capitulo 11

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Un momento después, mamá vuelve a bajar por la entrada con
una caja. Su pelo se parece mucho al mío. Incluso esos hoyuelos en
sus mejillas están a la vista.
—Aquí hay algunas galletas para llevar a casa. — Minho sigue el
consejo de mi padre y le quita la caja.
—Eso es muy dulce de tu parte. ¿Cómo supiste que me gustaba
el dulce?
— ¿Quién no lo tiene?— Vuelve a su coche y le llamo.
—Gracias de nuevo, Minho. — Pero en cuanto digo las palabras,
algo me golpea. — ¡Minho, espera!— Me apresuro a la puerta del lado
del conductor. —No te pagué ni nada, pero sabías mi nombre. — No
sé por qué esto se me está ocurriendo ahora...
—Parece que tienes un admirador. — Me guiña el ojo antes de
cerrar la ventana y despedirse.
— ¿Qué pasa, cariño?— Mamá me toma de las muñecas y me
lleva hacia la casa mientras papá lleva mi maleta dentro.
—Nada. — Le doy una sonrisa brillante mientras me pregunto si
hay alguna manera de que Jeon pudiera enviarlo.
— ¿Qué tal el vuelo?— Mamá pregunta mientras cuelga mi
abrigo dentro. Apenas he cruzado la puerta y tengo a jin encima.
Está cubierta de harina y glaseado y su pelo es un desastre. —
Tienes que dejar de hornear. — le digo, apretándolo fuerte.
—La práctica hace la perfección. — me besa la mejilla y se pone
toda sobre mí en el proceso. —Nunca me devolviste el mensaje.
—Lo sé, se me hizo tarde y mi teléfono estaba apagado en el
avión. — Me mira fijamente durante un largo momento como si
estuviera tratando de averiguar algo.
—Olvidé mostrarte algo. — Me arrastra con el antes de que
pueda intentar salvarme. De repente nos mudamos directamente a mi
viejo dormitorio.
— ¿Quién tiene las mejillas sonrosadas?— me pregunta,
mirándome sospechosamente.

—Um, ¿la temperatura de afuera?— Es una sugerencia poco
convincente pero plausible.
— ¿Dónde está tu teléfono?
Sostengo mi bolso cerca de mi pecho, y se abalanzó sobre mí y
grito. Caigo de nuevo en la cama y se produce una pelea por mi bolso.
Segundos después, mamá irrumpe en el dormitorio y jin se pone
de pie con una sonrisa gigante en su cara, sosteniendo mi bolso sobre
su cabeza como un campeón. Hace cinco años hubiéramos tenido
tantos problemas por esto, pero mamá solo se ríe.
Jin mete la mano en mi bolso y saca mi teléfono. —Parece
que tienes un mensaje de texto de alguien llamado Jeon  Veamos qué
dice.
—Oh mierda. — susurro, y de repente mi mamá no cree que sea
tan gracioso...

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