Chapter Two

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Zephyra

Tome en mis manos el pequeño y delgado pañuelo de seda y lo acerque a mi rostro tan rápido como pude dejando que éste absorbiera mis lágrimas, sentir el tacto de una mano sobre la mía tomando el pañuelo y secando mis lágrimas ágilmente fue algo que honestamente no esperaba.

Madame Agatha, mi doncella, limpio mis lagrimas con agilidad en la mitad del tiempo que me habría tardado mientras sujetaba con firmeza mi mentón.

—Los herederos no lloran, majestad. estará usted muy ocupada cuando gobierne Eteri como para realizar semejantes trivialidades. -- me recordó con esa frialdad que me era tan familiar.
“sí señora”

fue todo lo que dije a la vez que hacía una leve reverencia como disculpa.

Madame Agatha no era solo mi doncella, era mi consejera, mi dama de compañía. era la mujer que se encargaba atentamente de que yo diera ningún paso en falso.
era una mujer adulta, elegante, refinada y rígida. dispuesta a dar todo de sí por lealtad a nuestro reino, característica que yo envidiaba profundamente.

No quiero sonar desagradecida ni mucho menos, esa no es mi intención en absoluto. Pero no considero ni remotamente que yo esté lista para tomar el control de mi reino.

La azabache camino con elegancia hasta la puerta de mis aposentos, sus dedos meñiques siempre estaban levemente levantados cuando caminaba debido a que debía levantar un poco su vestido para conseguir desplazarse y eso era algo que me causaba cierta gracia aunque no podía demostrarlo.

enderece mi postura casi inmediatamente cuando la mujer posó su mirada en mí nuevamente

—Quiera o no, se casará, Majestad ¿es consciente de ello, no es así? —me recordó Madame agatha acomodando el cuello de mi vestido nuevamente aunque yo podría decir que ya estaba perfectamente acomodado— solo así asumirá el trono cómo su padre desea.

toda mi vida fui educada y preparada para reinar, sin embargo. Jamás logré comprender porque debía ser yo quien debía Reinar.

Reinar no era lo que me inquietaba completamente—pues dirigir a mi reino y ayudarlos jamás sería una molestia para mi

— si no las condiciones para hacerlo.

Tendría que casarme con alguien que no conocía y ni siquiera sería yo quien reinará, si no mi esposo.

¿No se supone que el matrimonio es lo que une a las parejas enamoradas?

Pero qué puedo saber yo de amor, si lo único en lo que me baso es en libros.

Libros que leo a escondidas de madame Agatha, pues ella afirma que eso no me servirá para Reinar.

La música retumbaba por las paredes del castillo, junto a las risas, el sonido incesante de Las copas chocando En cada brindis se sentía un tanto irreal debido al usual silencio que solía haber en el palacio.

Uno a uno fueron pasando los candidatos para asumir el trono a mi lado.

en su mayoría eran hombres mayores que yo, de la misma edad o incluso mayores que mi padre. Él lucía ajeno a eso, así que sencillamente asumí que no era relevante a la hora de escoger a mi pareja.

mi padre rechazó de nuevo a otro caballero antes de que este pudiese ser anunciado por sir Yax.
era un duende de una edad ya avanzada, carecía de la capacidad de moverse por sí mismo y al parecer le faltaba un ojo, pero aun asi hizo una ligera reverencia.

o eso era lo que podía ver a través de el velo que cubría la mitad de mi rostro.

—¡La princesa busca un esposo! no una mascota. —hablo el Rey, mi padre. Causando un centenar de risas para después indicarle a los guardias que sacarán al señor del palacio.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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CENIZA CAOTICA: LA REBELIÓN DE LOS MARGINADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora