Capítulo 24.

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Maratón 5/?
Narradora Omnisciente POV
Mientras tanto en un lugar oscuro del inframundo un hombre de 27 años de cabello rubio dorado largo que le llegaba por la espalda, ojos verdes, azules y grises con algunos tonos dorados, piel bronceada que fue también un héroe y un príncipe de la antigua Grecia. Contemplaba el vacío sentado en la orilla el río Estigia. Solía sentarse allí solo para pensar, pues era el único lugar al que sus cadenas y maldición le permitían ir sin que volviera a su prisión a los pocos segundos. El estaba en el inframundo pero no porque estuviera muerto si no porque fue encerrado allí por los mismos asesinos que tenían a su esposo cautivo. El también fue hecho inmortal por eso cabrones que los habían separado a él y a su amante para castigarlos por su amor prohibido. Pues por supuesto las relaciones entre un príncipe y un exiliado estaban prohibidas según el concilio. Todas las noches se lamentaba por no poder ir en busca de su amado para salvarlo que pudieran marcharse y ser libres de una vez por todas. Pero por mucho que quisiera estaba destinado a no ocurrir. Pues jamás saldría de aquella prisión por mucho que quisiera.
– ¿Padre? – una voz femenina sacó al rubio de sus pensamientos el hombre se giro para ver a su hija de 14 años a su lado, muchos se preguntaban como fue posible que el principe y su esposo habían podido tener una hija si ambos eran hombres, la verdad es que ni siquiera ellos mismos lo sabían. Simplemente un día se enteraron de que el marido del príncipe estaba embarazado y que serían padres muy pronto. Luego descubrieron gracias a la madre del príncipe que no era nada más ni nada menos que una diosa, supieron que el bebé que tendrían era un regalo de los dioses, más escificamente de la diosa Hestia, el dios Dionisio, la diosa Atenea, el dios Hermes, el dios Hades, el dios Poseidón, la diosa Demeter, la diosa Persefone y la diosa Afrodita pues era sabido cuánto anhelaba la pareja tener un hijo y formar una familia. Y les conmovió tanto su historia de amor a esos dioses que decidieron concederles su deseo bendiciendolos con una preciosa niña bendecida por esos dioses. Los dos amantes estaban tan encantados y agradecidos que ofrecieron sacrificios a los dioses para agradecerles tal regalo. Por entonces el príncipe y su amante tenían solo 20 años y por fin tenían su pequeña familia. Pero sabían que una guerra no era el ambiente adecuado para criar un bebé, menos si trataba de una mujer, pues sabían muy bien, lo que podrían hacerle muchos hombres cuando la pequeña creciera, fue por eso que decidieron enviarla con él centauro Quirón cuando la niña tenía apenas 5 años, sabían que estaría a salvo con él pues aquel centauro fue el maestro de ambos muchimos años atrás. El centauro aceptó encantado pues conocía la situación y los padres de la pequeña le prometieron volver con ella cuando acabase la guerra. Pero aquella promesa jamás llego a cumplirse una noche atacaron el campamento y el concilio de la sombra secuestro al más querido del príncipe y le hicieron creer que estaba muerto. Cegado por la ira el príncipe realizó una masacre hasta que supo la verdad y fue encerrado por esa secta en el inframundo y solo vería a su amado por mensaje Iris y si les decía a esos asesinos como identificar a un semidos, pues por supuesto él también era uno ¿Y quién mejor para enseñar a los mortales a identificar a los semidioses que uno de ellos?
– Padre – lo volvio a llamar su hija, solo pudo volver a encontrarse con ella en el inframundo cuando murio asesinada a los 14 años de edad – ¿Está todo bien? – el de ojos verdes se volteo a verla y vio como su hija lo miraba con preocupación.
– Lo siento cariño estaba un poco distraído – le respondió el príncipe.
– ¿Que te preocupa papá? – preguntó la niña sentándose a su lado.
– Tú padre hija solo desearía hacer cualquier cosa para traerlo de vuelta – le dijo su pequeña.
– Yo también le hecho de menos – dijo la joven con tristeza, se acercó y abrazo a su padre para ofrecerle consuelo el de piel clara aceptó el abrazo y se lo devolvió a su hija con fuerza – Algún día saldremos de aquí y le rescataremos – le aseguro, el príncipe asintio ante las palabras de su hija.
– Hola padre ¿Interrumpo algo? – preguntó un joven de 18 años de cabello pelirrojo y ojos verdes. El príncipe lo miro con desprecio pues se trataba del bastardo de su hijo y asesino de su hija, la cual se había encogido del miedo al ver a su malvado hermano. Aquel niño que tuvo por obligación con esa princesa de aquella la isla, la misma mujer con la que su madre le obligó a casarse y acostarse cuando se suponía que ya estaba casado con el joven compañero que tenía su corazón. El príncipe solo hizo lo que su madre le había dicho a cambió de que le dijera a su esposo donde estaba para que pudieran volver a estar juntos que ingenuo fue entonces pues su madre nunca se lo dijo si no que fue su padre quien se lo reveló y logro que ambos se encontraran. El principe se sentía asqueado de si mismo por culpa de lo paso con la princesa y por culpa de esa unión nació el bastardo de su hijo. El niño fue criado por la diosa y abuela del pequeño y eso lo convirtió en un joven sin corazón alguno y sin el más mínimo atisbo de piedad o bondad, el rubio siempre se culpo por aquel complot que su madre había hecho y nunca se perdono por ello y tampoco a la diosa.
– Ho-hola hermano – saludo la niña de 14 años al pelirrojo con terror en su mirada.
– Tú no eres mi hermana y yo tampoco soy nada tuyo niñata bastarda – le dijo el pelirrojo a la joven mientras ella se escondía tras su padre asustada, el adulto se levantó y se puso delante de su hija y encaró al joven y le dio un puñetazo.
– Nunca vuelvas a hablarle así a tu hermana ¿Queda claro? – le advirtió y el pelirrojo asintió – Ahora dime – hizo una pausa – ¿A que has venido aqui? – preguntó el príncipe viéndolo con odio.
– Madre desea verte dice que como tú querido amante ya no está a lo mejor podrían.....– por supuesto la princesa aún intentaba cortejarlo pues seguía enamorada de él pero el joven no sentía absolutamente nada por ella, lo único que sentía era lastima y pena  por el daño que él y su madre le habían causado.
– Por mucho que ella insista no va ocurrir yo amo a mi marido no a ella eso debió quedarle claro años atrás – dijo el rubio con voz fría.
– ¿Como puedes querer a un plebeyo antes que a ella? – esa pregunta le hizo hervir la sangre al de ojos verdes.
– ¡NUNCA VUELVAS A PRONUNCIAR LA PALABRA PLEBEYO EN EL NOMBRE DE MI ESPOSO EL NO ERA TAL COSA! – le grito al niño – eres una escoria para todos – le espetó.
– Pero padre si recapacitaras sabrías que....– el niño trato de insistir pero su padre le interrumpió.
– No me digas sobre que tengo que recapacitar o no ¿Está claro? No vuelvas a llamar plebeyo a mi amante en mi presencia – le adviertio, de repente sintió un golpecito en su hombro se giro furioso – ¿Y ahora que? – se interrumpió a si mismo al ver a Hermes frente a él.
– Ha pasado mucho tiempo joven mestizo – le dijo el mensajero de los dioses.
– Perdona por gritarte Hermes no era mi intención – se disculpo el rubio.
– No te preocupes se lo difícil que es ser padre los hijos a veces no son fáciles de criar – dijo Hermes aceptando las disculpas del príncipe.
– ¿Como están tus hijos? He oído que 5 de ellos empezaron su último año de escuela en el mundo mortal – preguntó el de ojos verdes pues como anterior campista del ahora conocido Campamento Mestizo/Júpiter aún recordaba las tradiciones de dicho campamento.
– Están bien ya hace 3 semanas llegaron allí y les está yendo muy bien a pesar del problema de la niebla – respondió Hermes con una sonrisa orgullosa y nostalgica pues extrañaba a sus hijos. – Pero no es eso por lo que he venido – dijo el mensajero serio.
– ¿Y que te trae por aquí entonces? – preguntó el semidos.
– Tengo un mensaje para ti – dijo Hermes dándole un sobre de color negro, el rubio lo tomó y lo observo.
– ¿De quién es? – preguntó de ojos verdes al ver que no tenía el nombre de la persona que se lo enviaba.
– No lo sé amigo yo solo se que debía entregatelo y sabes que yo solo soy el mensajero – le dijo Hermes.
– Bien vale gracias Hermes me alegra haberte visto – dijo el príncipe con una sonrisa triste.
– Ten esperanza algún día la profecía se cumplirá y tú y él os reunireis al fin – le dijo el dios, el joven mestizo solo asintió y se despidió del dios y este se marchó.
– ¿Que es padre? – le pregunto su hija al rubio.
– Solo una carta hija – le respondió el príncipe, abrió el sobre y este contenía una carta de él concilio de la sombra hacia décadas que no recibia un carta suya. La leyó rápidamente y está decía:

Semidioses En Un Instituto De Mortales (T3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora