A través de sus ojos | Libro II

003 | Secretos

Mina.

Abrí la bolsa de sangre y tensé la mandíbula mientras la servía en el vaso plástico. Todavía estaba buscando una explicación concreta para lo que me estaba sucediendo. Era algo que... No le había mencionado a los chicos. Pero, estaba afectándome mucho.

Era raro, parecía que estaba muriendo.

No era normal aquella delgadez que de repente tenía. Mucho menos las ojeras.

Estaba alimentándome bien, estaba siguiendo las ordenes de los chicos. ¿No se supone que debía estar en orden si estaba haciendo todo al pie de la letra?

—¿Mina?

Miré a Catalina y tensé la mandíbula dándole un sorbo al vaso llenando mi paladar de aquel líquido.

—Debía suponer que vendrías con nosotros. ¿Dónde están los demás?

—Están con tus chicos asegurando el perímetro.

Tomé aire y asentí.

—¿Quieres ir a pasear? Creo que sería bueno que...

—No quiero ir a ningún condenado lado, Catalina —bufé—, ¿Puedes dejarme sola?

—L-Lo lamento... —murmuró apenada.

Odiaba tratarla así, odiaba la simple idea de perder la cabeza por situaciones que yo no busqué. Me habían obligado a venir a un lugar al que jamás creí regresar, pasaron por sobre de mí y lo que yo quisiese escoger, y me hacía perder la cabeza imaginarme lo que estarían escondiéndome además de esta repentina mudanza.

Callum podrá ser pretencioso y astuto, pero olvida lo observadora y controladora que puedo llegar a ser. Me molesta la manera en la que pretende ser tan perfecto cuando en realidad la mitad del tiempo lo veo viendo a todos de reojo evaluando nuestras reacciones a sus decisiones o palabras.

Mi alma entera amaba a Callum. Mi cuerpo reaccionaba a él, la manera retadora que tiene de llevarme la contraria despierta cada parte de mi cuerpo, su aroma, su tacto, su carácter e incluso su energía obscura. Lo amaba.

A los tres en realidad.

Mi alma y cuerpo están divididos en tres.

Pero había algo que no estaba contándome.

Owen no actúa si Callum no toma una decisión, y Reece siempre actúa por criterio propio, cuando no está dispuesto a ser parte simplemente se aleja.

Hay algo que están ocultándome.

—¿Te sientes mejor?

Miré de reojo a Owen, que estaba a mis espaldas viéndome hace un rato.

—¿Crees que mereces que te responda?

—¿Te portarás así conmigo ahora? ¿Desde cuando somos así?

—Me usaste —gruñí.

—Yo no he usado a nadie jamás en mi vida.

—Me engañaste con sexo para terminar aquí.

—Te distraje, no te engañé.

Suspiré viendo la enorme ventana frente a mí, los árboles frutales bailaban al son del aire mientras el sol brillaba iluminándolo todo. No sabía en qué parte estábamos, pero sabía que estábamos en el lado oeste donde se encuentran los terrenos campesinos donde se produce el pan y hacen la venta de verduras.

Mi familia solía venir a este lado de la ciudad para vacacionar todos los años. Dejaron de hacerlo tras la muerte de mi hermano.

Una opresión leve se sintió en mi pecho.