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— ¿Es ella?

— Es demasiado linda... ¿no?

— No se parece a su madre.

— Es igual a su padre...

— Entonces es una desgracia para ella.

Susurros y chismes relucían por la empresa de la agencia cuando te veían pasar, los empleados siempre se dedicaban a juzgar acerca de los actores y idols que entraban en el lugar, nunca se les pasaba nada y mucho menos si se trataba de la familia Taue, era donde más juzgaban.

— Aeri...

— No importa — giraste tu cabeza mirando a Junko, todo en un intento de reconfortarla en que todo estaba bien — Son cosas que dicen siempre.

La castaña tragó saliva y trato de seguirte el paso mientras se dirigían hacia la oficina que tú madre te había seleccionado. Había pasado un día de aquel altercado del centro comercial y no habían dicho ni una palabra acerca de eso, como si no hubiera existido el hecho de que hayas ido a espiar a Gojo Satoru a su trabajo y te haya dado un autógrafo para tu representante.

Tenías demasiado vergüenza como para volver a sacar ese tema.

Junko aplano con su dedo el botón del elevador y bostezaste esperando a que este se abriera, erguiste mejor tu postura y cuando las puertas finalmente se abrieron, entraste con calma a él y nuevamente tu representante aplano los botones para dirigirse a la oficina. El elevador iba a cerrar pero una mano lo impidió, visualizaste a aquel adulto de cabello rubio y ofreciste una sonrisa de amabilidad cuando observaste como hizo una reverencia hacia a ti.

— Señorita Taue. Señorita Kang.

— Nanami.

El nombrado entró al elevador y colocó el piso hacia donde se dirigía. Sentías como una mirada casi te sobrepasaba por todo tu interior y giraste de reojo para ver a Junko, quien te miraba de una forma bromista y veía constantemente al contrario y a ti. Susurraste en silencio un que y Kang solo entró en pánico evadiendo el tema, frunciste el ceño al darte cuenta que ella comenzó a molestar con el tema y lo cortó de raíz. El hombre terminó por salir ofreciendo una sonrisa y no dudaste en hablar en el momento en que el ya estaba fuera del radar.

— ¿Por qué me molestas tanto con el si a ti es quien le gusta?

— ¡¿QUÉ?! — casi se le salían los ojos por los lentes a tu representante cuando te escucho hablar con tanta tranquilidad — ¿Ves el respeto que me tienes?

— Si cada que lo ves se te ponen rojas las orejas — señalaste aquella estructura mientras la mirabas fijamente — Nanami no es mi tipo, es el tuyo.

Junko iba a volver a hablar pero el elevador se abrió haciendo que salieras de él, escuchaste como reclamaba por detrás de tu espalda pero decidiste ignorarla ya que nunca iba a admitir aquel amor platónico por Nanami Kento, un representante de un actor joven, tenía demasiado en la empresa y era considerado como una de las personas de confiar de tú madre, por lo cual era muy seguido que se estuvieran mirando y eso significada que Junko estuviera también viéndolo constantemente.

La joven castaña te terminó por alcanzar para entrar primero a la oficina y abrió la puerta mientras aún seguía hablando acerca de que Nanami no le gustaba para nada pero cuando observo el interior de la habitación la escuchaste gritar con fuerza y cerró abruptamente la puerta, haciéndote entrar en confusión.

— ¿Qué te pasa?

— ¡NO ENTRES!

Frunciste tu ceño cuando Junko comenzó a tornarse casi azul mientras parecía delirar, no comprendías el porqué su desesperación y el porqué también tenía sus manos elevadas mientras hacía el ademán de negación, pensaste algunos segundos acerca de su petición pero tu mano en el pomo de la puerta ya había tomado la decisión, la representante intentó evitar que entraras en el lugar pero cuando tuviste visión de tu oficina tus pies se pegaron al piso.

stargirl | gojo satoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora