Desperte de mi gran sueño, lo primero que vieron mis ojos, fue mi habitación blanca. Mi habitación siempre ha tenido un orden.Baje al último piso para desayunar, era de costumbre desayunar sola,mis padres trabajan demasiado, al principio me gustaba estar sola. Desde que tengo memoria nunca he ido a un instituto, todas mis clases las tomo en casa. Mis padres pagan para que los profesores vengan y me den clases.
Nunca he tenido amigos, nunca he sentido lo que es una amistad. Pensé que mi madre sería como una amiga para mí, pero no.
Estaba buscando las galletas, hasta que veo una nota de mi madre.
La abuela Martha te estará esperando en su casa ,te quedarás con ella por un tiempo. Tienes que estar lista antes de las tres de la tarde.
Lo único que me preguntaba era¿Quién rayos me llevará hasta la casa de la abuela? Desde que tengo memoria la abuela Martha nunca nos había visitado.
Todavía tenía tiempo, mire el reloj de la cocina y apenas eran las 8:20 de la mañana, todavía faltaba demasiado.
Terminé de desayunar, y me dirijo hacia mi habitación, me tire en mi cama. No sé porque mis padres me mandarían con mis abuelos.
Limpie mi habitación, la verdad no tenía mucho desorden, solo soy yo y nadie más.
Tome una maleta grande, tome toda mi ropa y la metí en ella. Le mandaría mensaje a mi madre para poder despedirme de ella, pero, no he tenido teléfono. Mi madre dice que los móviles te traen mucha distracción y se te pueden meter cosas a la cabeza.
En tampoco tiempo estaba lista, ya me había tomado una ducha . De ropa solo llevaba una falda negra, con una blusa blanca.
Ya había bajado mi maleta hasta el último piso. La verdad no se quien me va ha llevar hasta la casa de la abuela.
Unas horas después.
Escuché que alguien tocaba la puerta, y eran unas personas de traje elegante. Ellos tomaron mi maleta y la subieron a un hermoso coche.
Subí al coche, el camino hacia la casa de mis abuelos era tranquilo. Me había quedado dormida, cuando noto que el coche se detiene en una hermosa casa.
Bueno, no parecía del todo una casa, parecía más una cabaña.
Toque la puerta esperando con ansias de que la abuela me abriera.
-Tu eres mi querida sobrina, pasa querida, te estuve esperando y prepare un rico pastel para tu llegada. - me sonríe y pellizca mi mejilla con delicadeza.
-. Muchas gracias abuela, no tenías porque preocuparte.
-. Pero claro que me iba a preocupar, eres mi nieta, y la única que me visita.
Me senté en el comedor y admire la casa, era un poco vieja pero aún se contenía estable, habían demasiados cuadros raros, no le tome importancia puesto a que mi madre ya me había hablado sobre la abuela.
La abuela en su juventud había cometido errores, los cuales eran la brujería, pero desde hace tiempo ya no lo practica, y ahora se mantiene a la par de la iglesia.
-. Toma, una pequeña rebanada de pastel, quiero que me digas que tal te parece. - tome la cuchara y tome un poco de pastel el cual sabía demasiado bien.
-. Esta delicioso abue.
-. Xian me ayudo a cocinarlo.- mire a los lados y no había nadie.
-. ¿Xian?, pero abue, no hay nadie aquí.
-. ¿Enserió? No recuerdo haber dicho ningún nombre, a lo mejor estas cansada por el viaje, ve y duerme. Tu habitación es la del fondo.
-. Si, tal vez podría ser eso, desde el camino venía durmiendo. - le doy un beso y me voy a la habitación.
La habitación estaba algo vacía, con un espejo grande y solo una cama. Era muy oscura la habitación, solo tenía una ventana, en la cual entraba un pequeño rayo de luz. Se veía tétrica, esa era la palabra para describir la habitación.
Me recosté en la cama, era demasiado cómoda como si estuviera en un algodón gigante, deje mis pensamientos aun lado y dormí.
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Sentí que alguien me observaba, ya había anochecido, lo sabía porque la habitación estaba totalmente oscura. Aún sentía la mirada clavada en mi, así que me para y como pude busque la puerta.
-. Kayla, has despertado.- mi abuela me toma del brazo y hace que me siente.-. Ya casi está lista la cena. ¿Qué tal tu siesta?
-. Estuvo demasiado bien, solo que desperté porque sentí como si alguien me miraba.-. La abuela sólo sonrió
-. Debe de ser tu imaginación, apenas ibas despertando, o solo tuviste miedo por la habitación.
-. Hablando de la habitación, abue, quería preguntarte si me podrías dar algunas velas, esta demasiado obscura la habitación.
-. Claro querida, ven, toma asiento, ya esta la cena.
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Termine de cenar, lleve los platos al fregadero iba a volver a la habitación hasta que la abuela me toma del brazo.
-. Cariño, casi se te olvidaban las velas.- me puso las velas en la mano y se despidió dándome un cálido beso en la mejilla.
Seguí mi camino hacía la habitación, me senté en la orilla de la cama, mientras me miraba en el espejo que estaba a la par. Mis ojos azules eran igual a los de mamá, el pelo y las pecas eran igual que los de mi padre.
Me recosté en la cama mientras miraba el techo, por algún modo la piel se me había puesto de gallina, a lo mejor era porque el frío que iba a empezar. Cerré los ojos, un sonido de moneda cayendo sonó en la habitación, me senté en la cama, no había nadie, y tampoco había una moneda. A lo mejor podría ser el sueño.
Pasaron un par de minutos cuando todas las velas que me había dado mi abuela se empezaron a apagar una por una.
-. Esto ya no es parte de mi imaginación. - susurro para mí.
Cuando todas la velas estuvieron apagadas, un fuerte ruido de pisadas se acercaban a la cama, como si alguien se acercara a donde yo estaba.
-. Mierda, mierda.- el susto ya me estaba ganando, tome la cobija y me adentré en ella, esperando a que el fantasma o lo que sea no me hiciera daño.
Siento como alguien jala la cobija haciéndome quedar sin nada de protección.
-. Te encontré. - una voz masculino me susurra en el oído, para después soltar un par de risas.
-. Debiste de ver tu cara, parecías perro chihuahua asustado. - lo que sea que esta aquí se estaba burlando de mi, y yo aun no lo podía ver.
-. ¿Quién eres?-. Pregunto con la voz entrecortada.
-. Mi nombre es Xian.
En corrección.