Trece

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Era viernes por la tarde

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Era viernes por la tarde. Estaba en la casa terminando de editar un cuento, gracias a dios no había sido solicitado para trabajar en la librería. No estaba de ánimos para estar con el acosador, aún meditaba si el chico valía la pena como para dejar su trabajo. En realidad, no quería hacerlo, le hubiera gustado que su jefe lo regañara, le advirtiera que no lo volviera a molestar, pero no lo hizo, solo le pidió a él que no armara un problema de algo tan pequeño. ¿Era pequeño que el chico lo acosara? ¿Era pequeño que lo hubiera intentado besar a la fuerza? ¿Era pequeño que usará a sus amigos para presionarlo? ¿Era realmente pequeño? ¿Estaba haciendo un escándalo de algo insignificante?

No era así. A veces se sentía sofocado, asfixiado, sin salida, queria golpearlo y gritarle que lo dejara en paz, que nunca estaría con alguien como él y que ya tenía alguien a su lado que lo hacía inmensamente feliz. Aún debía pensar sobre el tema, pensar si dejaría su trabajo por él, o al final de todo dejaría que Minho lo golpeara para alejarlo.

Se rio por sus pensamientos, claro que no haría lo último. Él sabía defenderse, quería solucionar ese tema solo, era un joven independiente y además no queria involucrar a Minho en algún escándalo que aumentará su reputación de maltratador. Porque si, después del incidente con su compañero de clases los rumores sobre lo violento que el rubio era se esparcieron como el aire, incluso había personas que lo miraban detenidamente para ver si tenía moretones o algún golpe. Idiotas, solo porque Minho lo había defendido lo tachaban de violento.

Minho no era violento, Minho era amable, cariñoso, tenía un corazón y alma de niño, protector y lo hacia sentir seguro, y más importante aún, el conocía a Minho, las personas de la universidad que les gustaba hablar ni apenas conocían su cara. ¿Acaso no eran más violentas sus palabras? ¿Acaso no era más violento como los hombres solían compartir imágenes intimas de las chicas sin su consentimiento? ¿Acaso no era más violento las palabras denigrantes que le decian? ¿Cuál era el concepto de violencia que las personas manejaban?

Suspiro. No le gusta quedarse solo porque comenzaba a pensar demasiado, necesitaba el bullicio de los niños, los mimos del rubio, las risas, los comentarios sarcásticos, las preguntas de Jeongin, los abrazos de Changbin, los dibujos esparcidos de Chan, necesitaba los besos de Minho. Sonrió recordando que solo faltaban unas horas para verlos, para que el departamento se llenara de vida, para que sus personas favoritas llegaran para alegrar su día. Sintió el timbre sonar, frunció el ceño extrañado, no podían ser los chicos porque ellos tenían llaves y aún no era tiempo para que llegaran.

Abrió la puerta encontrándose con su mejor amiga ¡Hola! saludo y entro como perro por su casa.

- Hola. No es que me desagrade tu visita, pero ¿Qué haces aquí? - pregunto extraño. En realidad, su amiga no venia a su hogar porque solía salir con su novio los viernes y fines de semana, además de que ellos se veían toda la semana.

- Se nota que me amas. - dijo fingiendo dolor, Hyunjin la miro buscando respuestas. - Solo vengo a dejar un paquete para ti.

Eso confundió aún más al pelinegro. Soyeon saco de su mochila una caja pequeña color rojo, su color favorito, y se la entrego. - ¿Y qué es esto?

Padres || Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora