Como cualquier otro día | Derek x Stiles.

Capítulo 8 | ♤

No te estoy diciendo que no —dijo Stiles con determinación. También negó con la cabeza. Se atrevió a mirar a Derek a los ojos. Estaban muy cerca y sentía que se ahogaba en ellos, la respiración compartida entre ellos lo mareaba, o tal vez era el calor del verano—. No te estoy diciendo que no, tú también me gustas.

Los ojos de Derek brillaron de nuevo y Stiles de alguna manera se dio cuenta en ese momento de que esto debía significar algo grande, como si el hombre lobo estuviera perdiendo el control y no pudiera soportar la emoción que esto le producía. Derek lo besó de nuevo, de lleno en la boca. Lentamente dejó que su cuerpo se hundiera sobre Stiles, alineando sus cuerpos uno con el otro, y Stiles tiró de su camisa, tratando de acercarse, y, Dios, Derek se sentía tan cálido, se sentía tan fuerte. Stiles lo abrazó fuerte y cuando Derek comenzó a moverse ligeramente contra él, no pudo evitar gemir, solo un poco, cuando sus lenguas se encontraron.

Unas manos grandes tiraron del dobladillo de su camisa y se metieron debajo de ella, primero por debajo de la camisa de trabajo y luego por debajo de la camisa azul que le habían dado. Las manos se sentían bien sobre su piel desnuda y Stiles jadeó, siguiendo a Derek, cuando de repente se apartó. Pero Derek solo preguntó:

—¿Puedo quitármela? —preguntó mientras sus manos seguían agarrando el dobladillo de Stiles. Su voz era suave y para nada insistente ni exigente. Stiles asintió con fervor y se acercó a ayudarlo, quitándose la camisa, lo que fue bastante complicado porque le quedaba demasiado apretada con dos camisas puestas a la vez. Sin embargo, Derek lo ayudó, subiendo primero la camisa del uniforme y luego, antes de que Stiles pudiera deshacerse de la segunda, Derek presionó su rostro contra su estómago e inhaló profundamente.

—¿Te gusta eso? —preguntó Stiles para pasar por alto la incomodidad de otro tipo que olía su camiseta sudada. Derek asintió y acarició el estómago de Stiles con su nariz, lo que lo hizo temblar.

—Huele a nosotros —murmuró casi inaudiblemente, justo cuando Stiles quería preguntar qué diablos estaba pasando. En cambio, Stiles dejó caer la cabeza hacia atrás y miró el techo del auto, sintiéndose caliente y abrumado. Dejó que Derek arrastrara su nariz por todo su frente y tuvo que cerrar los ojos cuando el hombre lobo empujó la tela de su camisa hasta su piel desnuda. Se estremeció y luego casi se tragó la lengua cuando el otro hombre lamió su pezón. En lugar de detenerse, Derek continuó, lamiendo y chupando, y Stiles gimió e intentó alejarse, porque ya podía sentir que su orgasmo se estaba gestando y necesitaba no correrse demasiado pronto. Entonces, tiró de los hombros de Derek y él obedeció, sentándose sobre Stiles y poniéndose la camisa por la cabeza. Y Stiles... Stiles solo se quedó mirando un poco, porque Derek se veía demasiado bien, obviamente. Estaba marcado y esculpido y Stiles simplemente yacía allí, pensando de alguna manera que ese era el momento en que Derek salió del auto y buscó a alguien más atractivo que Stiles.

Mientras tanto, Derek arrojó su camisa al asiento delantero, antes de volver a subirse sobre Stiles para presionar sus labios nuevamente. Stiles hizo lo mejor que pudo para arrojar todas sus preocupaciones por la borda, pensando que incluso si Derek lo dejaba, al menos debería disfrutarlo mientras durara. Entonces, abrió la boca y cuando Derek empujó su lengua entre sus labios, él se empujó hacia atrás, arqueándose contra el otro hombre y arrancando profundos gemidos de él que comenzaron en algún lugar de su pecho como un gruñido que subía por su garganta.

Fue frenético y caótico, y Derek empujó las piernas de Stiles para separarlas aún más, para acostarse entre ellas, y Stiles, tratando de no tener un calambre, puso una pierna sobre la cadera de Derek, lo que solo los acercó más para que Derek lamiera en su boca. Sus manos se arrastraron por todo su cuerpo, por todas partes, su pecho, sus costados, sus brazos, hombros, cuello, cabello y espalda nuevamente, y Stiles estaba indefenso. Solo podía gemir y lloriquear en la boca de Derek y se habría sentido avergonzado, si Derek no hubiera respondido con sus propios gemidos. Evidentemente le gustaban los ruidos de Stiles, y gruñó cuando comenzó a morder su cuello, arrastrando ligeramente sus dientes sobre la piel sensible del humano. Stiles se estremeció y luego casi sintió cosquillas, así que, rápidamente trató de cerrar su boca.