Despertar juntos

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La luz que se filtraba a través de la cortina caía suavemente sobre su espalda, a pesar de ello la mayor fuente de calidez que gobernaba su cuerpo y la que poseía su total atención era la piel albina de su acompañante que parecía aun perdido en el mundo de los sueños, o eso le hacía creer el suave movimiento de su pecho y la forma en que sus labios no se deformaban en una sonrisa burlona. Aioria jamás imaginó despertar con un amante, pues la carga de ser señalado como el hermano del traidor y las inseguridades que aquello trajo sobre su persona le habían hecho creer que nadie podría desearlo y menos amarlo.

Incluso después de que el honor de su hermano y el propio fueron limpiados su corazón no había albergado pasión alguna, sus manos no anhelaban otra piel ni su cuerpo esperaba por ser acariciado, pero entre todos los que hubieran podido cambiar aquello, fue Deathmask quien terminó en sus sábanas.

En el pasado sus puños habían chocado, la fuerza de uno se antepuso a la del otro, cruzaron palabras acaloradas pero en ninguna de aquellas ocasiones habían permanecido juntos hasta al amanecer. Sus peleas eran brutales pero cortas, un par de intercambios que saciaban sus frustraciones ocultas y las ya conocidas ansias de sangre del mayor. Pero aquella situación era diferente en todo sentido, incluso parecía que dos seres externos tomaron posesión de sus cuerpos y los apartaron de la ruta violenta para dejarlos descansar en un campo de rosas. Cáncer llegó hasta Leo en busca de dar por finalizada una rencilla que inició días antes de su muerte y tras intercambiar algunos golpes como ya era su costumbre, se habían mirado a los ojos dejando visible para ambos la soledad que los asfixiaba. Y poco a poco los puños fueron intercambiados por palmas abiertas que no ejercieron violencia contra el otro.

Los ojos rojos se hicieron visibles, y de nuevo la sonrisa burlona se apoderó de los labios que hace poco estaban relajados, pero la voz que se dirigió a él poseía una suavidad que nunca antes había escuchado — ¿Siempre te despiertas tan temprano?

— Ya casi es medio día, aunque no se lo que "temprano" significa para ti.

Una corta risa fue la respuesta, pronto vio a los ojos cerrarse de nuevo y al dueño de estos acurrucarse más en su pecho. Aioria sintiendo seguridad al notar que el otro no dejo de lado su pequeña tregua al despertar, se tomó el atrevimiento de pasar su mano entre los cabellos plateados, acariciando esas hebras que tanta curiosidad le habían causado en el pasado .

— Ya veremos que hacer el resto del día, por el momento me gustaría permanecer así, nunca había tenido una mañana tan reconfortante como esta.

Leo dejó que el otro se acomoda contra su pecho como mejor le parecía, no respondió a su última intervención, simplemente sonrió orgulloso por las palabras dichas y disfruto de esa paz que el haber despertado juntos le había traído. 

Flufftober-RiaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora