Ace casi nunca se sentía agotado, normalmente estaba siempre rebosante de energía.
Pero esa noche en particular se sentí fuera de este mundo.
Nadando en ficticias nubes de algodón de azucar, que eran suaves y olían dulces, siendo arrullado por suaves movimientos y constantes.
O al menos en eso estaba asta que el auto salto por un bache y lo obligó a salir de su burbuja de en sueños; abrió los ojos para poder enfocar a su novio conduciendo pasificamente.
Desde este ángulo podía ver el rostro cuadrado de Marco de perfil, sus ojos aún estaban rojos e hinchados por las lágrimas que había derramado hace poco, había una mancha que iba de tonos rosas a morados, no recordaba haberlo golpeado tan fuerte la última vez.
El rubio iba con una suave sonrisa que abultaba sus pómulos de manera linda, se había dado cuenta en la fiesta el olor a cerveza y sanitizante que emanaba de su ambo.
Lo que es raro porqué Marco casi nunca bebé.
__ ya llegamos__ habla el rubio.
Nunca se dio cuenta que habían llegado a el departamento donde viviría a partir de ahora, solo había traer el resto de sus cosas.
Marco bajo del auto y le dio la vuelta para poder abrirle la puerta a Ace, ayudarlo a bajar y acompañarlo por las escaleras.
Recordo el momento en el que lloro patéticamente en estos escalones y un escalofríos paso por su columna, fue un sentimiento devastador; no duro mucho, Marco lo noto, y lo envolvió en sus brazos protectoramente, una promesa no dicha que le aseguraba que eso nunca más iba a volver a pasar.
Al llegar a la puerta del departamento, se encontró de cara con la vecina a quien no dudo en saludar, ya había hablado con ella fuera del departamento un par de veces por lo que ya la conocía, pero estaba seguro que nunca lo había visto entrar al edificio.
La saludo con la mano y una sonrisa antes de entrar a casa cuando Marco le abrió la puerta.
Ni siquiera pasaron un segundo con la puerta cerrada cuando se lanzaron a la boca del otro, fue un beso tan terzo que pudo derretir a Ace con un jadeo, las manos de Marco tomando con firmeza su cintura y nuca, lo quemaba satisfactoriamente.
__ vamos a la cama__ jadeo el rubio.
Ace sonrió, dio unos pasos tentativos dentro del departamento llevando a Marco por las manos, se quedó quieto un momento, contemplando el ramo de rosas parcialmente caídas y algo marchitas.
No comento nada antes de reanudar su paso a la habitación que siempre habían compartido pero ahora era oficialmente suya también.
Ambos se desvistieron mutuamente, el comienzo de el otoño hacia que las noches fueran frescas pero no frías, la suave tela de sus boxer eran los únicos que permanecieron en sus cuerpos mientras se arrastraban entre las pocas cobijas de la cama.
Y una vez tapados y acomodados en una burbuja cálida, entre besos y caricias lánguidas comenzaron a tomar rumbo al país de los sueños.
__ te amo__ murmuro el rubio mientras plantaba un beso en el inicio del cabello negro y apretaba sus brazos para atraer a su amante lo más posible a su cuerpo.
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Quiero más!
ContoEsto el yaoi/BL Contiene +18 "leve" Más que nada drama. Hay cosas que los humanos no podemos dejar de sentir, cosas tan normales como aberrantes, que lastiman y duelen; Ace lo siente, le molesta y se siente culpable por hacerlo, quiere cambiar y eso...