00. El funeral

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︶꒦꒷♡꒷꒦︶ ˗ˏˋ EL FUNERAL ˎˊ˗⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉

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˗ˏˋ EL FUNERAL ˎˊ˗
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El mundo se sentía irreal. Cada paso que daba de sentía como caminar en gelatina y su cuerpo no alejaba esa extraña sensación que lo hacía sentir como si algo le zumbara dentro.

Se miraba al espejo pero no había realmente mucho que ver, sólo un niño de doce años con el corazón adolorido y el rostro manchado de lágrimas que su padre se había cansado de limpiar. No lo culpaba, también tenía que limpiar las lágrimas de sus hermanas, las suyas propias.

El dolor le atravesaba el corazón. No tenía ni idea de cuando habían llegado a la casa, ni de cuando se bañó, ni como se había vestido. ¿Había comido? No lo recordaba. El traje negro le ajustaba un poco, volvía sus movimientos incómodos.

La noticia del funeral lo hacía todo tan real. Tan doloroso. Había perdido a su mamá, su mejor amiga.

La persona con la que lloraba cuando se caía de la bici, la que le había enseñado el increíble mundo de los dinosaurios, quien besaba su cabeza por la noches. La que lo abrazaba cuando se sentía tan diferente del mundo.

Ya no estaba. No podía hacer nada para tenerla de regreso. Había consolado a sus hermanas y las había abrazado pero sabía que el dolor de ninguno se iba apaciguar. No, una parte de ellos había muerto con su madre. Daría todo por un último abrazo.

La voz de su padre lo saco de la ensoñación.
—Logan… es hora de irnos.

El traje de su padre no era muy diferente a de el, a diferencia de la corbata bien amarrada.

Los ojos, cansados de llorar, volvieron a llenarse de lágrimas.
—No puedo hacer esto, Papá.

Eliot sintió que su corazón se rompía un poco más ante el dolor de las palabras de su pequeño. Se arrodilló frente a el y empezó a desatar el nudo torpe de la corbata de su hijo.

—Yo tampoco, hijo. Yo tampoco. ¿Pero no merece mamá que nos despidamos de ella? —limpio torpemente una lágrima que se le escapaba a su hijo antes de atar de nuevo la corbata, ahora de forma correcta.

El niño nisiquiera pudo hablar, sentía que sus palabras se atoraban en su garganta y sus sentimientos iban más rápido que lo que sus palabras podían expresar. Hizo un pequeño asentimiento con la cabeza mientras el solito se limpiaba otras lágrimas rebeldes.

Su padre se puso de pie y le dió un apretón en el hombro, un pequeño intento de consuelo. Ambos salieron de la habitación y se toparon con su hermanas. Cara  y Noemí Ward. Sus vestidos eran sencillos, negro como los trajes que ellos llevan. Las mejillas de Cara estaban rojas como cada vez que lloraba y sostenía su osito de peluche contra su pecho de forma protectora. El corazón de Logan se deshizo y olvidando su propio dolor corrió a abrazar a su pequeña hermana.

Ella se aferró a el y Noemí se unió a ellos.

Cuando llegó al momento de subir al auto, ninguno de ellos se peleó con el otro por el asiento de al frente, el lugar de su madre, como solian hacerlo cusndo ellos salian pero ella se quedaba en casa. El viaje fue silencioso.

Cuando bajaron del auto y entraron en el pequeño salón que las funerarias ofrecían para estos eventos tan tristes. Había varias familias, alumnos de Eliot, amigos y familia.

Las baldosas eran de un color crema apenas más tenue que el de la paredes, el lugar intentaba dar un ambiente hogareño con muebles de madera y luces cálidas. Fracasaba. No hay decoración que pueda menguar el dolor de la muerte.

Los amigos de Noemí habían ido a abrazarla. Reconocía a Sal y Max pero no recordaba el nombre de los otros, todos habían venido con sus familias vistiendo nada menos que negro. Cómo dolía respirar.

Miro a su pequeña hermana. Pip, su mejor amiga, la abrazaba. Miro a su padre y veía como unos colegas de su padre lo abrazaban a el y le daban su pésame. Nadie había ido a abrazarla a el. Nisiquiera podía culparlos por no notarlo.

Se sentó en los escalones de una escalera que no sabía a dónde llevaba, estaba en el rincón. Se quedó sollozando en silencio.

Nisiquiera vio en qué momento el hermano de Sal se sentó a su lado. Solo puso una mano en su hombro y se quedó en silencio a su lado. De alguna forma, eso le reconfortaba, saber que no era invisible.

Se quedó con él hasta la hora del entierro, ni siquiera compartieron una palabra, nada. Pero había estado ahí. Eso tenía que contar.

Su padre y sus hermanas salieron al lugar de entierro. El clima y el cielo parecían estar de luto también visitando su propio negro tormentoso. No era para menos. Isabel Ward iluminaba los días de todos con una sonrisa y una forma única de ver la vida.

Tan llena de vida.

El sacerdote pronunció palabras que Logan no llegaba a escuchar, nada de lo que decía tenía el mínimo sentido. No era religioso, para nada, su padre no lo era, su madre no lo había sido. Pero Logan se había arrodillado y pedido al cielo que le dieran diez segundos para darle un último abrazo a su madre. Su deseo no se cumplió.

Todos dejaron su rosa sobre su ataúd antes de que estuviera cubierto de tierra. Logan fue el último. También el último que se había quedado.

El frío que anunciaba tormenta se le colaba en los huesos y su piel perdía su tono natural pero no iba dejar a su madre sola. Sus hermanas se habían ido junto sus amigos que las abrazaban, su padre se había ido con sus abuelos. Ni siquiera notaría que no estaba ahí hasta que lo necesitará.

Un mano se puso en su hombro y el niño se sobresalto un poco.

—Lo siento mucho Logan. —Era Pip, vestida con un vestido negro y sus dos colitas que tanto le gustaban.

Logan no podía contestar, agachó la cabeza e hizo lo único que parecía hacer esas últimas semanas. Las lágrimas cayeron y sollozó mientras sentía los bracitos de Pip darle un cálido abrazo. Las lágrimas se empezaron a confundir con las gotas de la lluvia.

—Lo siento mucho de verdad —Pip también lloraba y Logan se aferró a ella. Era la primera vez que sentía las palabras de consuelo sinceras. La abrazo más fuerte mientras ambos lloraban. Pip no se podía ni imaginar el dolor de perder a su madre, no sin llorar. Ver a Logan sufrir de tan manera le destrozaba el corazón.

La lluvia les calaba los huesos. Se separaron poco a poco del abrazo y solo en ese momento el chico se percató de goblo con helio que llevaba Pip en la mano. Tenía la forma de una estrella plateada.

—Pensé que le gustaría a tu mamá, siempre los amo. —la niña sollozó un poco y el chico sintió que su corazón se le calentaba un poquito. Juntos ataron el globo como pudieron a la tumba. Temblaban por la lluvia pero no abandonaron el lugar hasta que el trabajo estuvo hecho.

Amor ˗ˏˋ Asesinato Para Principiantes... Pippaˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora