ver a Ivy en toda la noche, en la mañana llego con un desayuno y un ramo de rosas rojas.

— Tú odias las rosas rojas

— Lo sé, todo fue subiendo de escala, un golpe se convirtio en dos, en tres, siempre era lo mismo, estaba enojado se desquitaba conmigo y al día siguiente eran desayuno, rosas o una joya, no lo perdonaba porque lo hiciera se volvió una costumbre, apesar de todo nunca toco a mis hijos, evidentemente trataba distinto a Ivy pero a ella nunca le importo eso como digna hija tuya.

— El día que torture a ese bastardo estarás en primera fila.

Asiento antes de derle un casto beso y acurrucarme más contra él, la sensación de estar así los dos es más placentera que nada y termino quedandome dormida.

Second OpportunityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora