VII

126 18 2
                                    

La mañana había invadido la alcoba de la emperatriz, los rayos de sol se introducían sin permiso iluminando la estancia. Dos cuerpos aún mantenían su cercanía, ambos se encontraban desnudos aunque medianamente arropados  entre las sábanas. Descansaban plácidamente, como aquellos que ninguna preocupación les perturbaba el sueño.

La primera en abrir sus párpados fue ella. Se sentía ligeramente adolorida, noto calidez a su lado pues su amado aún se encontraba allí a su lado. Este dormía sin perturbaciones, y ella no pudo evitar mirarlo por un momento y acariciar sus mechones de cabello negro. Luffy tenía una belleza exótica, que resultaba demasiado atrayente para la emperatriz, y aunque aquello no fue lo que robo su corazón, tenia que admitir que era un hombre guapo, más ahora. Recorrió con sus delicados dedos el torso del hombre, admirando cada centímetro de su piel. El rubor lleno su rostro al recordar lo que había sucedido la noche anterior. Su mirada se poso con sorpresa en un bulto que sobresalía sobre la sabana, la cual no dudó en apartar para dejar aquel tesoro al descubierto.

"¿Luffy estaba excitado? Pero si esta dormido" pensó Hancock sintiendo sus mejillas arder, y su intimidad palpitar.

No pudo apartar aquella tentación de su mente. Luffy le había hecho sentir un placer sin igual la noche anterior. Quería de alguna forma recompensarle.

Así que acercó su rostro hacia aquella longitud que se alzaba firmemente. Con cuidado la introdujo en su boca, para luego darle lamidas juguetonas por toda su longitud.

Luffy al sentir aquello frunció el ceño, pero aún seguía dormido. Hancock continuó con  su plan con malicia, quería conseguir que el hombre la llenara de su semilla, quería probarlo. Así que aumentó la frecuencia de sus lamidas, y sus chupones, procurando no hacerle daño con los dientes.

Finalmente el rey pirata despertó desconcertado por la calentura en su cuerpo, al sentirse tan duro y ver a Hancock con su miembro en la boca.

—Han–Hancock... quee?... mierda.

Tomó en sus manos la cabeza de la emperatriz tomando el control de las embestidas de su boca. Vaya forma de despertar... pero cuando sintió que se iba a venir paró. Le agradaba como se sentía su boca pero no, no había comparación.

Atrajo hacia si el cuerpo de la emperatriz, la cual no comprendía del todo lo que hacía su amado, ¿por qué la interrumpió tan de repente? ¿No le había gustado?

No le dio mucho tiempo de pensar en aquello porque Luffy se las había ingeniado para colocarla rápidamente encima de él e introducirse en ella completamente. Aprisiono el cuerpo de ella con sus manos en su trasero. Mientras el se movía de arriba a abajo con rapidez. Hancock por momentos sentía que perdía la conciencia sus ojos se colocaban en blanco y un hilo de saliba baja de sus labios llegando hasta el rostro de Luffy, aquello lejos de producirle asco lo enciende más.

Tenía que admitir que hacer esto le gustaba y mucho. No tenía problemas en hacerlo todos los días todas las veces que fuese necesario. La simple idea le emocionaba. Le costaba creer que había durado tanto tiempo sin experimentar aquello. Pero tampoco se arrepentía de nada.

—ahh, Luffy...

Ellos seguían en lo suyo. Pero dos mujeres en la puerta de la habitación escuchaban anonadadas aquellos ruidos. 

—Nee–sann...—una de sus hermanas se llevo una mano hasta su boca con sorpresa y claramente sus mejillas se sonrojaron

Y dándose cuenta de que no debían estar escuchando aquello, sobretodo la pequeña que iba con ellas, decidieron taparle los oídos y llevársela rápidamente a otro lugar, a pesar de las objeciones de la niña que quería ver a su madre.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Abducidos | LuHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora