|Noviembre 1939|
Aquel muchacho helsinguino se preparaba como todos los atardeceres para ir al pequeño bar rodeado por la nieve. Su vida entera ha sido sobre todo buena, habla mucho con sus clientes (cuando no saben que pedir) y vive solo en su casa. Las unicas personas que ve son los borrachos de ese barcito, al no ser por uno. Pekka era distinto al resto, como la oveja negra en una manada de blancas.
Llegaba con un rifle en su espalda, se sentaba en la misma silla de siempre y siempre tomaba lo mismo, sobre todo, en las mismas cantidades. Mucho de él no se sabía, nadie del pueblo ha hablado con él, unicamente conversaba fríamente en algunos duelos de pulseadas que se hacían allí y decidía con quien conversar.
Destacaba por su pelo largo atado en una colita y su mirada penetrante de ojos celestes, que se abrazaban más al blanco. Prefería mantenerse aislado del resto de hombres tanto como en el bar como en la vida cotidiana. Sus ojeras y ojos achicados con ganas de abrirse solían recorrer el sitio antes de tomar asiento.
Las ancianas del pueblo contaban cada vez que lo veían pasar caminando con su campera blanca que antes, en su niñez era un niño feliz, que vivía con su hermano mayor y apenas era más grande que la cabeza de una oveja:
"Pekka nació en 1800 en una pequeña aldea en Finlandia, cuando la guerra saludaba desde la esquina. Era un niño alegre, que siempre estaba con su hermano mayor, en los vastos campitos y montañas cubiertas de nieve. Pekka, el menor de los dos estrenando sus 2 años, era reconocido en Helsinki por su bondad y su risa que podía llenar de luz incluso los días más oscuros.
Pero todo cambió en el año 1809, cuando las tropas del Imperio Ruso invadieron Finlandia. Las aldeas fueron arrasadas, las familias separadas, y los cielos se llenaron de humo. Pekka presenció la violencia desde cerca, viendo cómo sus conocidos caían arrodillados ante las tropas rusas. La guerra convirtió a los niños felices en sombras, huyendo mientras venía aquella "luz" que las auyentaba, y Pekka, el pequeño de pupilas dilatadas, se convirtió en otro completamente distinto.
Una muchacha, que estaba por allí, vio a Pekka solo, caminando por las calles vacías. Sus ojos, antes tan brillantes, ahora parecían vacíos, perdidos, como si se hubieran desconectado del mundo. El niño de 2 o 3 años caminaba con la mirada fija en sus pasos, como si temiera lo que podría suceder si levantaba la vista.
De repente, un hombre de tres metros de altura, con barba al ras de la piel y una capa que ondeaba como el viento, apareció ante el niño. El hombre se agachó, extendiendo la mano hacía el niño, quien luego de dudar, tocó uno de sus dedos.
La muchacha no entendió lo que sucedió, pero vio cómo Pekka, fue levantado en brazos por ese hombre por sorpresa. Pekka no lloró, no gritó; parecía estar en trance, sus pupilas contraidas, como si su alma hubiera sido arrastrada por una fuerza mucho mayor que él.
El hombre lo llevó lejos, desapareciendo con él en el horizonte. Nadie entendió qué ocurrió, pero desde aquel día, Pekka dejó de ser el mismo. El niño que antes jugaba alegremente por los campos ya no estaba. Ya no se oía su risa, ni su voz."
¿Que paso con él? ¡¿109 años desaparecido, no se sabe nada de él y se aparece con la altura multiplicada?!
El mito comenzó a difundirse rápidamente. Pekka, el niño que una vez fue alegre, se convirtió en un ser extraño y aterrador. A medida que Pekka crecía, la gente de Helsinki veía cómo sus ojeras se cababan profundas como un pozo. Su silueta siempre estaba envuelta en una campera blanca, aquella de peluche negro en la capucha.
ESTÁS LEYENDO
2nd World War Countryhumans
Fiksi SejarahDespués de tanto tiempo, sangre y sufrimiento, su misión había terminado. Su rostro estaba manchado de sangre y su respiración era constante y agitada. Los hijos del asesinado miraban escondidos, aguantando sus ganas de gritar del dolor que les caus...