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La madrugada se alzó con una niebla espesa que envolvía la villa en un manto de misterio. Las primeras luces del alba apenas lograban penetrar la niebla, dándole al entorno una apariencia onírica. Mina se despertó antes que Bambam, su mente ya activa y llena de pensamientos que no lograba sofocar. El encuentro con Tzuyu había dejado una marca indeleble en su alma, y mientras contemplaba el día que comenzaba, supo que ya no podía retroceder.

Bambam dormía plácidamente a su lado, su respiración tranquila y regular, ajeno al conflicto interno que consumía a su esposa. Mina lo miró con ternura, la culpa arañando su corazón. Sabía que lo amaba, pero también sabía que ese amor ya no era suficiente para acallar los sentimientos que Chaeyoung había despertado en ella. Era un amor diferente, profundo, pero teñido de incertidumbre y peligro.

Deslizándose fuera de la cama con cuidado de no despertarlo, Mina se vistió rápidamente y salió de la habitación. Necesitaba aire, espacio para pensar. Caminó descalza por la fría piedra del pasillo, sus pasos ligeros y silenciosos. La villa estaba en silencio, con solo el lejano murmullo del mar rompiendo la quietud de la mañana.

Al llegar al salón principal, Mina se detuvo ante uno de los grandes ventanales que daba al jardín. La niebla había cubierto todo, y apenas podía distinguir las formas de los árboles y arbustos más cercanos. Sin embargo, había algo inquietante en el ambiente, una tensión que no había sentido antes.

Sintiéndose atraída hacia el exterior, Mina abrió la puerta que daba al jardín y salió al aire frío de la mañana. La niebla era densa y pesada, como si tratara de esconder algo. Caminó por los senderos de grava que bordeaban los parterres de flores, sus sentidos alerta a cualquier sonido o movimiento. La sensación de estar observada la persiguió mientras avanzaba, pero no vio a nadie.

Finalmente, llegó a la fuente en el centro del jardín, donde se detuvo. El agua goteaba lentamente desde la figura de piedra en el centro, el sonido resonando en la niebla. Mina se abrazó a sí misma, sintiendo un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío del aire.

- Mina.

La voz, suave y melódica, la hizo girar bruscamente. Allí, a pocos pasos de distancia, estaba Chaeyoung. La figura etérea de la heredera del infierno parecía casi fundirse con la niebla, como si fuera parte de ella. Su presencia llenó el espacio con una calidez y una oscuridad que hicieron que el corazón de Mina latiera con fuerza.

- Chaeyoung - Susurró, incapaz de apartar la mirada de los ojos oscuros que la observaban con intensidad. Era como si todo el mundo desapareciera cuando estaba cerca de ella, como si el tiempo mismo se detuviera.

Chaeyoung dio un paso hacia ella, la bruma que la rodeaba ondulando a su alrededor como un velo vivo. Sus alas negras, apenas visibles en la penumbra, se desplegaron ligeramente antes de volver a plegarse contra su espalda. - He venido a verte, porque siento que tienes preguntas - Dijo con suavidad.

Mina asintió, tragando con dificultad. Tenía tantas preguntas, tantas dudas, pero al estar cerca de Chaeyoung, todas parecían desvanecerse en un caos de emociones. - Lo que ocurrió la última vez que nos vimos... no puedo sacarlo de mi mente - Admitió. - Pero tampoco sé cómo manejarlo. Todo esto... tú... es tan complicado.

Chaeyoung sonrió levemente, un destello de tristeza en sus ojos. - Lo sé, Mina. No es fácil enfrentarse a algo que desafía todo lo que has conocido. Pero quiero que sepas que no estoy aquí para hacerte daño. No quiero ser una carga para ti.

- ¿Por qué yo? - La pregunta salió antes de que Mina pudiera detenerla. - ¿Por qué me elegiste a mí? ¿Qué tengo yo que ver con tu destino?

Chaeyoung suspiró, acercándose otro paso. Ahora estaba tan cerca que Mina podía sentir la leve calidez que emanaba de ella, un contraste con el frío de la mañana. - Porque eres especial, Mina - Dijo, su voz apenas un susurro. - Eres diferente de cualquier otro ser humano que haya conocido. Hay una luz en ti que incluso yo, que vengo de la oscuridad, puedo ver claramente. Y es esa luz la que me atrae a ti, la que me hace desear algo más, algo que nunca pensé que sería posible para mí.

Hasta que la muerte nos separe || MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora