Cap. 05 - Las consecuencias del veneno

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Raina sentía su cuerpo pesado, pero se encontraba sobre una mullida y conocida cama. También notaba el abrasador calor que la envolvía, lo que le hizo recordar lo que le había sucedido.

Había sido mordida por un vampiro y su cuerpo había entrado en estado de reposo para eliminar el veneno. Pero no había sido un vampiro cualquiera, le había mordido su compañero.

Un gruñido de molestia se escapó de entre sus labios mientras se empezaba a mover, causado tanto por lo débil que aún estaba como por su estupidez de bajar la guardia frente a un vampiro, por mucho que estuviera unida a él.

–¡Estás despierta! – Exclamó una voz femenina con sorpresa y alivio, haciendo que Raina frunciera el ceño antes de abrir finalmente los ojos.

Una mujer que tendría alrededor de los 30 años la observaba con un paño en sus manos, lo que la confundió más si era posible. Aunque si estaba cerca de ella, no era una amenaza.

–Venía a cambiarte el paño frío, nunca había visto a alguien tener una fiebre tan elevada.

Raina consiguió sentarse con la espalda apoyada contra la pared, haciendo que el actual paño en su frente cayera sobre su regazo. Estaba caliente, lo que no le era extraño.

La mujer le tendió el paño frío, con una pequeña sonrisa, el cual le intercambió por el otro. Aunque sabía que no le serviría de nada, Raina se puso el paño frio contra la frente. No debía parecer más extraña de lo que seguramente parecía frente a esa humana que estaba siendo una buena samaritana.

–Voy a traerte un poco de agua, tu novio dijo que tendrías sed al despertar. – Comentó la mujer saliendo de la habitación, volviendo unos segundos después. – Aunque también dijo que no me extrañara si gritabas o te movías mucho antes de despertarte, pero solamente has dormido casi dos días y has tenido mucha fiebre.

–¿Novio? – Preguntó Raina extrañada, mientras aceptaba el vaso de agua.

–Sí, ese rubio muy guapo que parecía sacado de una revista. Parecía un tanto preocupado por tener que dejarte sola estando enferma, pero decía tener un asunto muy importante que tratar antes de volver a buscarte.

Raina no dijo nada, solo asintió mientras sentía el agua bajar por su seca garganta. Si no entendiera el verdadero propósito de dejarle alguien cuidándole, podría parecer que sí se había preocupado por ella. Porque esa mujer no estaba ahí para que cuidara de ella, sino para que fuera su primer alimento tras la transformación.

–Gracias por cuidarme, si no te ha pagado por ello, nada más pueda llegar a mi mochila lo haré yo.

Raina se movió para sentarse en el borde de la cama, pero seguía notando su cuerpo pesado y débil. Eso complicaba las cosas, lo que le enfurecía más a cada segundo que pasaba.

–No te preocupes, además deberías descansar más. – La mujer se acercó y le puso la mano en la frente tras ella apartarse el paño de la frente, abriendo los ojos sorprendida por la aún elevada temperatura de la joven. – Sigues ardiendo, ¿cómo puede ser?

Lentamente, Raina se puso en pie y caminó hacia su mochila, no respondiendo a la pregunta de la mujer. Sacó su cartera y agarró un par de billetes para dárselos a la mujer.

–Creo que esto servirá, por las molestias.

–Gracias, pero debería...

–No se preocupe, se me pasará pronto. – Sonrió Raina para tranquilizar a la preocupada mujer. - Seguramente necesito comer algo y darme un baño.

La mujer asintió tras observarla unos segundos, para finalmente tomar su bolso y marcharse del apartamento. Con un suspiro de leve tranquilidad, Raina se dejó caer de nuevo sobre la cama.

UnBalance (Caius Vulturi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora