𝚂𝚊𝚔𝚞𝚜𝚊 𝙺𝚒𝚢𝚘𝚘𝚖𝚒

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Aclaración: sexo en la ducha, creampie
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Ya era tarde, seguías acostada en la cama que compartías con Kiyoomi esperando a que viniera de bañarse para acostarse contigo, aunque había un pequeño problema, era tu turno de bañarte después de él y no querías, ya tenías en cuenta que era un adicto a tener todo limpio y desinfectado y más si se trataba de la limpieza de uno mismo.

–Ya métete a bañar–. Dijo saliendo del baño con la toalla en la cintura y su pelo mojado, te gustaba verlo así recién salido de bañarse.
–No me quiero bañar–. Dices con cansancio.
–Te tienes que bañar, no me quiero acostar contigo cuando no lo has echo cochina–. Dice con cierto desagrado.
–No, no quiero–. Haces puchero, ves como Kiyoomi se acerca a ti y te carga hacia el baño como costal de papas.

Ya dentro del baño Kiyoomi empezó a quitarte tu blusa, el brasier, sentías como sus dedos recorrían tu espalda y abdomen hasta llegar a abajo a quitarte tu short y tus bragas. Se acerca a la regadera y abre las llaves para regular la temperatura del agua.

–Ya métete–. Dice en un tono mandón.
–Ay pero métete conmigo si?–. Dices haciéndole ojos de cachorrito.
–Yo ya me metí–. Dijo ignorándote.
–Ándale Kiyoomi–. Dices suplicante.
–Está bien–. Kiyoomi se quita la toalla y entra a la regadera antes que tú. –Que esperas–. Dice haciéndote señas para que entres con el.

Entraste a la ducha con el. Te frotaste el cuerpo con el agua tratando de relajarte, luego te pusiste shampoo mientras Kiyoomi estaba viendo como lo hacías, cuando te pusiste jabón en el cuerpo sentiste otras manos acariciaban tu cintura. Subieron y bajaron hasta que en cierto rose tocaron tu pecho.

–Quieres que te ayude–. Te pregunto Kiyoomi antes antes de darte un beso en la mejilla.
–Mjm–. Asentiste.
–Entonces creo que podemos divertirnos–.

Sentiste como sus manos comenzaban a pellizcar tus senos y a darles suaves masajes, soltaste un suspiro cuando Kiyoomi comenzó a mordisquear tu cuello. Tus manos se deslizaron detrás de ti y empedaste a acariciar sus abdominales bien marcados hasta el inicio de su longitud, su erección se presionaba con fuerza contra tus nalgas.

Kiyoomi dejó salir un suspiro antes de decidirse si te daba la vuelta, sin embargo, eso no fue necesario ya que tú te giraste para estar frente suyo. Sus ojos brillaban con placer y hambre.
Colocaste tus brazos alrededor de su cuello, sus manos se deslizaron por tu espalda hacia tus nalgas y les dio una nalgada antes de presionar sus labios contra los tuyos en un beso intenso.

Sus grandes manos agarraron tu culo cuando tus piernas subieron sobre sus antebrazos y te elevó por el aire. Los besos fueron yendo desde tus labios, a tu cuello y clavícula hasta regresar nuevamente a tu boca.

El cosquilleo en tu vientre ya había provocado la humedad de tu coño y la pura disposición a que se hundiera en ti en cualquier momento.
–Hazlo–. Te ordeno entre besos. –Hazlo tú misma–.

Tus manos abandonaron su cuello para deslizarse por su pecho hacia su abdomen y finalmente hacia su pene erecto. Kiyoomi movió la cadera para ayudarte a posicionar la punta de su miembro hacia tu entrada.

De una vez estocada, su polla abrió paso entre tus paredes gomosas, ambos dejaron salir un gemido de satisfacción. Ya hacía tiempo que no habían tenido sexo a causa de los partidos y entrenamientos de Kiyoomi y por fin ahora era su momento.

Kiyoomi comenzó a mover sus manos con tu culo de adelante hacia atrás sobre su polla hinchada. Siguieron besándose mientras te penetraba más profundo, aumentando la velocidad.

Los dedos de tus pies se crisparon cuando lograba tocar tu punto dulce y una corriente de placer se centraba dentro de ti, el agua de la regadera de repente se convirtió en vapor por el calor de sus cuerpos.

Sus caderas siguieron moviéndose rítmicamente, sentías su gruesa polla palpitar mientras más rápido se hundía en tu interior.
–Vas a correrte–. Jadeaste
Asintió –Voy a llenarte toda–.
–Quieres dejarme embarazada–. Dijiste mientras el placer te nublaba.
–Probablemente–. Te respondió con un gemido.

Dio algunas estocadas más contra tu pelvis antes de que tu propio orgasmo lo embriagará, tus piernas temblaron y tu cuerpo se estremeció de placer. Kiyoomi dejó salir un gemido antes de llenarte toda. Te dio un beso mientras veía como su semen salía de tu interior.

Con una mano cerró la llave de la regadera, siguió besándote sin parar hasta que te sacó del baño y te llevó a su cama. Te acostó sobre el colchón mientras sacaba toallas húmedas para limpiar el resto del semen que salió.

Cuando terminó de limpiarte se acomodó entre tus piernas para penetrarte otra vez.
–Quieres otra ronda–. Le preguntaste sintiendo como su pene se hundía dentro de ti.
–Con mucho gusto–. Respondió antes de besarse en un apasionado beso.

𝙃𝙖𝙞𝙠𝙮𝙪𝙪 - 𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora